El estanque de Siloé será expuesto a excavación y, luego de eso, quedará abierto para que los cientos de turistas que viajan a Jerusalén cada año puedan visitarlo.
Según mencionó la Autoridad de Antigüedades de Israel (AAI), se trata de uno de los yacimientos arqueológicos más famosos de la reconocida ciudad sagrada.
Al plan de excavación se unirán la Fundación Ciudad de David y la Autoridad de Parques Nacionales de Israel, en el sector sur de las murallas de lo que se conoce como la Ciudad Vieja de Jerusalén.
En los tiempos bíblicos, el estanque contenía las aguas del manantial de Gihón. Los historiadores deducen que las aguas de Siloé eran utilizadas para baños rituales por los peregrinos que llegaban desde la Ciudad de David para subir al templo.
El estanque fue construído en los tiempos del rey Ezequías, aproximadamente hace 2.700 años, cuando dio la orden de hacer un túnel bajo la ciudad para desviar las fuentes del manantial y mantenerlas alejadas del rey asirio Senaquerib, ya que había jurado sitiar a Jerusalén.
Hace más de 150 años que se convirtió en un punto de gran interés para historiadores y arqueólogos, ya que fue el lugar en donde Jesús curó a una persona ciega de nacimiento, como se narra en Juan 9:1-7 .
“Luego escupió en el suelo, hizo lodo con la saliva y lo untó en los ojos del ciego. Le dijo: ‘Ve a lavarte en el estanque de Siloé’ (Siloé significa ‘enviado’). Entonces el hombre fue, se lavó, ¡y regresó viendo!” vv. 6-7.
Todo comenzó en 1880, cuando encontraron una placa escrita en hebreo, con las obras del rey Ezequías. En junio de 2004, mientras reparaban una gran tubería de agua al sur del monte del templo de Jerusalén, los arqueólogos israelíes Ronny Reich y Eli Shukron descubrieron dos escalones de piedra antiguos. Continuaron excavando, y las evidencias demostraron que pertenecían a una gran pileta que se extendía a casi 70 metros de largo, y las esquinas eran de un poco más de 90º, lo que otorgaba una forma trapezoidal, estructura habitual del periodo del segundo templo, tiempo en el que vivió Jesús.
El descubrimiento de este sitio sagrado en los tiempos de Jesús representa un momento decisivo y de comprobación en el campo de la arqueología bíblica.
El alcalde de Jerusalén, Moshe Lion, expresó que “La Piscina de Siloè, en el Parque Nacional de la Ciudad de David, en Jerusalén, es un lugar de importancia histórica, nacional e internacional. (…) Pronto será accesible a los millones de visitantes que acuden a Jerusalén cada año”.
Según la AAI, “por primera vez en la historia moderna, la excavación permitirá la exposición completa de la piscina de Siloé, en el contexto de una excavación arqueológica oficial. En una primera fase, los visitantes podrán observar las excavaciones arqueológicas, y en los próximos meses la piscina de Siloé se abrirá al acceso de los turistas, como parte de una ruta que comenzará en el punto más meridional de la Ciudad de David y culminará en las escalinatas del Muro Occidental”.
¿Cuál era la importancia del estanque de Siloé?
Las aguas del manantial de Gihón, en el valle de Kidron, se consideraban sagradas y eran las que alimentaban el estanque de Siloé, por eso se lo podía utilizar como “mikve”, para el baño ritual de purificación donde las personas podían sumergirse completamente. Para ser considerado apto para la mikve, el estanque no podía estar lleno con agua estancada sino que tenía que proceder de un curso donde el agua fluyera constantemente.
También se considera que era una fuente de agua dulce para los habitantes, por eso el rey Ezequías ordenó la excavación de un túnel de 500 metros por debajo de la Ciudad de David para llevar suministro de agua del manantial de Gihón al interior de la ciudad, hasta una piscina en el lado opuesto, que debía ser protegida del ataque del rey asirio Senaquerib.
Conocido como “el Túnel de Ezequías”, continúa llevando agua fresca a ese sector de Jerusalén. La Biblia lo menciona en 2 Reyes 20:20:
“Los demás acontecimientos del reinado de Ezequías —entre ellos el alcance de su poder y cómo construyó un estanque y cavó un túnel para llevar agua a la ciudad— están registrados en El libro de la historia de los reyes de Judá”.