Un film que relata una conmovedora historia de fe y está protagonizada por Hilary Swank.
Esta película producida por Lionsgate, con la musicalización de la icónica banda de rock Switchfoot, fue bien recibida por los miles de usuarios de las redes sociales en su estreno este año.
La película además cuenta con un gran elenco, en el que se encuentran la reconocida ganadora del Oscar Hilary Swank (Escritores de la Libertad, Karate Kid 4, Million Dollar Baby) y Alan Ritchson (Reacher, Los Juegos del Hambre). Además, quien la dirige es el mismo Jon Gunn, quien ya nos trajo historias como “Mientras Estés Conmigo”, “Jesus Revolution”, “El caso de Cristo”, “El Poder de la Cruz”, entre otras.
Hilary Swank en la película Ángeles Ordinarios
¿De qué trata Ángeles Ordinarios?
El film estará basado en la historia de una peluquera, cuya vida se encuentra inmersa en el alcohol, hasta que un día conoce a Ed Schmitt, un padre viudo que tiene a su hija enferma esperando un trasplante de hígado.
Conmovida por la familia, esta peluquera intenta reunir a toda la comunidad para tratar de salvar a la pequeña Michelle. Meses después, Kentucky se encuentra ante la mayor ola de frío de la historia y ese mismo día reciben un llamado con la noticia de que ese hígado apareció y deben correr al hospital para realizar el trasplante antes de que sea tarde. Esta sería la única oportunidad para Ed de salvar salvar la vida de su hija.
Este largometraje está inspirado en una historia real de 1994 en Louisville, Kentucky , el mismo año en que Louisville fue azotada por una gran tormenta de nieve procedente de la ola de frío norteamericana de 1994 .
Alan Ritchson a la derecha y a su lado Ed Schmitt, personaje real de la historia
Esta historia se centra en la fe y la familia, con poderosas reflexiones como el amor sacrificado de un padre que da todo para salvar a su hija.
Podés encontrar la película en la plataforma de Prime Video.
Podríamos comenzar con la siguiente imagen: un apagón repentino a mitad de la noche. La penumbra es total. No hay restos de sol que puedan colarse por la ventana. La cena recién preparada sobre la mesa desaparece, y simplemente quedan indicios de su existencia a través del aroma y el calor.
La casa que conocemos se vuelve hostil. Cada esquina, borde, mueble u objeto se convierte en un enemigo secreto que se interpone en el camino y sirve de tropiezo. ¿Cómo es posible quedar completamente indefensos ante la ausencia de luz? Esta es la pregunta que Abel Ballistreri se hace, e intenta responder a través de su libro. Una revelación fresca, reiterativa y vitalmente necesaria. Superadora y confrontativa. Con los ojos del espíritupone en palabras aquello que es difícil de decir, pero es logrado sencillamente.
“Nuestra vida en el cuerpo temporal nunca debe ser concebida como una mera espera de la muerte o de la venida del Señor; antes bien, los planes de Dios para nosotros incluyen acciones diarias coherentes con sus intenciones.”
A partir del hecho natural, en ocasiones, es posible encontrar verdades sobrenaturales ocultas. Pero esto no siempre es así. El autor nos introduce con premisas que parten del sentido común científico: el ojo humano tiene la capacidad de transformar la luz en información que el cerebro procesa. A esta verdad inicial, Abel Ballistreri superpone citas bíblicas que nos permiten alcanzar una visión todavía más profunda, y por lo tanto, relevante. Una nueva función para el ojo, el cual ya no solo recibe luz, sino que también es capaz de producirla. O -en caso contrario- también logrará generar oscuridad según el origen de la información que reciba.
“Los milagros solucionan problemas prácticos, pero el Evangelio procurará abrir nuestros ojos para que aquella vida y libertad espiritual sean manifestadas.”
¿Es posible que alguien que se considera creyente continúe viviendo en oscuridad? Sí, y de hecho, la Biblia relata muchos casos donde esto sucede. Historias de personas cuyos ojos fueron abiertos de forma progresiva, y también otros que no demostraron cambios en su condición.Este libro, sin embargo,no trata de viajes místicos sobre experiencias personales y anecdóticas extra-físicas. En los primeros capítulos, Abel Ballistreri circunscribe cuáles son las tendencias humanas que nos llevan a vivir una existencia limitada -y aún peligrosa-. Tendencias completamente inconscientes de la realidad espiritual y alejadas de los propósitos eternos de la voluntad divina.
“La Gracia de Dios no es un trámite que hacemos para ser salvos, sino que esa gracia es todo el universo en el cual fuimos invitados a vivir.”
Los cristianos solemos tener diversas opiniones sobre lo que es “ser espiritual” y de qué maneras puede evidenciarse en la vida de una persona que lo es. El autor exhibe ésta equivocada visión como síntoma. Creemos que vemos, pero lo único que hacemos es buscar a tientas. Entender la madurez espiritual como «producto del estudio o combinaciones de conocimiento» menosprecia groseramente el sacrificio de la Cruz. No hay verdad ni libertad en ello. La Verdad de Dios está indisolublemente asociada con la persona de Cristo. ¿Y de qué forma Jesús evidenciaba su fidedigno compromiso con los planes del Padre? Encarnando las Escrituras en cada paso que daba. Así también debe ser con nosotros, desarrolla Abel Ballistreri: de nada nos sirve tener opiniones, solo la Palabra encarnada produce efecto en el mundo visible e invisible.
