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Hojas de palma para recibir a Jesús

Cuando el Señor entró a la ciudad de Jerusalén fue honrado con estas plantas, ¿por qué se usaron, cuál es su significado bíblico? Descubrí junto a nosotros las curiosidades de este simbólico árbol.

Como cada año, el pueblo cristiano alrededor del mundo celebra la Semana Santa conmemorando los últimos días de Jesús en esta tierra recordando y poniendo en relevancia su obra redentora. Los evangelios nos relatan la historia, cada uno de sus autores nos brindan desde su óptica una escena en particular que hoy traemos a memoria: la entrada a Jerusalén. 

El apóstol Juan escribió: “El siguiente día, grandes multitudes que habían venido a la fiesta, al oír que Jesús venía a Jerusalén, tomaron ramas de palmera y salieron a recibirle, y clamaban: ¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor, el Rey de Israel! Y halló Jesús un asnillo, y montó sobre él, como está escrito: No temas, hija de Sion; He aquí tu Rey viene, montado sobre un pollino de asna” (Juan 11).  

En el Evangelio de Marcos se relata: “También muchos tendían sus mantos por el camino, y otros cortaban ramas de los árboles, y las tendían por el camino” (Marcos 11).

Juan detalló que fueron ramas de palmera, no de cualquier árbol, aunque también podría haber sido así, como lo vemos en Marcos, que no especifica. Pero el detalle de este testigo ocular es relevante. Por un lado la palmera es un árbol con gran importancia en la región de la cual es originaria, y por otro, se destaca en los textos bíblicos de manera muy especial  por su forma y estructura, los árboles han sido valorados como símbolo de espiritualidad desde el comienzo de los tiempos. 

En la antigüedad el árbol de palma simbolizaba victoria y triunfo para los griegos y los romanos, incluso fue sello de monedas. La palmera que se halla constantemente en las escrituras, según el diccionario bíblico digital Sigueme.net, es casi siempre la «Phoenix dactylifera», palma datilera que se levanta entre 14 y 20 metros de altura, su estípite (tallo largo y sin ramificar) es derecho y de grosor constante, lleva las marcas de las palmas caídas, y está coronada por una copa de grandes palmas siempre verdes, su fruto es abundante y dulce. 

Algunos versículos mencionan características tales como: es un árbol grande (Cnt. 7:7, 8); recto y alto, sirve como símil para el crecimiento del justo (Sal. 92:12); era contado entre los árboles frutales (Jl. 1:12).

Reflexionar respecto de este árbol tan particular en Semana Santa nos lleva también a meditar en nuestra propia vida, en cómo honrar a Jesús ya no con hojas secas sino con todo nuestro ser.

La palabra nos alinea al decir: “El justo florecerá como la palmera” (Salmo 92. 12). Es que la simbología aquí va más allá de una simple mención. Florecer implica que tiene raíces profundas con las cuales se nutre para dar el fruto y, a la vez, poder estar firme ante las implicancias del día a día. Cuando nos nutrimos de todo lo que proviene de Dios al tener raíces en nuestro Señor, esas raíces nos permiten florecer, dar fruto de buenas obras, de integridad, de vivir en adoración; como las palmeras también, fuertes frente a los problemas que puedan sobrevenir. 

Así como está erguida y se ve a lo lejos, que nuestra vida sea un fiel testimonio para aquellos que todavía no han conocido al Salvador. Como afirma Mateo, “que nuestra luz alumbre delante de los hombres para que vean nuestras buenas obras, y glorifiquen al padre que está en los cielos” (Mateo 5.16). 

Dátil (Phoenix dactylifera)

La palma datilera puede alcanzar hasta los 30 metros de alto y dos metros de diámetro, tiene hojas rígidas muy largas, de 4 a 6 metros de longitud y desde las palmas cuelgan los dátiles, que son unos frutos de forma ovoide, de unos 4 a 10 centímetros de largo, de pulpa dulce y carnosa, suelen ser amarillos, anaranjados o rojos.

La palma datilera crece en regiones cálidas y casi en cualquier tipo de suelo; aunque resiste largos períodos de sequía y alta salinidad, también crecen bien en suelos arenosos y con buen drenaje de agua.

El justo florecerá como la palmera; Crecerá como cedro en el Líbano. Plantados en la casa de Jehová, En los atrios de nuestro Dios florecerán. Aun en la vejez fructificarán; Estarán vigorosos y verdes, Para anunciar que Jehová mi fortaleza es recto, Y que en él no hay injusticia. Salmo 92

Valeria Viera
Valeria Viera
Licenciada en Comunicación Social (UBA). Realizó un posgrado en producción de televisión y se ha capacitado en comunicación institucional. Escribió el libro devocional "Guía para extranjeros". Estudia canto lírico que, junto a las comunicaciones, es otra de sus grandes pasiones.

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