La elección de una carrera no es una decisión más, pero tampoco es tan lejana a otras que ya hemos hecho a lo largo de la vida.
En primer lugar, es importante tener en cuenta que ésta no es la primera vez que elegimos. En nuestro registro de trayectorias educativas ya hemos transitado por algunos pasajes o transiciones de una etapa a otra, por ejemplo, de la primaria a la secundaria. Sin embargo, es cierto que no en todas las ocasiones esa primera elección contó con nuestra participación como hijos.
En la mayoría de los casos, la elección de la escuela secundaria vino dada por los padres que consideraron aspectos como la distancia, el costo, si algún hermano mayor asistió a la misma o lo sigue haciendo, o directamente se continúa con la misma línea escolar de la primaria, en los casos donde la escuela lo permite. Entonces, la elección de la educación superior, no obligatoria, puede resultar altamente atemorizante y desconocida si no somos capaces de considerar aquellos aspectos comunes a cualquier otra elección pasada.
Antes que nada, es importante situarnos en los enfoques actuales de la orientación vocacional que desde una perspectiva construccionista nos proponen pensar en la “construcción de una vida” (Savickas, 2009). ¿Qué significa esto en términos de elección?
En primer lugar, nos habla de una construcción, de algo que lleva un proceso, un tiempo, que no siempre es igual para todos y que conlleva dinamismo. Esto es fundamental cuando pensamos en elección de carrera, ya que una cosa es pensar que estoy eligiendo a mis 17 años para toda mi vida, y otra muy diferente es pensar que estoy construyendo una vida que es dinámica y que mis elecciones pueden permanecer, mutar o reinventarse según va pasando el tiempo.
En segundo lugar, esta teoría nos sitúa en una perspectiva contextual tomándolo en cuenta como parte de esta construcción que podemos hacer. Sin lugar a dudas, esto también es relevante ya que uno de los factores que es importante considerar a la hora de elegir una carrera es el contexto, tanto propio (recursos personales, familiares) como los del entorno (local y global).
«Pensar en construir una vida y no solamente en una carrera amplía enormemente nuestra perspectiva».
Carolina Kerikian, orientadora vocacional y ocupacional
Correr el foco de la carrera y situarlo en el “proyecto de vida”, quita relevancia a esta elección que de por sí suele resultar comprometedora y la sitúa como una más entre todas las vivencias y experiencias que alguien puede llegar a tener.
Ahora que pudimos sentar algunas bases sobre cómo pensar nuestra orientación, es importante resaltar que cuando elegimos, generalmente no lo hacemos con base en un solo factor. Pensemos en algo tan sencillo como comprarnos un pantalón. Hagamos una lista de las cosas que tenemos en cuenta al hacerlo y seguro surgirán algunas ideas como: el talle, el color, la ocasión, el material, el precio, si nos queda cómodo o no, entre tantas otras. Y eso para algo tan sencillo como comprar un artículo de uso cotidiano. Entonces, cuánto más hay que considerar para una elección de carrera, ¿no?
Algunos factores a tener en cuenta:
- La duración de la carrera
- El costo de los estudios
- El prestigio de la carrera y de la casa de estudios
- Mis gustos e intereses
- Mis experiencias pasadas
- Mi personalidad
- Mis valores
- La opinión de mi familia
- La distancia al lugar de estudio
- La posibilidad de trabajar mientras estudio
- La situación del país y mi situación personal
- Si me interesa una formación eminentemente teórica o de corte más práctico
- El campo ocupacional de la carrera (o los posibles trabajos que podría realizar una vez finalizada la carrera)
Habrás notado que algunos de estos factores se refieren a uno mismo y otros requieren de información externa para darles contenido.
«Cuando estamos eligiendo una carrera es tan importante hacernos preguntas sobre nosotros mismos como del contexto».
Carolina Kerikian, orientadora vocacional y ocupacional
Vayamos a nosotros mismos: ¿Qué me gusta hacer, ver, buscar, leer, jugar? ¿Me gusta hacerlo en tiempo libre o podría dedicar varias horas a eso y tomarlo como un trabajo? ¿Me gusta trabajar solo o en equipo? ¿Cómo quiero proyectar los años que vienen, quiero/necesito trabajar y estudiar o hacer una cosa por vez?
Y si pensamos en la información del contexto podríamos profundizar algunos factores con preguntas como: ¿Es una carrera de nivel terciario o también conocida como técnica o es universitaria o llamada también de grado? Esto es importante porque nos habla de dos cosas: la duración, así como del tipo de formación que vamos a recibir (más de orden teórico inicialmente, en el caso del grado; o más de corte teórico-práctico, en el caso de las terciarias).
Otro factor a tener en cuenta que no muchos consideran es el campo ocupacional. ¿Qué significa esto? ¿Es lo mismo que decir que la carrera tenga salida laboral? No, es totalmente distinto. Cuando pensamos en la salida laboral, hacemos referencia a una variable contextual, o sea cambiante según el momento histórico, social y local. Es una referencia conocer si mi carrera es pedida en el mercado laboral, pero tengo que saber que esa estadística sólo me dará un panorama actual de la situación, difícilmente pueda predecir lo que ocurrirá de acá a unos años cuando complete mis estudios.
Lo que sí puedo tomar en cuenta como variable más estable son los tipos de trabajos que me permite realizar mi carrera, su campo ocupacional, un factor poco modificable en el tiempo. Entonces podría preguntarme si me veo haciendo tal o cual trabajo en un futuro, si me gusta el ámbito del mismo, respuestas a preguntas personales que ya fuimos trabajando.
Seguramente no todos los factores van a ser relevantes para vos, quizás priorices más unos que otros en función de tus particularidades. Lo que sí es fundamental es que, cuando realices una elección, cualquiera sea, y en este caso, la elección de tu futura carrera, puedas tener en claro por qué estás eligiendo.
Ser conscientes de qué tenemos en cuenta nos otorga libertad en nuestras elecciones, habla del proceso que realizamos para llegar a dicho resultado y nos brinda seguridad y flexibilidad ya que mis prioridades pueden variar en función de mi trayectoria. Otra cosa que podés hacer una vez que armaste tu lista de factores es pensar de qué manera influyen en tu vida. Son algo que te ayuda o te dificulta en tu elección y si la respuesta es sí para esta última pregunta, el siguiente paso es plantear alguna estrategia para sortearlo.
Si hoy te toca elegir una carrera, tené en cuenta que no se trata únicamente de eso, sino que la carrera es una parte de la construcción de tu vida, una importante, sí, sin dudas, pero no la única.
Carolina Kerikian, orientadora vocacional y ocupacional
Y preguntate, ¿cómo suelo elegir? ¿Soy impulsivo, o demasiado reflexivo? ¿Soy decidido o pienso, pienso y nunca me decido? Saber cómo somos es el principio para tomar decisiones.
Después armate una lista de prioridades y sé consciente de cuáles estás considerando para elegir y sabé que siempre tenés la posibilidad de cambiar. Elegir no es un trabajo de unas horas o de un día, implica un proceso de autoconocimiento y también de exploración del contexto. En ocasiones es algo que podemos hacer solos y otras veces necesitamos la ayuda de un profesional de la orientación que nos acompañe en el proceso de hacernos preguntas que nos permitan llegar a esa construcción de vida que tanto anhelamos.