“El mundo espiritual no respetará tu propia opinión formada por leer La Biblia, ni tampoco respetará que, simplemente, la recites. Todo el Cielo y la Tierra responden a Las Escrituras hechas carne en ti.”
Tal y como escribe Liliana Sánchez, autora del prólogo, requiere humildad desalojar lo viejo y percibir lo fresco. El cansancio y pesadez al leer las Escrituras, no debe llevarnos al abandono y la condenación. Sino a la búsqueda de profundidad. Un solo pasaje encarnado hará retroceder al mismo infierno. Pues cuando se trata de una pequeña semilla sembrada en el terreno correcto -un circuito de vida latente- en esa instancia, los frutos serán inevitables.
En enero de 2025, miles de jóvenes de toda Latinoamérica se reunirán en CIMA: evento que transformará vidas. Organizado por MOVIDA, este ministerio internacional lleva más de tres décadas movilizando y capacitando a una generación comprometida con la misión de Dios. Pero, ¿qué hay detrás de este movimiento que ha cruzado continentes y corazones? Para entender el impacto de CIMA, primero debemos remontarnos a los orígenes de MOVIDA.
Los comienzos de CIMA
Todo comenzó en 1987, cuando los misioneros Thomas y Mechthild Vögelin llegaron a Melipilla, un pequeño pueblo en Chile, con el sueño de plantar iglesias y expandir el Reino de Dios. Durante los primeros años, su enfoque fue servir a través de una escuela bíblica y establecer una iglesia local, «Cristo al Mundo». Sin embargo, en 1990, al ver la necesidad de capacitar a los jóvenes para involucrarse en las misiones, organizaron el primer campamento misionero, que reunió a 23 participantes.
Ese pequeño paso marcó el inicio de un movimiento que pronto crecería de manera exponencial. Dos años después, el campamento fue bautizado como CEC (Centro de Entrenamiento Cristiano), y con cada edición, el número de participantes y el alcance se multiplicó. En 1997, la familia Vögelin llevó su visión a Argentina, donde CEC continuó creciendo y, eventualmente, dio lugar a la creación de MOVIDA.
Desde su formalización en 2012, el ministerio adoptó el nombre MOVIDA (“Moviendo vidas”), reflejando su compromiso de desafiar, equipar y enviar a jóvenes a vivir una vida en plenitud para Dios. Hoy, la visión de MOVIDA es clara: “Jóvenes comprometidos con Dios y su misión que sirvan interculturalmente para impactar al mundo«.
Con sedes en varios países de América Latina, Europa y Estados Unidos, MOVIDA se ha convertido en un puente entre culturas, desafiando a los participantes a abrazar la interculturalidad y a vivir la misión de Dios en contextos diversos. Este enfoque no sólo ha ampliado su alcance, sino que también ha fortalecido el impacto global del movimiento.
CIMA: la cumbre de la misión
El evento insignia de MOVIDA, conocido hoy como CIMA, tuvo su primera edición internacional en 2007 en Córdoba, Argentina, reuniendo a más de 1,000 jóvenes. Desde entonces, CIMA ha sido mucho más que un campamento; es un punto de encuentro donde todos son desafiados a una entrega total a Dios, se les equipa con herramientas prácticas y se les envía a servir en sus iglesias locales y en misiones transculturales.
La magnitud de CIMA no reside sólo en sus cifras, sino en las historias que emergen de cada edición: jóvenes que encuentran su llamado, comunidades impactadas y una visión renovada para servir. En su próxima edición de enero 2025, el evento promete continuar escribiendo historias de transformación y esperanza.
El ministerio se sostiene en pilares fundamentales como:
La misión como eje central: Cada actividad de MOVIDA tiene como objetivo revelar la gloria de Dios y llevar su mensaje a todos los pueblos.
El joven como protagonista: Creen en el potencial transformador de los jóvenes y trabajan de la mano con las iglesias locales para capacitarlos y enviarlos.
Interculturalidad y excelencia: Alientan a sus miembros a adaptarse a diversos contextos culturales, trabajando siempre con un estándar de excelencia.
Un legado en construcción
MOVIDA no solo moviliza a jóvenes; también inspira a iglesias, familias y comunidades a ser parte de la misión de Dios. Con una historia arraigada en la fidelidad y una visión que trasciende fronteras, el ministerio sigue creciendo, recordándonos que todos podemos ser catalizadores del cambio.
CIMA 2025 se presenta como una nueva oportunidad para que miles de jóvenes experimenten el poder transformador del Evangelio y sean equipados para impactar al mundo. Porque, al final, MOVIDA no es solo un ministerio: es una historia viva de obediencia, visión y pasión por Dios.
Córdoba será el punto de encuentro durante los días 19 y 25 de enero, en donde más de 2 mil jóvenes se reunirán para ser capacitados y enviados. Si querés formar parte de esta historia que aún se sigue construyendo, podés aprovechar el beneficio de un 5% de descuento utilizando el código LACORRIENTE2025 en la inscripción.
Esta colaboración busca que más jóvenes puedan participar de esta experiencia de capacitación y envío en misiones.
Perdonarse a uno mismo es un proceso profundo y complejo, que juega un papel crucial en la salud mental.
