Tengo casi 40 años y más de 20 en el liderazgo. Hace un tiempo se incrementaron las invitaciones a compartir sobre liderazgo y a entrenar a líderes de muchas iglesias, algo que hice y hago con placer porque se trata de compartir atajos, aprendizajes y descubrimientos hechos a lo largo del tiempo, no sin dolor y períodos de dudas y frustración.

Sin querer se fueron configurando diferentes temas, como si fueran materias, del seminario de mi propia experiencia personal, humilde pero personal. Una carpeta en mi gigantesca carpeta “Materiales” empezó a llenarse de subcarpetas con números 1, 2, 3, y así, donde volcaba cientos de notas tomadas a lo largo de décadas, de cientos de libros leídos, y decenas de talleres, conferencias y entrenamientos tomados.

Ordené todo yendo de lo simple a lo complejo. De lo más general a lo más específico. Empecé con las dos definiciones que me quedaron grabadas desde mis tempranos veintes: Persona que motiva a Personas a cumplir un Propósito (las 3 P, se las escuché a Mario Bloise en la primera Convención de Liderazgo Juvenil de la vieja Especialidades Juveniles, hoy e625); y la síntesis maravillosa de Maxwell de no sé cuál de todos los libros que leí, en la que sintetiza liderazgo en una sola palabra: influencia

En este pequeño artículo te comparto algo chiquito de esa primera carpeta, que titulé “La esencia del liderazgo”. Hay mucha gente más capaz y preparada que yo, pero en mi descubrimiento pude sintetizarlo en cuatro palabras que quiero compartirte a continuación, y proponerte que sean cuatro «nortes» (¿es posible eso?).

Serían cuatro ítems por los que preguntarte regularmente para ayudarte a evaluar el estado y la calidad de tu liderazgo. Preparate, va a ser tan simple que no lo vas a creer. Pero tenés que empezar por acá, y seguir por acá. Estas cuatro palabras son el lugar de retorno regular, tu casa, a donde volvés siempre, una y otra vez, no importa cuán lejos te toque ir. 

Liderar es SERVIR 

El mejor líder de la historia explicó que el liderazgo no consiste en ser servido, sino más bien en la oportunidad de servir a otros. Muchos líderes deberíamos inspirarnos mejor en el maestro, deseando menos los “mantos” y tomando más las “toallas”. 

Los líderes sirven, y comen al final. La grandeza para el mundo está adornada de posición, poder y privilegio. En cambio, la grandeza en el Reino de Dios es un viaje a la humildad. Por gracia de Dios, hoy me toca pastorear a muchas personas, liderar una organización increíble como LAGRAM.

No es el privilegio de ser servido, es el privilegio de servir.

Filipenses 1.29 dice “Pues a ustedes se les dio no solo el privilegio de confiar en Cristo sino también el privilegio de sufrir por él”. Cuando creemos que crecer en el ministerio es subir a la cúspide de una pirámide donde estamos muy poquitos, tenemos que entender que esto puede ocurrir, pero esa pirámide está invertida. El que lidera es el siervo de todos. 

¿Alguien más “siervo” que Jesús, siendo Dios, el más grande, el más importante, dándose por nosotros? Cuando procuramos algo diferente del liderazgo que aprovechar la oportunidad de servir, estamos sirviendo a otro señor, no a Jesús. 

Liderar es ESTAR

Uno de los nombres que recibió Jesús fue “Emanuel”, que significa “Dios con nosotros”. Dios quiso “estar con nosotros” por medio de Jesús. Y cuando empezó su ministerio, dice Marcos 3.14 que “…eligió a 12 para que estén con Él…”.

Tengo que decírtelo: No se puede liderar sin estar. Si querés impresionar a las personas, alejate de ellas. Si querés influenciarlas, tenés que estar cerca. El costo, por supuesto, no será el mismo. Tampoco los resultados. 

Pero es importante entender que no funcionará para nosotros en calidad de líderes lo que no funcionó para nosotros en calidad de liderados.

«consideramos ‘nuestros líderes’ a esos que siempre están dispuestos a separar tiempo y brindarnos su atención. Ofrezcamos lo mismo a quienes lideramos».

Liderar es CUIDAR 

Las personas que lideramos, sean empleados, familias, voluntarios o amigos, requieren algo de nosotros, sin lo cual no escucharán lo que tenemos para decirles: necesitan saber que nos importan.

No queremos seguir a quien nos considera un número, una silla o un aplaudidor. Un día, Jesús dijo de sí mismo “Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida en sacrificio por las ovejas. El que trabaja a sueldo sale corriendo cuando ve que se acerca un lobo; abandona las ovejas, porque no son suyas y él no es su pastor. Entonces el lobo ataca el rebaño y lo dispersa. El cuidador contratado sale corriendo porque trabaja solamente por el dinero y, en realidad, no le importan las ovejas”.

«Hoy pensamos en ‘pastor’ como una posición, pero esencialmente se trata de un corazón entregado por amor a las personas. Lideremos cuidando».

Liderar es DIRIGIR

Liderazgo no es entretenimiento, es movimiento. ¿Sabés qué estás haciendo con quienes te siguen? Nunca confundas programas con propósitos, el primero es un instrumento para el segundo, no un fin en sí mismo. La pregunta más incómoda que nos tenemos que hacer no es tanto si nos estamos reuniendo, como si nos estamos moviendo con aquellos que lideramos.

Este tiempo de pandemia fue muy interesante para evaluar el mover de nuestras iglesias, dado que la gente no estuvo toda en el mismo lugar, así como tampoco estuvieron todos en nuestras reuniones por Zoom o Youtube.

En este tiempo podemos confundirnos fácilmente y, de manera inconsciente, querer ser una atracción para las personas en tecnología, en un mensaje atrayente, en “onda”.

Estas cosas no están mal, pero más difícil que tener un grupo de personas escuchándonos es tener un grupo que nos permita dirigirlos hacia Dios, hacia el siguiente paso en su crecimiento espiritual, hacia el modelo de Cristo, la vida abundante, la voluntad buena, agradable y perfecta que Dios tiene para nosotros.

Una vieja historia de la antigua Grecia cuenta de dos oradores muy buenos. Cuando la gente escuchaba al primero, decía “qué bien que habla”. Cuando escuchaban al segundo decían “marchemos hacia delante”. ¿Cuál tipo de líder te gustaría ser a vos? 

Creo que ya te diste cuenta. Es simple. Pero es profundo a la vez. Es poderoso. Es lo que enseñó Jesús. Y a veces hablando raro y tratando de ser contemporáneos podemos olvidar lo más esencial de nuestro llamado a liderar. Influenciar, a través de servir, estar, cuidar y dirigir. Te animo a crecer en estas 4 palabras, y, si te toca liderar o pastorear líderes, llevalos a crecer en ellas también. 

38 años. Casado con Alejandra y soy papá de Grazia y Victoria; Más de 20 años en el ministerio juvenil. Actualmente pastor de jóvenes y adolecentes en Saddleback Buenos Aires a tiempo completo. Director de LAGRAM (Liderazgo y Adolescencia Grupo de Amigos), organización que se enfoca en servir a adolescentes y líderes de adolescentes.