La importancia de la educación inicial en los tiempos presentes es indiscutida. Sin duda alguna, la estimulación, el acompañamiento al desarrollo cognitivo, psicomotor y socio ambiental de los niños les permiten un peregrinar sin igual en el transitar la contención y la autonomía.
El desarrollo global de un niño le permite que crezca de manera integral (física, mental y socialmente), en lo que no debe faltar una correcta alimentación, cuidado de su salud, protección familiar y social, y sin duda, el cariño y seguridad del ambiente que lo rodea.
Las iglesias protestantes, y en particular los cristianos que las componen, han sido los principales impulsores de la educación en general, y de la educación pública y gratuita en particular. De hecho, en la época reformista, la enseñanza se basaba principalmente en la lectura de la Biblia, y de ahí la necesidad de enseñar a leer a una población niña y adulta. Aquí la razón fundamental que impulsó al protestantismo a la enseñanza pública o popular, impulsando las escuelas primarias.
Es Lutero, uno de quienes demanda la creación de escuelas universales, obligatorias, gratuitas y estatales, como obligación de los Estados. De esta manera, podrían llegar con enseñanza religiosa a todas las personas, pero no sólo eso, sino también con enseñanzas básicas de matemáticas, ciencias, cultura y demás. De esta forma, la educación no sería sólo para el clérigo, sino para todos los ciudadanos.
Juan Calvino se convirtió también en un promotor de la educación juvenil Desde su llegada a Ginebra en 1536, no cesó de impulsarla, y ya en 1537 y 41, expresó públicamente la necesidad de una institución de educación superior. Unos años después, en 1556 propuso la reorganización del sistema escolar, fundando en 1563 la escuela para estudios liberales, sin superstición.Para Calvino, el conocimiento de Dios podía llegarse por el estudio de la historia, de la naturaleza y las ciencias, sin desmerecer la regeneración y la revelación divina.
Podríamos centrarnos en más personajes históricos de origen protestante para hablar no solo de la importancia de la educación sino de acciones concretas para materializarlo, pero cercanos al 28 de mayo, Día de los Jardines de Infantes en Argentina, nos referiremos a Sara Eccleston.
Sara Chamberlain de Eccleston, cristiana protestante, nació en 1940 en Pensilvania, Estados Unidos. Durante la guerra de la secesión, sirvió como enfermera en la llamada Comisión Sanitaria, precursora de la Cruz Roja. Durante el conflicto conoció al Capitán Charles Eccleston y tuvieron dos hijos: Jhon y Emely. Lamentablemente, a los 10 años de casada enviudó.
Estudió en la escuela normal de Filadelfia, en el novedoso campo de enseñanza de esa época, Kindergarten, donde se graduó en 1877. Sara Eccleston recibió la influencia de Elizabeth Peabody, fundadora del primer Jardín de Infantes de Estados Unidos, y su hermana Mary Peabody, destacada educadora y discípula del destacado pedagogo alemán Friedich Frobel.
La amistad con estas dos hermanas, la llevó a conocer a Domingo Faustino Sarmiento, quien sería el puente para tomar la decisión de radicarse en nuestro país a fin de desarrollar el revolucionario plan educativo para implementar el Kindergarten como complemento de la educación primaria.
Pese a los intentos de las autoridades de la escuela en la que se desempeñaba para que desista de viajar a nuestro país, al que denominaban como “Barbarie”, Eccleston continuó adelante. Era ese atraso el que justamente la motivó a continuar con su trabajo en Argentina.
Así fue que en el año 1883, Sara Eccleston arribó a Buenos Aires en compañía de su hija Emily, recomendada fuertemente por el Presidente de la Sociedad Nacional de Educación de los Estados Unidos.
Rápidamente fue destinada a la Escuela Normal de Paraná, Entre Ríos, la primera escuela Normal fundada por Sarmiento y allí se dedicó a organizar y dirigir el departamento infantil, donde finalmente fundó el Primer Instituto para la formación de maestras jardineras en 1884.