Muchas personas luchan con el concepto de auto-perdón, atrapadas en ciclos de culpa, arrepentimiento y auto-crítica. Sin embargo, aprender a perdonarse es fundamental para el bienestar emocional y psicológico, ya que permite liberarse de cargas emocionales que, muchas veces, impiden el crecimiento personal y la paz interior. La Biblia nos invita a “despojarnos del peso y del pecado que nos asedia” (Hebreos 12:1), enseñándonos que el perdón —incluso hacia uno mismo— es parte esencial de una vida plena.
Vamos a comenzar por el principio, ¿Qué significa perdonarse a sí mismo? El auto-perdón no es simplemente olvidar o justificar los errores cometidos. Implica un reconocimiento honesto de nuestras faltas, un proceso de reflexión sobre lo que ha ocurrido y, finalmente, el abandono de la culpa y el auto-reproche. Es un acto de amor propio que nos permite aceptar nuestras imperfecciones y aprender de nuestras experiencias, en lugar de quedar atrapados en un ciclo de autodesprecio.
El apóstol Pablo describe este proceso en Filipenses 3:13-14: “Olvidando lo que queda atrás y esforzándome por alcanzar lo que está delante, prosigo hacia la meta”.
La incapacidad de perdonarse a uno mismo puede llevar a una variedad de problemas psicológicos. La culpa crónica y el auto-castigo están asociados con trastornos como la depresión, la ansiedad, y la baja autoestima. Estas emociones negativas pueden afectar la manera en que nos relacionamos con los demás, nuestra capacidad para tomar decisiones y nuestra disposición para enfrentar desafíos. De hecho, la falta de auto-perdón puede ser un obstáculo significativo para el bienestar general, manteniéndonos atrapados en el pasado y dificultando el progreso hacia un futuro más saludable.
Por el contrario, las personas que practican el auto-perdón suelen experimentar niveles más bajos de estrés y ansiedad. Al perdonarnos, mejoramos también nuestras relaciones interpersonales; cuando nos tratamos con bondad, es más fácil extender esos mismos sentimientos hacia los demás, creando un entorno más positivo a nuestro alrededor. Perdonarnos a nosotros mismos refleja el amor y la gracia que Dios nos muestra, recordándonos que estamos llamados a ser pacientes y compasivos con nosotros mismos.
Para finalizar, ¿De qué manera puedes lograr perdonarte a ti mismo? Perdonarse es un proceso que puede requerir tiempo y esfuerzo. Aquí algunos pasos que pueden ayudar a iniciar este viaje:
En primer lugar: Reconocer y aceptar el error. El primer paso es admitir lo que ocurrió y asumir la responsabilidad por ello. Evitar la negación o minimizar el impacto del error es crucial para avanzar.
En segundo lugar: Comprender las circunstancias. Reflexionar sobre las razones y circunstancias que llevaron al error puede ayudar a obtener una perspectiva más amplia. Esto incluye reconocer factores externos y personales que influyeron en la situación.
En tercer lugar: Expresar las emociones. Es importante permitirnos sentir y expresar emociones como la tristeza, la frustración o el arrepentimiento. Hablar con alguien de confianza o escribir un diario puede ser útil en este paso.
En cuarto lugar: Desarrollar la compasión hacia uno mismo. Practicar la autocompasión es esencial en el proceso de auto-perdón. Esto implica tratarnos con la misma gentileza y comprensión que ofreceríamos a un amigo cercano en una situación similar.
El aprender y crecer, como quinto lugar, es clave, ya que perdonarse a uno mismo no significa olvidar lo ocurrido, sino aprender de la experiencia. Identificar lecciones y oportunidades de crecimiento personal es fundamental para no repetir los mismos errores en el futuro.
Por último, dejar ir la culpa. Este es quizás el paso más difícil, pero también el más liberador. Dejar ir la culpa implica aceptar que, aunque no podemos cambiar el pasado, podemos decidir cómo influirá en nuestro presente y futuro.
El auto-perdón es un viaje esencial para la salud mental y espiritual. Perdonarse a uno mismo nos enseña que, en la vida, los errores pueden convertirse en escalones hacia una mayor confianza. Al aceptar nuestras imperfecciones y aprender de nuestros errores, no solo nos curamos, sino que fortalecemos nuestra capacidad para vivir de manera plena, recordando que el perdón es un regalo que Dios nos otorga y que también debemos extendernos a nosotros mismos.
El destacado astronauta Pat Forrester, quien realizó tres misiones espaciales y desempeñó un papel clave en la construcción de la Estación Espacial Internacional, sorprendió al mundo al anunciar su decisión de dejar la NASA para dedicarse por completo al servicio de las iglesias. Su historia es un testimonio vivo de cómo Dios puede redirigir las prioridades, incluso de quienes han alcanzado las metas más altas en sus carreras.
De las estrellas al púlpito
Pat saludando a la camara en el espacio.
Pat Forrester vivió un sueño que pocos pueden imaginar: volar al espacio y observar la inmensidad del universo. Como astronauta de la NASA, participó en tres misiones espaciales: STS-105 (2001), STS-117 (2007) y STS-128 (2009). Además, en 2017 alcanzó el cargo más prestigioso para un astronauta activo: jefe de la oficina de astronautas, desde donde dirigía las operaciones de todo el equipo.
Sin embargo, mientras se encontraba en la cúspide de su carrera, comenzó a sentir una inquietud interior que lo llevó a replantearse el propósito de su vida. Durante una de sus misiones, mientras contemplaba la belleza de la Tierra desde el espacio, reflexionó profundamente: «¿Esto es todo lo que Dios tiene para mi vida?». Esa pregunta resonó en su corazón y marcó el inicio de un cambio radical.
