Una familia se encuentra caminando día tras día en una zona desértica tras escapar de la esclavitud, pero las provisiones que recolectaron para el viaje se acabaron y están lejos de llegar a algún lugar poblado. Se miran entre ellos y nadie dice nada, aunque el pensamiento en común fue ¿por qué huimos de nuestros opresores?
En un pestañeo, el cielo despejado se nubla y comienzan a caer trozos de pan por toda la región, como si fuera una película de Disney, pero esta historia es real. El éxodo de Israel hacia la tierra prometida fue testigo de la provisión ilimitada de Dios para con sus hijos.
El Padre nos proveyó todo en su Hijo Jesucristo, y aunque para la mente natural sea una locura y le cueste aceptarlo, en el plano espiritual es un hecho consumado. Esto significa que Dios sabe lo que estás atravesando y no es ajeno a su necesidad, tan solo la provisión aparecerá en el momento justo, confíe en su Padre eterno, Él es un especialista en dispensar a Cristo de las maneras más creativas del universo; puede ser un milagro, un prodigio, una señal, un sueño, una palabra, una oración, un abrazo, un mensaje. El Padre nos da su Hijo todos los días de diferentes maneras. Esté atento y lo verá en el momento menos imaginado.
Pida el pan de cada día, como nos enseñó Jesús, porque Él no se ha olvidado de usted, acérquese con confianza, porque el Padre bueno sabe dar buenas dádivas y somos más importante que un puñado de palomas y flores. Somos sus hijos.