Conocemos el vivir de la corredora estadounidense que disfruta y experiencia a Jesús en medio de las competencias, y como el “descansar siempre en Él” es su mejor decisión.
Sydney McLaughlin nació en Nuevo Brunswick, Nueva Jersey, EE.UU, hace 22 años. Es representante olímpica de los Estados Unidos, donde obtuvo dos medallas de oro en el Campeonato Mundial 2019 y su especialidad son las pruebas de carrera de vallas y relevos.
Su pasión por el atletismo comenzó desde muy pequeña con el apoyo de su familia y de la seguridad que mantiene en Cristo. Quien ya cuando aún tenía 16 años se convirtió en el miembro más joven de la selección de Estados Unidos para participar en los Juegos Olímpicos de 2016 en Río de Janeiro, aunque no ganaría ninguna medalla, este sería el comienzo de su participación olímpica.
«El atletismo es un deporte muy mental, hay mucha presión y la expectativa está puesta en ti. Cumplir con lo que sé y saber que todo lo que me fue dado proviene de Dios, sin duda jugó un papel muy importante para mí». comentaba Sydney en una entrevista que su fe cristiana la impulsa a competir con los mejores atletas del mundo.
Con todavía 16 años, McLaughlin consiguió la clasificación en los 400 metros con vallas en una situación en que tuvo que superar otros obstáculos, en los últimos meses había estado enferma de un virus de la familia del herpes, además, su madre había sufrido un ataque al corazón. Aunque tuvo un ataque de nervios antes de la competencia y estuvo a punto de abandonar todo, Sydney lo superó gracias a su fe y estableció un récord mundial juvenil en 54.14 segundos. Poco después recibió un premio de la Gatorade National High School por ser la atleta femenina del año.
Como cristiana, explicó que su fe en Cristo la ayudó durante todo el proceso, y encontró el valor para competir con la ayuda de su familia y entrenadores: “Las olimpiadas han estado siempre en mi mente, pero no a la edad de 16 años. Este logro sin duda mostró que este es el plan de Dios para mí”, dijo la atleta.
Además de su estreno en Río, la atleta tuvo la oportunidad de competir y ganar dos medallas en el Campeonato Mundial de Atletismo de 2019, medalla de oro en el relevo 4 × 400 m y plata en 400m vallas.
En julio del 2021 previo a los Juegos de Tokio, McLaughlin batió el récord mundial de 400 vallas en durante las pruebas olímpicas de atletismo de Estados Unidos con un tiempo registrado de 51,90 segundos, convirtiéndose en la primera mujer que corría la prueba en menos de 52 segundos. Aunque pronto este récord sería derribado, por ella misma.
Su segunda participación en un Juego Olímpico se dió en Tokio 2020, el cual debido a la pandemia de COVID-19 fue pospuesto al año siguiente, obtuvo dos medallas de oro en las pruebas de 4 × 400 m y 400 m vallas. Donde batía aún más la marca que la propia atleta había conseguido hacía sólo algunos meses dejándola en 51.46. “Honestamente, en esta temporada, simplemente estoy trabajando con mi nuevo entrenador y mi nuevo sistema de apoyo, es realmente solo fe y confianza en el proceso».
“No podría pedir nada más y de verdad, todo es un regalo de Dios ”
“Mi fe se puso a prueba toda la semana”, agregó. “Desde malas prácticas, hasta 3 retrasos en las salidas en falso, hasta un retraso en la competición. Seguí escuchando a Dios decir: ‘Solo concéntrate en mí’. Fue el mejor plan de carrera que pude haber elaborado. Ya no corro por el reconocimiento de mí mismo, sino para reflejar Su perfecta voluntad que ya está escrita en piedra. No me merezco nada. Pero, por la gracia, por la fe, Jesús me lo ha dado todo. Los registros van y vienen. La gloria de Dios es eterna. Gracias Padre”.
En una entrevista para la BBC ella explicó, “Mientras siga con el trabajo duro, Él va a llevarme, y realmente no puedo hacer nada más que darle la gloria a Él en este punto”. McLaughlin venció a la ex campeona olímpica y mundial de Estados Unidos, Dalilah Muhammad, quien estableció por primera vez el récord mundial en 400 metros con vallas en 2019. Son las únicas dos mujeres en correr la carrera en menos de 52 segundos.
“Más allá de ser una gran atleta, quiero ser conocida como una buena persona de fuerte fe e integridad”.
El pasado 25 de junio en el Hayward Field de Eugene (Oregón, Estados Unidos) paró el cronómetro en 51.41. Un nuevo récord mundial rebajando su propia marca. McLaughlin dio “toda la gloria a Dios” después de establecer un nuevo récord mundial en los 400 metros vallas, diciendo que su fe en Jesús fue el factor decisivo para lograr esta marca. “No podría pedir nada más y verdaderamente todo es un regalo de Dios. Tener la fe de un niño y confiar en que todo saldrá bien con Su ayuda es lo que me llevó a salir adelante”, afirmó.
Sydney egresó en 2017 de la escuela secundaria Unión Catholic en Nueva Jersey, pero sigue recibiendo todo el apoyo de la institución. Cada vez que la joven atleta participa en algún evento deportivo, la comunidad educativa convoca a todos sus alumnos en el gimnasio del colegio para disfrutar de las competencias, lo mismo ocurrió en los Juegos Olímpicos. La directora del colegio ha aprovechado el ejemplo de Sydney para motivar a los alumnos a hacer crecer sus dones y talentos, convertirse en lo que Cristo quiere que sean.
McLaughlin dice que es más importante tener una actitud similar a la de Cristo que el título de mejor atleta. “Me veo a mí misma influyendo en la vida de los demás viviendo con el ejemplo a través de mis acciones y mi amabilidad”, dijo. “Creo que el gran cambio este año ha sido confiar en Dios y descansar en que Él tiene el control de todo. A mí me toca trabajar duro, pero sabiendo que Él me ayudará. Y realmente no puedo hacer nada más que darle la gloria en este momento” dijo tras una de sus victorias.