Desde ese lugar hizo una notable labor actualizando los programas de estudios, creando la carrera de Maestra Jardinera, que en ese momento no existía y difundió un libro de trabajos manuales para las escuelas primarias a fin de que los niños desarrollen actividades prácticas
En 1893 el Gobierno Argentino la nombró delegada de la Conferencia Mundial sobre el Kindergarden, realizada en la ciudad de Chicago. A su regreso a la Argentina, en ese mismo año, fundó la Unión Frobeliana Argentina con el objeto de difundir los principios y ventajas de la educación inicial entre los docentes y madres del país.
Al crearse en 1897 el Profesorado de Maestras Jardineras en Buenos Aires, el Ministro de Educación le encargó su Dirección, donde realizó una destacada labor de expansión de los Jardines de Infantes por todo el país a través de sus discípulas, entre ellas Rosario Vera Peñaloza.
No todo fue fácil. Tuvo que enfrentar una fuerte resistencia e incomprensión de funcionarios que en muchas ocasiones y de diversas maneras desvalorizaban la importancia de la Educación Preescolar y la formación de Maestras Jardineras. Su última labor oficial fue la de inspectora de Jardines de Infantes hasta su jubilación en 1903, año en el que se retiró de la Educación Pública, pero en forma personal continuó brindando conferencias y cursos de Formación Docente.
En 1910, el gobierno de Mendoza la convocó para la organización de un nuevo jardín de infantes, poniendo los recursos necesarios para crear el Instituto más amplio y moderno de la época.
Sara Eccleston falleció el 10 de octubre de 1916. Sus restos yacen junto a quienes fueron las primeras maestras cristianas evangélicas que trajo Sarmiento, ellas engrandecieron nuestra nación: Jennie Howard, Minnie Ridley, Francis Bessler.
En Argentina, cada 28 de mayo se celebra el día de la Maestra Jardinera en homenaje a una de sus discípulas a quien ella formó y capacitó: Rosario Vera Peñaloza.
Rosa Vera Peñaloza, nació un 25 de diciembre de 1873 y en 1884 ingresó a la Escuela Normal de La Rioja, dirigida por maestras norteamericanas que Domingo Faustino Sarmiento había traído al país. Se graduó como Maestra Normal en 1888. En 1892 se dirigió a la Escuela Normal de Paraná, donde fue alumna de Sara Chamberlain de Eccleston, que se convertiría en su mentora.
En 1894 obtuvo el título de Profesora Normal, mientras estudiaba de manera paralela el Profesorado de Jardines de infantes y, en 1897, se graduó como Profesora de Kindergarten, en la Escuela de Profesores del Jardín de Infantes de Paraná. En 1900 fundó el Jardín de educación preescolar anexo a la Escuela Normal de La Rioja, el primero de una larga serie de jardines creados en Córdoba, Buenos Aires y Paraná, se abocó al estudio de planes y programas de educación preescolar.
La historia debate si el primer Jardín de Infantes se construyó en Paraná, el 04 de agosto de 1884 con Sara Eccleston, o en 1898 en La Rioja, con Rosa Vera Peñalosa. El resumen histórico recientemente descripto nos entrega la respuesta, pero aquí el punto central no es quién, sino revalorizar el aporte evangélico protestante en la educación argentina en particular.
Cuando a Ud. le digan: “Iglesia y Estado asuntos separados”, recuérdele que fue la misma iglesia (congregación de los santos), la que trabajó para que en Argentina se fundara el primer Instituto para Maestra Jardinera, y primer Jardín de Infantes, bajo la tarea de Sara Eccleston, cristiana protestante.
¡Feliz Día de los Jardines de Infantes y Maestra Jardinera! Recordemos la enorme tarea de Sara Eccleston y Rosa Vera Peñalosa.