Hoy 2 de Mayo es El Día Internacional contra el Bullying y el Acoso Escolar. Es un día para concientizar sobre aquellos miles de niños, niñas y adolescentes llegan a nuestras iglesias con heridas invisibles: físicas, emocionales y espirituales. Algunos, en silencio, confiesan que ya no tienen fuerzas para seguir luchando.
En las congregaciones de todo el mundo, recibimos diariamente miles de niños, niñas y adolescentes con heridas físicas, psicológicas y emocionales como consecuencia del bullying. En muchos casos las heridas llegan a calar tan hondo que confiesan no querer seguir viviendo así.
No podemos prevenir lo que no conocemos…
¿Qué es el Bullying?
Es el acoso físico o psicológico al que sus compañeros someten de forma continua a un alumno. (OPS)
Pero también podemos decir que el término bullying se asocia principalmente con el ámbito escolar, fenómenos similares pueden presentarse en otros entornos, como el laboral (mobbing), familiar o digital (ciberbullying). No obstante, cuando se habla específicamente de bullying, se hace referencia al acoso entre niños, niñas o adolescentes en contextos educativos.
La conducta en sí (intimidar, humillar, excluir de forma sistemática) puede ocurrir en cualquier entorno donde haya interacción social entre pares, especialmente si hay:
- Intención de hacer daño.
- Repetición en el tiempo.
- Desequilibrio de poder.
La miniserie de Netflix “Adolescencia” puede ser una ficción; pero los problemas que expone son extremadamente reales.

Me atrevería a decir, que dentro de las comunidades de fe, en los grupos de niños, niñas, adolescentes y jóvenes, en ocasiones, la realidades supera la ficción.
El ministerio público tutelar del poder judicial de la ciudad de Bs As en un estudio realizado a finales del 2024 reveló que el 66,2% de los menores de edad sufren bullying y un alto porcentaje «no lo habla con nadie». También señala que el 77.2% de estas situaciones de violencia se producen en el ámbito escolar.
Nuevos datos de Vodafone revelan que, en promedio, los niños de entre 11 y 14 años están expuestos a contenido dañino en tan solo 30 minutos de estar en línea, y uno de cada 10 incluso ve publicaciones y videos peligrosos en menos de un minuto.
Recientemente un adolescente con lágrimas en sus ojos me decía que sus compañeros del colegio, con los cuales compartió toda la primaria, lo hacían a un lado por no participar de las fiestas que organizaban. Las principales burlas eran por ser cristiano y a su vez, dudaban de su sexualidad por el hecho de decidir guardarse sexualmente para el matrimonio.
Otro adolescente me decía que prefería ser amigo de sus potenciales victimarios, y que creía las consecuencias de desagradar a Dios, no eran tan graves como las de desagradar a este grupo de adolescentes.
Cuantas veces escuchamos el dicho popular que dice; “A llorar a la iglesia” la mayoría de las veces usado para burlarse de los que lloran. Aunque también podríamos decir; “A reír a la iglesia” ya que estamos preparados para acompañar cualquiera de los estados. (Romanos 12:15)
La palabra de Dios es nuestra principal fuente de formación y en ella encontramos muchas historias en las que hombres y mujeres sufrieron violencia, por ejemplo David frente al menosprecio (1 Samuel 17) José y la violencia de sus hermanos (Génesis 37) o Jesús mismo ente la desconfianza de su familia (juan 7).
¿Qué nos propone Dios para prevenir el bullying?
* Amar al prójimo como a uno mismo (Marcos 12:31)
* Tratar a los demás como nos gustaría ser tratados (Lucas 6:31)
* No tener nada que ver con gente violenta, ni hacerse amigo de gente agresiva (Proverbios 22:24-25)
¿Cómo podemos enfrentar el bullying?
* Pedir sabiduría a Dios para saber cómo responder
* Creer en la Justicia de Dios.
* Si alguien te está haciendo daño, no callar.
* Pedir ayuda a alguien más.
* Hablar de Bullying.
Preguntas que deberíamos hacernos los cristianos:
- ¿Dónde están los adolescentes?
- ¿Saben los padres dónde están los adolescentes?
- ¿Los adultos generan espacios de escucha reales y empáticos con sus hijos?
- ¿Qué herramientas tienen los adultos para intervenir sin dañar más?
- ¿Cómo influye el modelo de relación en casa en la forma en que los adolescentes se relacionan con sus pares?
En este último tiempo, algo que se ha vuelto muy relevante es el lenguaje que utilizan los adolescentes. Podríamos incluso hablar de “códigos”: mensajes que se esconden detrás de un emoji, intenciones ocultas en una simple imagen o frase. Muchas veces, como adultos, optamos por no involucrarnos demasiado, y eso nos deja en una posición de desconocimiento frente a ciertos comportamientos que no logramos interpretar.

Pero ellos tienen su propio lenguaje, sus formas de comunicarse, sus subculturas. Y si como Iglesia queremos acompañarlos verdaderamente, es fundamental que aprendamos a comprenderlos. Solo así podremos ayudar de forma real y oportuna, incluso detectar señales de alerta a tiempo, antes de que el dolor se haga más profundo.
Sin embargo, necesitamos abrir los ojos a lo que ellos ven, a lo que expresan en sus redes, a lo que no dicen con palabras, pero gritan con imágenes o silencios.
No se trata solo de hablar su idioma, sino de mostrarles que estamos presentes, que nos importan, y que no estamos dispuestos a quedarnos afuera de su mundo.
Quienes forman parte de una comunidad de fe suelen sentirse acompañados y cobijados por líderes, pastores, y sobre todo, por la presencia del Espíritu Santo, que actúa como sanador y consolador. Sin embargo, hay quienes no tienen ese techo de protección, y quedan expuestos, vulnerables, enfrentando solos una realidad tan dura como el bullying.
Como Iglesia, tenemos una misión urgente: abrazar a la población adolescente, estar presentes en sus distintos espacios y contextos, y ser creativos para llegar hasta ellos. Necesitamos ser luz, acompañarlos con amor, y permitir que el Espíritu Santo los sane, los consuele y les devuelva la esperanza.
La Iglesia de Jesús se para firme frente a la violencia en cualquiera de sus formas y no solo que la enfrenta con las herramientas humanas y cívicas, sino que propone espacios en los que se habla de bullying.
Más allá del liderazgo y los espacios preparados especialmente para promover el desarrollo integral, la iglesia cuenta con el Espíritu Santo, quien es el principal responsable de consolar a los quebrantados y heridos. Acompañándolos en un proceso de restauración y sanidad interior.