En la materia de posgrado «Dinámica de Grupo» cursado en la FTIBA, dictada por el Dr. Pablo Polischuk, enfocada sobre la formación del carácter del discípulo de Cristo, los estudiantes fueron asignados a una prueba parcial en la cual debieron ofrecer sus perspectivas acerca de los rasgos, los estilos y las funciones del liderazgo de grupos pequeños. En respuesta a la asignatura, Carlos Salinas, el director de Leader Impact de CRU en BA y estudiante de posgrado cursando la materia, ha presentado esta perspectiva, respondiendo a las siguientes preguntas: 

¿Qué rasgos son deseables en la persona líder de un grupo?

Es necesario que la persona líder sea una persona de integridad, honesta, transparente, que demuestre una postura respetuosa, accesible y flexible; que comparta su ser, dando pautas de ser hospitalaria, accesible y disponible a las personas, demostrando paciencia y tolerancia en sus tratativas; que en sus relaciones interpersonales-intersubjetivas trate con empatía y sensibilidad a las personas; que capte el sentir del grupo, se mancomune y apropie al grupo al mismo tiempo que comparta su ser con ellos.

Es esencial que el líder sea lleno del Espíritu de Dios y profundo en el conocimiento y la ministración de la Palabra; que esté dispuesto a modelar, y que sea asertivo en sus decisiones y en las direcciones que provee al grupo, tomando en cuenta sus contribuciones. 

Otros rasgos deseables incluyen la capacidad creativa para captar y asesorar los desafíos, los problemas y las barreras que las personas afrontan

Carlos Salinas, director de Leader Impact de CRU en BA

Debe ser capaz de encuadrar tales contingencias en oportunidades de crecimiento y de transformación de carácter; que no solo demuestre carisma e influencia interpersonal, sino que también adopte una perspectiva metacognitiva constante hacia su propio ser, a punto de captar, asesorar, transformar y consolidar su imagen, estima y eficacia propia, y desarrolle un sentido de seguridad personal, plenamente consciente de sus fortalezas y sus debilidades, de sus dotes e incapacidades.

Además, su liderazgo debe estar basado en valores ético-morales derivados de la Palabra, los valores de Cristo, y que sea plenamente consciente de la diversidad cultural tan evidentemente manifestada en la composición de las comunidades de las ciudades cosmopolitas en las que vivimos.

¿Cuáles son los estilos adecuados del liderazgo para conducir los encuentros grupales?

En cuanto a estilos, el campo de la sociología y la psicología social han categorizado a la conducción del liderazgo en cuatro rúbricas: 

  • 1. Maquiavelo: La persona lidera imponiendo su autoridad, manipulando e infundiendo temor en las personas, gobernándolas como sus súbditos; utiliza las emociones de las personas de manera intencional, las «usa» como objetos para cumplir sus propósitos y planes, considerándolas débiles y en necesidad de ser dirigidas. 
  • 2. Directivo: la persona líder «vende» una visión, y en función de ella convence a las personas acerca de lo que tienen que hacer; da e imparte órdenes de manera vehemente, animando a las personas a lograr sus propósitos. 
  • 3. Democrático: la persona líder se siente segura, ofrece y provee espacio y tiempo a las demás personas, las empodera y las hace sentir, cómodas, aceptadas y valoradas; manifiesta una actitud respetuosa hacia las ideas, cuestiones, y concernir de las personas; hace preguntas, escucha opiniones, busca sugerencias y encomia a las personas, considerándose un líder entre sus semejantes iguales.
  • 4. Energizante, Actualizador: El liderazgo conocido como «líder siervo» ejercido por la persona que provee un clima y fomenta una dinámica en la cual las personas son empoderadas a actualizar sus dotes y dones, a ser y hacer lo que desean, sin asumir control las unas hacia las otras ni desmerecer a sus semejantes; este estilo trabaja muy bien con emprendedores y personas autodidactas, las cuales poseen cierta madurez espiritual y formación en su carácter; el liderazgo motiva y empodera a las personas, animándolas a actualizar y optimizar su mejor potencial, su llamado al servicio de Dios. 
¿Cuáles son las funciones esenciales en el ejercicio del liderazgo?

En el liderazgo designado por una organización, o asignado por una comunidad o grupo, la persona debe manifestar ciertas funciones esenciales: atiende, observa, capta, asesora, analiza y provee pautas al grupo en cuanto a conductas, interacciones, expresiones interpersonales; sintetiza expresiones, ideas, y procesos que fluctúan en las tratativas, e induce a la toma de decisiones. 

En una perspectiva situacional, el liderazgo distribuye las funciones grupales en dos categorías: el logro de los objetivos y la manutención de la vida grupal. De esta manera, por un lado, encomia a los componentes hacia el cumplimiento de sus tareas, busca que alcancen sus metas y logren sus objetivos; por el otro, anima a las personas, las motiva a participar usando incentivos, tanto positivos como negativos; anima a la resolución de los conflictos; expresa funciones relacionales tales como la habilidad de escuchar con empatía y proveer retroalimentación, responder, reflexionar, esclarecer cuestiones complejas, proveer sugerencias, interpretar y confrontar con asertividad y amor. 

Un liderazgo eficaz facilita los procesos interpersonales intersubjetivos, el intercambio de diálogos, haciéndolo como un mediador, interlocutor, presentando opciones, estableciendo quid pro quos. Es capaz de compartir el liderazgo en referencia a estas funciones. 

Estas son reflexiones breves, representando cápsulas abstractas, las cuales pudiesen ser ampliadas más detalladamente si el espacio lo permitiera.

Carlos Salinas

Es Staff de Cru en Argentina, junto a su esposa, Andrea, son líderes nacionales del movimiento de profesionales de Leader Impact en Cru. Tienen tres hijos.

Actualmente se encuentran estudiando una Maestría en Divinidad en la Facultad de Teología Integral de Buenos Aires.

La Facultad Teológica Integral de Buenos Aires es una institución inter-denominacional que nace de la Red de Sembradores y tiene el propósito de formar ministros y líderes laicos con la mayor exigencia académica, teológica y bíblica. Actualmente, es la única institución académica en Argentina que provee una Maestría en Divinidad.