mail

Suscribite a nuestro boletín

¿Por qué leer a los puritanos 400 años después?

Los popularmente conocidos como “puritanos” afectan completamente la vida del lector: sus palabras penetran hasta lo más profundo del alma  y transforman radicalmente su vida. 

“Otro hombre blanco muerto” (en inglés, “another White male dead”) es una frase popular anglosajona utilizada para referirse a ciertos escritores de antaño, de tez blanca, masculinos, cuya fecha de defunción data largamente siglos atrás. La frase, usada de manera despectiva, sirve al propósito de recalcar que sus escritos son respetados incluso hoy día solo por su etnicidad o género–predominante en aquel entonces y hoy también— antes que por lo respetable o de sus escritos o el impacto que han traído al mundo.

Si bien en Latinoamérica no utilizamos esta expresión, podríamos pensar lo mismo cuando se nos propone leer a los popularmente conocidos como “puritanos”, “otro hombre blanco de antaño del siglo XVII”. Ante la propuesta indecente, nos preguntamos, “¿por qué habría yo de perder mi tiempo en leerlos?” “¿Qué ganaría yo con ellos?” “¿Por qué no mejor avocar nuestro corto tiempo de lectura en otros autores más populares e igualmente de cristianos como aquellos?”

Actualmente la iglesia de Cristo cuenta con grandes autores y libros modernos para nutrir su fe cristiana: personas como John Piper, C.S. Lewis, J.I. Packer, y hasta otros más populares como Francis Chan o Kyle Idleman nos han regalado ciertas joyas de la literatura cristiana que deberían ser leídas sin falta, tales como “Sed de Dios”, “Mero Cristianismo”, o “el Conocimiento del Dios Santo”.

Todas estas obras son encomiables, y todo cristiano debería tener su copia en su biblioteca personal. Por caso, libros como “No Soy Fan” o “Loco Amor” alimentan nuestro celo por Dios, empujándonos a vivir una vida totalmente comprometida por el Cristo que nos amó.

Dicho esto, vuelvo a la pregunta anterior: ¿por qué debería leer a los puritanos si por caso puedo leer autores más modernos y menos difíciles de entender? ¿Por qué invertir tiempo en ellos sí parecería haber mejores opciones en el mercado literario cristiano?

Diría un buen sommelier que “una vez probado el buen vino, uno no podrá volver a tomar el inferior”. Esto es, una vez que el paladar ha gustado de lo bueno, no querrá volver a lo que sea menos bueno. Esto es precisamente lo que sucede con los puritanos: una vez que haya gustado de la literatura puritana, difícilmente disfrute un libro de menor calibre. 

Mientras que un buen libro estimula los sentimientos de uno y alimenta el conocimiento, el puritano moldea la vida del creyente conforme a la imagen de Cristo Jesús al tener sus fundamentos profundamente enraizados en la Palabra de Dios: “El Tratado de los Afectos Religiosos” (Edwards) sacudirá sus afectos, “La Mente del Espíritu” (Owen) reconfigurará su mente, “El Corazón de Cristo” (Goodwin) trabajará su corazón, y “El Cristiano con Toda la Armadura de Dios” (Gurnall) le dará las armas para pelear por su santidad.

Existe una razón por la cual los lectores querrán evitarlos: el lenguaje arcaico, el contenido teológico complejo y la forma de escribir diferente a los estándares modernos se interpondrán como excusa para desestimarlos. Pero uno no debe caer en la tentación de dejarse llevar por el facilismo que impera en este siglo; tampoco debe permitir que el enemigo le robe una oportunidad “de oro” para que sus afectos, su mente, y su corazón crezcan en victoria. 

Estos héroes de la fe han probado su valía espiritual tanto en su vida personal como en la forma de expresar su caminar con Cristo con su propio puño y letra. Al leerlos usted se verá inmensamente bendecido en su afán por “amar al Señor con todo su corazón, toda su alma, y toda su mente” (Mateo 22:37). Quien se proponga a cimentar su vida sobre la Palabra con la ayuda de los puritanos “tendrán nuevas fuerzas, levantarán alas como las águilas, correrán y no se cansarán, caminarán y no se fatigarán” (Isaías 40:31). 

Por todo esto, y aún más, nuestra invitación es que corra a los brazos de Jonathan Edwards, John Owen, Thomas Goodwin, Thomas Brooks, John Flavel, y otros tantos para crecer en santidad en esta tierra, en tanto aguarda la redención final en la parusía (llegada) de nuestro Señor Jesucristo.

Autor: Arturo Kim

Felizmente casado, actualmente es co-pastor de la Iglesia Presbiteriana Betel en Argentina y es profesor adjunto de Nuevo Testamento en la Facultad de Teología Integral de Buenos Aires. Se graduó de abogado en la UBA y culminó un Master in Divinity y un Master in Theology en Nuevo Testamento en el seminario Gordon-Conwell, en Massachusets, Estados Unidos.

FTIBA
FTIBA
La Facultad Teológica Integral de Buenos Aires es una institución inter-denominacional que nace de la Red de Sembradores y tiene el propósito de formar ministros y líderes laicos con la mayor exigencia académica, teológica y bíblica. Actualmente, es la única institución académica en Argentina que provee una Maestría en Divinidad.

Otras

CRISTIANAS

hola
Enviar Whatsapp
error: Gracias por interesarte en las publicaciones de La Corriente, para su uso o difusión, por favor escribirnos a [email protected]