Tras jubilarse como astronauta en 2021, Forrester tomó un camino inusual para alguien con su trayectoria: comenzó una pasantía pastoral en la Iglesia Bautista Capitol Hill (CHBC) en Washington, D.C. Allí, rodeado de jóvenes seminaristas, profundizó su fe y desarrolló una pasión por la predicación expositiva. «Amaba mi trabajo en la NASA, pero sentía que Dios me llamaba a algo más profundo y significativo», compartió en una entrevista reciente.
La predicación expositiva de la CHBC no solo transformó la vida de Pat, sino también la de su esposa, Diana, quien encontró en la comunidad de fe un modelo de vida centrado en Cristo. Inspirados por la comunión en esa iglesia, decidieron mudarse a Washington para servir activamente en el ministerio.
Al concluir su pasantía pastoral, Pat aceptó un rol como asesor de líderes en la NASA, pero nuevamente sintió que su llamado estaba más allá del ámbito profesional. Este año, tomó una decisión aún más audaz: dejó su trabajo en la NASA para unirse a 9Marks, un ministerio dedicado a fortalecer iglesias locales en todo el mundo. Ahora trabaja como recaudador de fondos, utilizando sus habilidades y experiencia para apoyar la expansión del Evangelio.
«Mi tiempo en la NASA me enseñó a trabajar con excelencia y dedicación, pero ahora quiero usar esos talentos para algo eterno: el reino de Dios», afirmó Forrester.
Una de las experiencias que más marcó a Pat durante sus viajes espaciales fue la sensación de pequeñez frente a la inmensidad del cosmos. Desde la órbita terrestre, pudo ver la gloria de la creación, pero también comprendió que los logros humanos son efímeros si no están alineados con los propósitos de Dios.
«Cuando estás en el espacio, te das cuenta de lo pequeño que eres y de lo grande que es nuestro Creador. Eso cambió mi perspectiva sobre lo que realmente importa», expresó.
Para su esposa, Diana, el cambio de vida de Pat también fue un desafío, pero hoy lo ve como una bendición: «Es un privilegio ver cómo Dios usa la historia de Pat para inspirar a otros y edificar Su iglesia».
La historia de Pat Forrester es una invitación a replantearnos nuestras prioridades. No importa cuán altos sean nuestros logros o cuán lejos lleguemos, el verdadero propósito de la vida no se encuentra en las metas terrenales, sino en vivir para la gloria de Dios. Su decisión de dejar una carrera brillante para servir en el ministerio es un acto de obediencia que nos desafía a considerar si estamos dispuestos a escuchar y responder al llamado de Dios, incluso cuando eso implique cambios radicales.
Hoy, Pat Forrester dedica sus días a trabajar con iglesias locales, enseñar sobre la importancia de la predicación bíblica y movilizar recursos para la obra misionera. Aunque dejó atrás la NASA, no ha dejado de mirar hacia las alturas, esta vez con una perspectiva eterna.
«El espacio es majestuoso, pero nada se compara con la grandeza de servir a Cristo y ser parte de Su misión» , concluye Forrester.
Su historia es una inspiración para todos aquellos que buscan encontrar el propósito de Dios en sus vidas, recordándonos que el verdadero éxito no está en las alturas que alcanzamos, sino en la profundidad de nuestra relación con el Creador.
La Iglesia Bautista más antigua de la Argentina, emplazada en el centro de la Ciudad de Buenos Aires, realizó una cena navideña gratis para familias y vecinos de los barrios de Montserrat, Constitución, San Telmo y Balvanera.
La Iglesia Bautista más antigua de la Argentina, emplazada en el centro de la Ciudad de Buenos Aires, realizó una cena navideña gratis para familias y vecinos de los barrios de Montserrat, Constitución, San Telmo y Balvanera.
La cena tuvo lugar el martes 24 de diciembre a las 21 hs. Lo distintivo del acontecimiento fue que se realizó en la calle frente a su edificio de la Avenida Independencia 1555 (entre las calles Luis Sáenz Peña y Virrey Cevallos).
Las cenas de “Navidad Solidaria” se realizan anualmente desde 2001, con las personas más carenciadas de los barrios aledaños.
Carlos Mraida, pastor principal de la Iglesia del Centro, explicó que la iniciativa fue “poder honrar la dignidad de las personas que se encuentran solas en esta gran ciudad, y a otras tantas que en este momento están en dificultad material, ofreciéndoles el amor, la compañía y el servicio de una mesa navideña ‘en familia’.
La iniciativa formó parte del profundo trabajo social que las iglesias evangélicas realizan en la ciudad y en el país, asistiendo y promoviendo a millones de argentinos”.
Del evento participaron alrededor de 200 voluntarios, para servir a aproximadamente 500 comensales que tuvieron la posibilidad de festejar y vivir un tiempo especial en familia, rememorando juntos el nacimiento del Señor Jesús.
El menú fue una entrada, un plato principal, postre, pan dulce y sidra sin alcohol para el brindis.
Sobre la Iglesia del Centro
La Iglesia del Centro es la primera Iglesia bautista de Argentina y segunda en Latinoamérica, con una comunidad de fe que ha trabajado sin interrupciones en el centro porteño a lo largo de sus 141 años de historia.
Sus miembros sirven con dedicación: desde programas de ayuda social hasta eventos comunitarios, la congregación mantiene viva la llama del servicio, llevando consuelo y esperanza a aquellos que más lo necesitan gracias al Centro Crecer, donde se ofrece contención gratuita a las familias y vecinos de barrio en áreas como apoyo escolar, banco de alimentos, talleres culturales, escuelas deportivas y centro de robótica.
