¿Qué estamos celebrando y qué estamos permitiendo?

“Todo lo que celebras se multiplica y todo lo que permites también”, escuché hace poco. Esta frase tan corta, pero profunda le da respuesta a muchas de nuestras luchas cotidianas. 

¿Cuál es la diferencia entre celebrar y permitir? Celebrar es la actitud donde conscientemente se festeja algo o a alguien, mientras que permitir se vincula con dejar que las cosas, personas o palabras tomen lugar sin nuestra intervención consciente.

Aunque no parezca, ambas actitudes son en realidad activas porque crean realidades multiplicadoras. Por ejemplo, si permito que lo que veo en redes sociales afecte mi percepción de la realidad de las personas y que eso cambie mi humor, entonces inconscientemente le doy autoridad a las redes para compararme con otros y determinar mi estado de ánimo

Sucede algo similar cuando celebro un logro en lo laboral, por ejemplo, ya que probablemente continúe viendo progreso en esa área, porque es algo que estoy festejando y construyendo para que suceda. La pregunta entonces sería no solo qué estoy celebrando, sino qué estoy permitiendo que influencie mi vida en lo emocional, físico y mental.

La acción de “permitir” lleva a que, tal vez sin darnos cuenta, favorezcamos contextos y realidades que afectan nuestra cotidianeidad. Quizás te encuentres a menudo pensando en alguien que no deja de afectar negativamente tu vida a través de la manera en que se dirige a ti, de las que cosas que te demanda: ¿por qué estás permitiendo que eso suceda? 

Puede que sientas que las personas te usan porque cuando se comunican contigo solo es para pedirte algo. ¿Por qué no expresar cómo eso nos hace sentir en lo íntimo y tomar la iniciativa de proponer nuevas formas de acercarse a ti para que no sientas que vale más tu hacer que tu ser? 

Probablemente te suceda que las injusticias que ves a tu alrededor te frustren y te hagan sentir impotente. ¿Hay algo que puedas hacer para intervenir sanamente y no convertirte en cómplice pasivo de lo que sucede?

Es muy duro comprender que muchas de las cosas que condicionan nuestra manera de percibir el mundo negativamente están directamente relacionadas con nuestra postura favorecedora y, en cierto punto, cómplice de pensamientos y contextos no saludables. ¿Será que tomar consciencia y cambiar lo permitido que influya nuestra vida afectará también el efecto multiplicador de lo que veremos en nuestra vida?

Entonces la pregunta que tenemos que hacernos es ¿qué estamos celebrando y qué estamos permitiendo? Es fácil culpar a otros y a las circunstancias inesperadas de la vida por la temporada que estamos atravesando, cuando en realidad mucho de lo que nos sucede es producto de aquello a lo que le damos la libertad de echar raíces

Te animo a despertar a la protagonista que hay en ti en todas las áreas de tu día a día. En vez de esperar que las personas se acerquen a ti y quejarte porque no tienes amigos, toma la iniciativa de invitar y generar espacios que promuevan la conexión unos con los otros. 

En vez de culpar al cielo por todos los momentos duros que te tocan atravesar sin haberlos elegido, levanta tu cabeza para poder ver realidades de otras personas que tampoco están pasando por su mejor momento, y sé oído para ellas. En vez de enojarte contigo misma por sentirte arrebatada por las demandas de otras personas, levanta la voz, ora, expresa cuál es tu forma de ver la misma realidad y pon un límite según el máximo que puedes dar en ese momento. 

Proverbios 15:23 dice: “A todo el mundo le gusta una respuesta apropiada; ¡es hermoso decir lo correcto en el momento oportuno!. Anímate a abrir tu boca para celebrar lo que quieras ver multiplicado y para permitir solamente aquello que quieres ver reflejado en tu vida.

Puede que este cambio de actitud genere incomprensión de algunas personas, pero verás el beneficio en tu salud mental, emocional y física. Para ver multiplicado bien, celebra y permite el bien en tu vida. Ahora personaliza esta frase con lo que estés necesitando en esta temporada:

“Para ver multiplicado ______ , celebra y permite ______ en tu vida”.

28 años.Casada con Nicolás Vilaseca con quién son padres de Ian. Traductora Pública de Inglés, trabajó como docente y hoy se desempeña como Project Manager en una empresa de interpretación remota. Autora del libro Dormancia y, por sobre todo eso, ama a Jesús con todo lo que es.