Estamos frente a la necesidad de desarrollar un protocolo de cuidado desde una perspectiva abarcativa.

Hay una manera poética de explicar el impacto de la cultura sobre nosotras mediante una simple pero profunda frase: “El contexto se hace texto”. Es que el entorno donde nos movemos está considerado como parte de los factores que pueden enfermar a un ser humano. La palabra cultura, en su etimología se relaciona con la palabra cultivo, analizar los frutos que la misma produce permite visualizar las semillas que también entrega.

En la actualidad, atravesamos una compleja situación de pandemia (pan viene de ‘todos’, demia de demos, ‘pueblo’) lo que sucede es algo que a todas y a la vez a cada una de nosotras nos atraviesa. Noticias cargadas de preocupación, crisis en ámbitos de salud, educación, economía y política. Crisis global y también particular, en las naciones y también en el hogar.

¿Qué impacto puede tener en nuestra psiquis el contexto actual? 

En el área psicológica nos encontramos con un incremento de trastornos del estado de ánimo, trastornos de ansiedad y del sueño, entre otros. Básicamente no hay descanso ni pausa en nuestra mente ni en nuestra noche.

Este incremento lleva a pensar en la necesidad de desarrollar un protocolo de cuidado desde una perspectiva más abarcativa, que beneficie no solo a nuestro sistema inmune, sino también a nuestra salud mental. Es decir, sabemos del alcohol en gel, del barbijo, de las zapatillas fuera de casa. Pero acaso ¿sabemos cómo cuidar nuestra mente en los tiempos actuales?

Para construir este protocolo integral vamos a basarnos en un modelo que es el objeto de estudio predilecto de la ciencia, un diseño preciso y sofisticado: vamos a tomar el ejemplo de nuestro cuerpo. ¿Sorprendida?

Es que nuestro cuerpo tiene un método efectivo de protección del cual podemos nutrirnos, las células —al igual que nosotras— tienen una relación con el medio, pero con ciertas barreras. Dicho técnicamente lo que cubre a las células, sus membranas, son semipermeables. Esto permite que solo puedan entrar en ellas las partículas beneficiosas y evitar aquellas que le son inútiles o nocivas. A esto se lo llama permeabilidad selectiva. Para hacerlo simple, nuestra célula «decide” qué deja entrar y qué no.

La importancia de aprender de nuestro cuerpo y poner límites en una sociedad que no para, de hiperconectividad, es un desafío que vale la pena conquistar.

Por este motivo, te propongo construir tu propio protocolo de pausa, de descanso. “Todo tiene su momento oportuno; hay un tiempo para todo lo que se hace bajo el cielo” (Eclesiastés 3:1).

Algunos tips para activar ese protocolo:

1) Informada vs. sobreinformada: más es solo más, no necesariamente mejor. Regular la cantidad de noticias y diálogos sobre la situación actual. Podés establecer días y cantidad de tiempo que vas a destinar a tal fin.

Evitar consumir información negativa a la noche. Hacerlo no solo perjudica el descanso, sino que, a su vez, la luz de los dispositivos suele “engañar” a nuestro cerebro haciéndole creer que es de día, dificultando, por lo tanto, dormir.

2) Respiración profunda vs. respiración superficial: la hiperactivación que solemos tener nos lleva a respirar de manera superficial y como consecuencia a sentir mayor cansancio en el cuerpo por la menor oxigenación. Podés hacer una pausa por día y aprender a respirar. Hay simples ejercicios en internet para practicar.

3) Recrearme vs dispersarme: ¿Qué solés hacer con tu tiempo libre? Muchas veces aprovechamos las pausas para contestar WhatsApp, leer emails, ver el capítulo de la serie incompleto, etc. La elección es dispersarse observando una pantalla, es decir seguir con la activación del sistema nervioso central.

Recrearse, en cambio, es ver la naturaleza, salir, mirar el cielo, los árboles, recostarse en el pasto.

Un dato interesante, hay estudios que indican que cuando miramos la naturaleza nuestro cerebro también se activa, pero de otra manera, una que ayuda a que estemos más funcionales y creativas para, por ejemplo, resolver conflictos (ScienceDaily, “Stressed?Take a 20 minute nature pill”).

4) Home-office, Home-schooling vs Home-sweet home: Esta cuarentena trajo como consecuencia que nuestra casa se transforme en un espacio laboral y escolar. Los psicólogos conductistas han comprobado que los lugares se condicionan o se asocian, por ejemplo, cuando pasamos por la cocina tenemos sensación de hambre, etc.

Siguiendo este pensamiento, cuando se trabaja en casa, el lugar de tranquilidad puede quedar asociado a la activación laboral pudiendo provocar una baja en cantidad y calidad del descanso. Poner días, horarios y un lugar físico determinado para trabajar en el hogar, es una manera de limitar el trabajo para disfrutar ambos.

Para terminar, ¡no te olvides de compartir la vida! Podes salir a espacios abiertos, hacer video llamadas, etc., reservar un tiempo para escucharte y cultivar hábitos de autorreflexión, hablar con Dios, son prácticas que nos aportan bienestar.

El encierro provocó mucho aislamiento, hay que volver a crear tiempos con familia y amigas

Podés elegir empezar con un punto o con todos, lo que importa, como dice el pasaje, es que todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su momento oportuno. Este es el mejor protocolo: quererte, darte tu momento, tomarte tu tiempo.

Nadia Steppat
Licenciada en psicología. Trabaja con docentes y niños en una institución educativa como también en el consultorio particular donde atiende adolescentes y mujeres. Forma parte de un equipo de pastores y junto a su esposo acompañan matrimonios con el fin de fortalecer familias.