El sábado 21 de diciembre, el reconocido actor Denzel Washington, de 69 años, marcó un hito en su vida espiritual al ser bautizado en la Iglesia de Dios en Cristo (COGIC, por sus siglas en inglés), ubicada en Harlem, Nueva York. Durante la ceremonia, también recibió una licencia de ministro, un paso que lo acerca a una futura ordenación como pastor.
El sábado 21 de diciembre, el reconocido actor Denzel Washington, de 69 años, marcó un hito en su vida espiritual al ser bautizado en la Iglesia de Dios en Cristo (COGIC, por sus siglas en inglés), ubicada en Harlem, Nueva York. Durante la ceremonia, también recibió una licencia de ministro, un paso que lo acerca a una futura ordenación como pastor.
El evento fue transmitido en vivo a través de Facebook, donde se pudo ver a Denzel vestido de manera sencilla con una camiseta gris y pantalones deportivos negros, compartiendo abiertamente su testimonio de fe. En su discurso, recordó un momento crucial de su juventud, cuando una cristiana llamada Ruth Green profetizó sobre su vida mientras él estaba en el salón de belleza de su madre: “Vas a viajar por el mundo y predicarle a millones de personas”.
Denzel añadió: “Mi madre escribió aquella profecía, y 50 años después, mira lo que ha hecho Dios conmigo. Si Él puede hacer esto por mí, no hay nada que no pueda hacer por ti. El cielo es literalmente el límite y no hay límites para el cielo”.
El desafío de vivir la fe en Hollywood
La noticia de su bautismo llega poco después de que el ganador del Oscar hablara abiertamente sobre las dificultades de expresar su fe en Hollywood. En una reciente entrevista, Denzel señaló que el ambiente en la industria del entretenimiento no siempre es receptivo hacia quienes viven abiertamente su cristianismo.
«Cuando me veis, veis lo mejor que puedo hacer con lo que me ha dado mi Señor y Salvador. No tengo miedo ni me importa lo que piensen los demás», afirmó. También reconoció que hablar de su fe podría no ser bien recibido en ese medio: «Sé que no se puede hablar así y ganar Oscars. No se puede decir eso en esta ciudad”.
Un momento clave en su vida espiritual
El actor compartió que una visita a la iglesia pentecostal West Angeles en Los Ángeles, por recomendación de su colega Robert Townsend, marcó un antes y un después en su vida espiritual. Allí experimentó lo que describió como “el momento más importante de mi vida”, cuando fue lleno del Espíritu Santo.
En sus propias palabras, Denzel expresó:“Las cosas que decía sobre Dios cuando era niño, simplemente recitándolas en la iglesia, ahora sé que son reales. Dios es amor. Dios es el único y verdadero camino. Es mi deber ensalzar a Dios y asegurarme de que todos con quienes hable entiendan que Él es quien me ha cuidado”.
El apoyo de su familia y el ejemplo a seguir
Pauletta Washington, esposa de Denzel, estuvo presente en este momento especial, visiblemente emocionada. En su intervención, destacó el crecimiento espiritual de su esposo y el impacto positivo en su familia: “Cuarenta y seis años después, aquí sigo, de pie junto a él, como Dios quiere que sea. Estoy muy orgullosa de ti. Eres la cabeza de nuestra casa y has dado un gran ejemplo a nuestros hijos, que ahora son adultos que saben la diferencia entre el bien y el mal porque se la hemos mostrado”.
Tras la ceremonia, Denzel posó con su licencia de ministro y certificado de bautismo, sellando este nuevo capítulo en su vida.
Aunque Denzel aún no es un ministro ordenado, su paso hacia el ministerio refleja un compromiso cada vez mayor con su fe. Si se concreta su ordenación, se uniría a la lista de celebridades que han asumido roles ministeriales, como Adele, Dwayne Johnson y Tom Hanks, según datos de la Iglesia de la Vida Universal.
Con este nuevo rumbo, Denzel Washington no solo deja un legado en la industria del cine, sino también en la vida espiritual de quienes se inspiran en su ejemplo de fe y dedicación.
Son varias las naciones en las que no se permite celebrar el nacimiento de Cristo este 25 de diciembre. En esta nota las conoceremos.
El mes de diciembre, a nivel cultural en la historia, se conoce como una fecha en la que se festeja el nacimientode Jesús en la Tierra. Si bien la Biblia no establece la fecha exacta en que nació Jesús, el 25 de diciembre los cristianos rememoramos el hecho de que Dios se hizo carne y habitó entre nosotros. Sin embargo, en algunos países, por motivos políticos o religiosos, no está permitida dicha celebración.
Corea del Norte
Este es uno de los lugares en los cuales está prohibido realizar este festejo. La organización cristianaPuertas Abiertas detalló en un informe que por más de siete décadas no se han permitido las celebraciones navideñas y las sustituyeron por el cumpleaños de Kim Jong-suk, la esposa del primer dictador norcoreano, Kim Il-sung.
La nación desde el 2002 está en el lugar número uno en la lista de persecución a cristianos. “Cualquier acto que no muestre una completa lealtad a la familia Kim conlleva un castigo que, en la mayoría de los casos, es la muerte”, detalla el informe de Puertas Abiertas.
