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El miedo escondido

Tal vez la versión más peligrosa del miedo es aquella que viene escondida. Todos podemos reconocer el temor a las arañas, a la altura o a la oscuridad. Eso nos da la oportunidad de enfrentarlo y vencerlo. Pero ¿qué hay de los miedos que vienen ocultos? Aquellos que están disfrazados de otros argumentos. Al no poder reconocerlos, se nos hace difícil vencerlos, y nos generan mucho dolor en distintas áreas de nuestra vida. 

Permíteme contarte un ejemplo de esto. Mientras participábamos con mi esposa de un seminario donde estudiábamos la vida de grandes hombres y mujeres de la fe, entramos en un momento de ministración; se nos estaba hablando respecto al poder de Dios para revelar las cosas ocultas de nuestro corazón, cuando el Espíritu Santo le recordó a ella una situación que vivió cuando era pequeña: su hermano menor, quien se encontraba bajo su cuidado, le decía desde el techo de la casa “Me voy a tirar, me voy a tirar”. Y ella, con una enorme angustia, le rogaba que no lo hiciera y que bajara. Esta situación la había marcado en gran manera, al punto de hacerle creer que no estaba capacitada para cuidar. Algo que parece simple a la vista de cualquiera, en ella había grabado a fuego este temor, lo cual la llevaba a esquivar en todo momento la idea de tener hijos, utilizando cualquier tipo de argumento válido y lógico. Pero la verdadera raíz era esta. Se disfrazaba de “cuando me reciba”, “cuando tengamos nuestra casa propia”, “después de que viajemos”. Todos argumentos entendibles, pero ninguno de ellos era la verdadera razón. 

Y entonces, ¿cómo hacemos para pelear contra un temor que no sé que tengo, cuando mi propia mente se pone como cómplice y me distrae o engaña con argumentos falsos? ¿Qué defensa tengo?

Apocalipsis 2:23 dice: “Yo soy el que escudriña la mente y el corazón…”. Y en Proverbios 20:27 dice, en la versión DHH: “El espíritu que Dios ha dado al hombre es luz que alumbra lo más profundo de su ser”. Nuestro único recurso es la guía del Espíritu Santo. Él es 100% efectivo, no falla. Y cada movimiento o acción que realiza son motivados por el amor del Padre, lo que nos da la seguridad y garantía de que estamos seguros en sus manos. 

Te invito a que hagas la siguiente oración: “Espíritu Santo, te pido que me escudriñes y me traigas a conciencia cualquier temor que esté operando en mí en lo oculto. Cualquier miedo que me está restringiendo la plena libertad que ganó para mí Cristo, a través de su muerte y resurrección. En Él soy más que vencedor. Amén”. 

Si hiciste esta oración, te pido dos cosas. En primer lugar, no te quedes rumiando, buscando por ti mismo, tratando de identificar qué es. Deja que el Espíritu Santo haga su trabajo. Verás que, sin haberlo pensado ni provocado, un recuerdo va a venir a tu mente, tal vez en este mismo momento, tal vez en el correr de los días. Pero Él no deja que ninguna oración caiga al piso. Con toda seguridad, puedo decirte que la responderá y que completará la obra que ha comenzado contigo. Una vez que el Espíritu Santo te revele cuáles son esos temores, solo tienes que tomarlos y dejarlos en el altar. Se los das a Cristo y le dices: “Yo no puedo contra ellos, son todos tuyos”. Solo eso. Él sabrá qué hacer. No olvides que la Biblia dice que el Espíritu Santo nos enseña todas las cosas (ver 1 Juan 2:27; Juan 16:13). ¡Él va a guiarte hacia la libertad en Cristo!

“Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio«.

2º Timoteo 1:7
Diego Cirigliano
Diego Cirigliano
Creando cultura de reino en Vibra y Más, los adolescentes y jóvenes del Ministerio Presencia, junto a mi esposa Tam Bazán Sosa. Docente, creativo publicitario, diseñador y comunicador, estoy llevando su Palabra hasta lo último de La Tierra en otro formato, a través de Texto y Luz Ediciones y La Biblia a Mano.

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