Es fácil caer en la trampa de tomar decisiones apresuradas o implementar programas sin antes discernir si realmente están alineados con el plan de Dios.
Dios nos ha otorgado el poder y la libertad de decidir. Sabemos que Dios tiene la última palabra, pero en la vida diaria y en todo lo que hacemos tenemos un poder que nos fue otorgado que es el poder de tomar decisiones.
Anhelamos seguir el camino correcto y, por sobre todo, evitar errores o malas decisiones en el camino, por eso nos hacemos preguntas y se las hacemos a Dios.
Una nueva encuesta realizada por el Centro de Investigación Cultural de la Universidad Cristiana de Arizona encontró que una mayoría de personas se guía por sus valores morales tradicionales antes que por...