La ONG establece que el aislamiento en este territorio es tan grande que muchas personas ni siquiera escucharon de Jesús. En consecuencia, misioneros que actualmente viven allí destacan que “a veces es posible celebrar una reunión en áreas remotas con un grupo de 10 a 20 personas. Muy ocasionalmente, es posible que los cristianos vayan discretamente a las montañas y celebren un ‘servicio’ en un lugar secreto. Entonces podría haber hasta 60 o 70 norcoreanos reunidos”.
Datos publicados en Puertas Abiertas
China
Este es otro de los lugares de Asia donde tampoco se permite celebrar Navidad. Las autoridades del país en el 2018 establecieron para todos los ciudadanos que no pueden promover celebraciones occidentales, ya que no están acordes con la cultura y las tradiciones chinas.
Durante la conferencia de ese año en el que se estableció esta medida, el presidente de la República, Xi Jinping, expresó en ese comunicado que las fiestas cristianas no estarán permitidas porque el objetivo es”guiar y educar a los ciudadanos chinos con los valores fundamentales socialistas”.
El país se encuentra en el numero 17 de persecución a cristianos, según el informe de Puertas Abiertas. Las familias y las comunidades locales son los que muchas veces delatan a los creyentes en Cristo. Además, las restricciones nuevas sobre internet, las redes sociales, las organizaciones no gubernamentales y la nueva legislación de 2018 sobre la religión, son otros factores que afectan estrictamente al limitar la libertad de las personas, por lo que cada vez más iglesias son cerradas.
Hong Kong es uno de los pocos lugares en China donde está permitido el festejo de la Navidad, debido a que esta ciudad maneja un mayor nivel de autonomía con respecto al poder central, ya que hasta 1997 fue colonia británica.
Somalia
Es un país del oriente de África en el cual la población es musulmana, por eso las autoridades desde 2009 ordenaron la «sharía», que es la ley islámica, y en 2015 determinaron que cualquier celebración o evento por fuera de ésta estaba prohibido en el país. Este lugar también se encuentra en la lista de persecución a cristianos, y la seguridad del Estado detendrá a quienes festejen Navidad, solo para algunos extranjeros hay excepciones si celebran en ambientes cerrados, pero no se permite en los hoteles o sitios públicos.
Brunéi
Este es otro país de Asia en el cual no se permite festejar Navidad a nadie, ni siquiera a quienes vayan de visita a su territorio. La nación musulmana, desde 2014, impuso desde el Estado la prohibición de esta celebración, y quienes festejen serán castigados con cinco años de prisión, 20.000 dólares estadounidenses y la posibilidad de recibir la pena de muerte por infracciones de la ley islámica.
Tayikistán
Takistán es otro país musulmán que tiene estrictas normas sobre la Navidad. Este lugar está ubicado en Asia central y es limítrofe con Afganistán, Uzbekistán, Kirguistán y China. Aunque su gobierno se define como laico, Emomali Rahmon es el único líder desde la separación de la Unión Soviética en 1991, ya que fue reelegido en 1999, 2006, 2013 y la última en 2020. Él fue quien prohibió las festividades que tengan que ver con Navidad, Año Nuevo, así como cumpleaños y bodas por fuera del islam.
El caso de Arabia Saudita también se define como un progreso lento de prohibición, ya que en 2015 el jeque Mohammed Al-Oraifi ordenó a los musulmanes no saludar a los cristianos por este día ya que sería respaldar su fe. A su vez, el Comité Saudí para la Promoción de la Virtud y de la Prevención del Vicio tenía órdenes de buscar y capturar a todo aquel que decore su hogar con símbolos navideños, llevando la prohibición al ámbito privado.
Desde Puertas Abiertas, junto a otras organizaciones cristianas, incentivan a todos los creyentes a festejar el nacimiento de Jesús y sobre todo, orar por la protección de los misioneros que se encuentran en estos lugares u otros territorios con el objetivo de dar a conocer la Palabra.
Los cristianos ponemos nuestra atención en recordar las referencias que tenemos en la Biblia acerca del nacimiento de Jesús. La anunciación a María del hijo que tendría y las profecías que en los tiempos previos fueron dadas por medio de los profetas.
Isaías en sus escritos plasmó muchos detalles de la persona de Jesús y su crucifixión. Todo el capítulo 53 detalla los aspectos y sucesos que acontecieron y el anuncio de su llegada también lo hallamos en su libro:
Sí, Emanuel, que se traduce como ‘Dios con nosotros’, y es lo que Él hizo al enviar a su Hijo a nacer en nuestro medio para enseñarnos y mostrarnos la persona del Padre. El ángel anunció a María la voluntad de Dios de que había sido la elegida para traer al mundo a ese Hijo, nuestro Salvador. El evangelio de Lucas lo relata en su primer capítulo:
No conocemos la fecha exacta del nacimiento del Señor, por alguna razón no está registrada de ese modo en las escrituras. Sin embargo está documentado el tiempo de su muerte y resurrección.
se puede entender que el propósito de su nacimiento fue y sigue siendo la misión sublime de traernos la salvación.
Él vino a redimirnos con su muerte y con su resurrección nos llevó a vida eterna. Este suceso poderoso que se conmemora en el festejo de la Pascua sí es una fiesta ordenada en las Escrituras y ubicada en el calendario sin dificultad.
Diferente sustancialmente al hecho de celebrar el nacimiento del Señor el 25 de diciembre. Esto tiene su origen en la tradición pagana de los romanos, quienes en el solsticio de invierno —entre los días 21 y 23 de diciembre, el día más corto y en consecuencia más oscuro del año en el hemisferio norte—, conmemoraban la fiesta del Natalis Solis Invicti, asociada al nacimiento de Apolo.
Si tenemos en cuenta el reemplazo de calendario juliano, con sus desfasajes, al gregoriano se explica este corrimiento en días. Coincidía además con las fiestas saturnales, cuando al finalizar las cosechas, los romanos se tomaban descanso, se visitaban y entregaban regalos ofreciendo al dios Saturno —dios de la agricultura y las cosechas— sus sacrificios en agradecimiento por la producción futura de sus sembradíos.
La connotación de estas fiestas, sumadas a la necesidad de convertir a los romanos paganos, se sugiere que es el motivo por el cual el papa Julio I, entre los años 337-352 en los que rigió a la Iglesia, eligió esta fecha para celebrar el nacimiento de Jesucristo.
Previamente a este suceso, el emperador romano Constantino I fue quien en el año 313 promulgó el edicto de Milán declarando que se permitiese a los cristianos seguir la fe de su elección.
Se asociaron para entonces a los valores cristianos, que ya abundaban en la sociedad, los principios que acompañaban estas celebraciones: la alegría, el nuevo nacimiento de la naturaleza, la nueva luz, la igualdad de clases debido a que los esclavos podían intercambiar lugares con sus amos, y uno era elegido rey durante el transcurso del festival, siendo también los ricos los que repartían regalos a los pobres.
Posteriormente, en el año 440, el papa León Magno estableció esta fecha para la conmemoración de la Natividad. Casi un siglo más tarde, en 529, el emperador Justiniano la declaró oficialmente festividad del Imperio romano.
En aquellos tiempos ya se reconocía el error al instaurar esta fecha, pero la usaban de todos modos como una forma de calmar las aguas bravías que ocasionaban las reyertas entre cristianos y paganos. Estos conocían, de su historia reciente, que en tiempos anteriores a Constantino apresaban y torturaban cristianos de las formas más crueles imaginables.
¿Podemos conocer la fecha en qué nació Jesucristo?
Existe un modo de acercarnos al tiempo probable del nacimiento de Jesús. En la misma Biblia se encuentra la pista para ubicar la fecha con bastante precisión. La clave está en la referencia “de la clase de Abdías”, orden sacerdotal a la que pertenecía Zacarías, lo cual se puede leer en Lucas 1:5 (RVR1960).
Este registro bíblico tan sencillo permite trazar en la Escritura el camino que lleva a deducir la fecha natal del Señor Jesucristo. Podemos acercarnos al tema para cerrarlo con contundente precisión, y llegaremos usando la Biblia y siguiendo este recorrido propuesto.
Se exponen tres consideraciones básicas de acuerdo a las Escrituras.
Lo que no pudo suceder.
Lo que sí pudo suceder.
Lo que sucedió.
1. El Mesías no pudo haber nacido en invierno, el 25 de diciembre es el albor de esta estación en el hemisferio norte donde se encuentra Belén, el lugar del alumbramiento. Lucas 2:1-21 relata el suceso de los pastores que velaban durante la vigilia de la noche con sus rebaño, a ellos los ángeles les anunciaron el nacimiento:
Por el contexto histórico se conoce que estos rebaños de Belén eran llevados al templo de Jerusalén para ser sacrificados, eran corderos perfectos y sin mancha, tipificando esta condición al cordero perfecto Jesucristo. Los pastores, judíos creyentes, sabían que prestaban un servicio a Dios con este cuidado, no podrían haber estado en la noche invernal cuidando a las ovejas fuera de sus corrales.
2. La Escritura nos da precisa información de que Juan el Bautista, primo del Señor, era seis meses mayor que Jesús. Si conocemos el tiempo del embarazo de Elisabet, su madre, esposa del sacerdote Zacarías, podremos acercarnos a la fecha:
Este grupo se había instituido en los tiempos del rey David, quien estableció veinticuatro órdenes sacerdotales para ministrar en el templo. El grupo u orden a la cual pertenecía Zacarías, la de Abdías, había caído en la octava suerte, por lo cual le correspondía servir en el mes cuarto del año lunar del calendario hebreo.
Es previsible decir que en cuanto terminó su servicio, regresado a su casa, fue cuando su esposa quedó embarazada. Esto debió ocurrir a mediados del mes de Tammus, que corresponde a junio-julio.
Nueve meses después, a mediados del mes de Nisán, del siguiente año, coincidiendo con la Pascua hebrea nacería Juan, apodado el Bautista, quien abriría el camino al Señor. Seis meses después nacería Jesús.
El evangelio de Lucas da muchas referencias sobre la anunciación del ángel a Zacarías y a María, además de lo manifestado específicamente por el ángel a María respecto de su parienta, por lo cual se sabe la diferencia en meses entre ambos embarazos:
Era entonces el mes de Tevet, el décimo del año lunar hebreo, coincidente con diciembre-enero, lo que permite deducir que Jesús nacería nueve meses después, en el mes de Tishrei, séptimo mes, septiembre-octubre de nuestro calendario.
El pueblo de Israel tiene varias celebraciones en el año, todas ellas símbolos del plan de Dios para la humanidad.
La fiesta de los Tabernáculos o Enramadas, que representa el reinado de Cristo en la Tierra se celebra en el mes séptimo, de Tishrei, es la última en el calendario de las solemnidades del año y, en el orden profético, representa los acontecimientos que se sucederán inmediatamente después del Advenimiento:
Es de vital interés señalar que el evangelio de Juan se refiere al Señor como el verbo de Dios que vino y habitó, literalmente ‘tabernaculizó’, entre nosotros.
También en los sucesos de la transfiguración de Jesús, relatado en los evangelios, Pedro le propone al Señor, hacer tres “enramadas” y habitar allí juntos con Moisés y Elías, quienes se habían presentado en esa situación tan transcendente ocurrida en el Monte Tabor o Monte de la Transfiguración al cual habían subido a orar.
Definitivamente el tabernáculo representaba, desde la liberación de los hebreos de la esclavitud en Egipto, el lugar de habitación donde moraba Dios con ellos. Coincidiendo con estas consideraciones tenemos que esta solemnidad se festeja el 15 de septiembre, la fecha en que muy probablemente haya nacido nuestro Salvador.
Cuando éramos niños, esta temporada del año generaba mucha expectativa y alegría en nuestros corazones. Quizás porque sabíamos que los regalos, las cenas familiares, los paquetes navideños y los programas especiales en las iglesias estaban a la puerta.
A medida que crecemos, nuestra perspectiva va cambiando y empezamos a ver la Navidad desde un punto de vista más “espiritual”. Claramente tenemos otro entendimiento del “por qué” de esta fiesta. Pero tengo la sensación que, con el pasar de los años, deja de ser significativo y nos inclinamos a la tendencia de ver la Navidad simplemente como una efeméride más o un hecho histórico importante dentro de la agenda. Donde vemos a Jesús nacer en diciembre y lo vemos morir y resucitar entre marzo y abril. Y así pasamos año tras año, recordando fechas y haciendo las mismas cosas.
Escuché estos días atrás una frase que dice: “la vida es eso que pasa entre Navidad y Navidad”. Que triste que ese sea nuestro lema. Una fiesta más, o solamente recordar este suceso una vez al año y continuar como si nada hasta el próximo 24 de diciembre.
Sin embargo, creo necesario utilizar este medio para que todos aquellos que hemos perdido el norte respecto a esta fiesta celebrada durante tanto tiempo, podamos encender ese corazón de niño, pero esta vez no por la alegría de algo que podemos recibir, sino por la plenitud de la persona en quien podemos vivir.
Dios tiene un diseño original. Dicho diseño es Dios en totalidad con su creación. No obstante, el pecado tergiversó ese diseño, lo corrompió y para utilizar terminología que nos resulte familiar a todos nosotros, esto generó una grieta entre el hombre y esa plenitud.
Durante siglos, el hombre esperó y deseó que esa grieta fuera cerrada con el cumplimento de una profecía que declaraba que llegaría el día en que un Mesías cambiaría esa realidad. Para muchos ese día tardaba, hasta que finalmente una generación tuvo la dicha de ver al tan anhelado Mesías, que se puso a sí mismo como camino al Padre. Desde entonces, esa grieta fue reducida a una persona: Jesús. Ese nacimiento, esa muerte y esa resurrección le dan sentido al pasado, al presente y al futuro. De pronto, toda humanidad destituida de la gracia, se encuentra con la gracia encarnada, un Cristo glorificado que vuelve a unir a Dios con el hombre.
“Por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios; pero son justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que proveyó Cristo Jesús, (…)”. Romanos 3:23-24 RVC
Frente a esta gloriosa realidad me pregunto, ¿Cuándo fue el día en que convertimos una realidad eterna en una efeméride? ¿Qué pasaría si, hipotéticamente, volviéramos a ese estado de separación? ¿Extrañaríamos y valoraríamos su sacrificio? ¿O seguiríamos nuestras vidas como si nada hubiera pasado?
Es bueno tener una fecha específica para poder unirnos en común acuerdo y celebrar ese Emmanuel, Dios con nosotros. Pero debemos evitar ser conscientes de esto solo un día al año, porque Jesús no se quedó en un pesebre, tampoco en una cruz. Él resucitó y Él volverá, pero mientras tanto, por medio del Espíritu Santo, es formado en nosotros para ser expresado a todas las generaciones.
“Y estoy seguro de que Dios, quien comenzó la buena obra en ustedes, la continuará hasta que quede completamente terminada el día que Cristo Jesús vuelva.” Filipenses 1:6 NTV
Discutir sobre el día que debería celebrarse su nacimiento es perder el tiempo, cuando tenemos la posibilidad de vivir en Él y ya no verlo de lejos, sino habitar en su plenitud cada segundo de nuestra existencia.
La historia no se terminó junto a los pastores, la estrella de Belén o la corona de espinos. Todo esto fue parte de una historia que Dios continúa escribiendo. Congelarnos en un momento histórico nos lleva a ver un Dios limitado, cuando en realidad esto es solo el comienzo de una historia de amor del Padre, con su diseño original por medio de su Hijo, quien estuvo desde el momento cero.
Que estas fiestas y todas las que vengan por delante sean tiempos de regocijo y alegría, pero que cada instante de tu vida se convierta en una expresión viva del Hijo. Es mi deseo que eso que pasa entre Navidad y Navidad sea Cristo en vos y en mí. Esperanza de Gloria.
“A estos Dios se propuso dar a conocer cuál es la gloriosa riqueza de este misterio entre las naciones, que es Cristo en ustedes, la esperanza de gloria.” Colosenses 1:27 NVI