El gobernador Gustavo Valdés confirmó esta semana que en el territorio de la provincia ya no existe ningún foco de incendio.
Luego de un mes intenso, damos gracias a Dios porque con el trabajo de los bomberos y las lluvias que cayeron por más de cinco días lograron apagarse todas las llamas, y aun así la entrega de donaciones y asistencia a los correntinos no frena.
El fuego consumió casi 1.000.000 de hectáreas, un 11% de la superficie total de la provincia de Corrientes, y ante tal tragedia la iglesia, desde un comienzo, se unió para brindar ayuda durante y después de los incendios. En esta oportunidad conversamos con el pastor Manuel Garín, de la iglesia Valientes de San Miguel, congregación que está brindando asistencia en medio de las consecuencias del fuego.
La Corriente: ¿Cómo estuvo accionando la iglesia en medio de la emergencia por los incendios?
Manuel Garín: La iglesia trabaja en el pueblo desde hace aproximadamente un mes y medio, cuando comenzó a ser intenso el fuego, en enero. Empezaron los focos de incendio y la dotación de bomberos a nivel local era de solamente 30 voluntarios. Por eso, al expandirse el fuego, desde la localidad de San Miguel se comenzó a ayudar y a hacer varios llamados al Estado.
El fuego se expandió a tal punto que la población pedía comida y hielo para combatir la deshidratación, porque las llamas duraban ocho y hasta doce horas. Pero el problema continuaba una vez que se apagaba porque luego se debía hacer una guardia de cenizas, en la cual tenían que quedarse muchas horas más; llegó al punto en que los bomberos prácticamente ya no volvían más a su casa.
Entonces muchas familias cuidaban su cuadra y su barrio porque constantemente se volvían a encender los focos de incendio debido a las altas temperaturas. Además, el fuego comenzaba en los montes y a través de alguna chispa podía llegar a unos 300 metros de distancia y provocaba otro foco.
La gente colaboraba con los bomberos para mantener controlado el fuego, hasta que el primer día de febrero no se pudo contener, fue tal la magnitud que gracias a Dios empezó a llegar el apoyo de los brigadistas, primero vinieron voluntarios, después el Ejército, la Policía Federal, la bonaerense y así empezaron a tener más ayuda.
El tema era que los focos se iban incrementando, teníamos temperaturas de 45 grados y el fuego en la gran mayoría de los montes era incontrolable, porque había llamas de hasta 15 metros de altura. Además, con vientos cruzados, y esto hacía que el fuego corriera más rápido.
LC: ¿Cree que lo que pasó fue consecuencia de otras cuestiones ambientales?
MG: En Corrientes hace dos años que estamos en sequía, las lluvias no son pronunciadas, no son continuas y producto de eso hay muchos pajonales. Se secaron los esteros y las lagunas y hacía tres meses que no teníamos lluvia, no había aguas y se secaron las napas.
Ese es otro problema que empezamos a ver en este tiempo. La gente que tenía pozo con baldes no lograba extraer el agua. En una ocasión fui a buscar agua y salía tierra. Era muy triste.
Entonces el problema de los incendios fue que se quemaron mucho los montes cercanos; son pocas las casas que se quemaron porque la misión del bombero era cuidar y proteger las casas de los vecinos. Pero cuando se queman los montes, el problema es que se está quemando su fuente de trabajo.
Acá el principal motor de trabajo y producción de recursos económicos es la madera, ya sea el corte de pino, eucalipto, el tema de la resina y los aserraderos, pero al quemarse muchas hectáreas la gente se quedó sin trabajo. Entonces en ese momento la iglesia comenzó con más frecuencia a colaborar para ayudar a suplir las necesidades de las personas.
Las donaciones empezaron a llegar ahora y nosotros empezamos a trabajar desde principios de febrero haciendo campañas para juntar alimentos y poder brindar a las personas afectadas. Porque llegábamos a las casas y no tenían para comer, ni agua tenían y entonces vimos que ahí era donde teníamos que continuar el camino.
LC: ¿Qué donaciones recibieron en este tiempo?
MG: Principalmente recibimos alimentos. Y gracias a Dios, porque nos pasó de ir a muchas casas donde ya no tenían nada para comer y tuvimos para entregarles varias bolsas.
La primera vez teníamos destinada una bolsita de alimentos para cada casa y cuando veíamos la familia era de 7 u 8. Eran familias grandes. Entonces bajábamos cinco o seis bolsas repletas de mercadería, porque veíamos que la gran mayoría estaba en situación de desnutrición. Estaban deshidratados, no tenían agua, y le llevábamos agua.
La iglesia además trabajó con un voluntario de una ONG que tiene una camioneta con un tanque de 1.000 litros, que servía para surtir el agua. Otro problema era que no tenían recipientes o envases para almacenar, entonces trabajamos también en conseguir botellas, bidones y tambores. En una ocasión, un hermano de la iglesia donó tres tanques de agua de 500 litros.
En San Miguel se incendiaron tres casas y esas familias lo perdieron todo, pero gracias a Dios pudimos llevarles ropa, comida y utensilios para la cocina. Ahora, en estos días me sorprendí porque llegaron donaciones incluso de alimento para ganado vacuno, para gallinas, para todo tipo animales, y mucho alimento para perros. Todo eso lo estamos repartiendo a quien lo necesite.
LC: ¿Cuál es el principal problema que dejaron los incendios en la población y cómo la iglesia está ayudando?
MG: El problema principal es que mucha gente perdió su trabajo porque en el lugar donde ellos trabajaban, en el monte, el aserradero, la refinería, la mayoría son jornaleros y trabajan por día, ellos se van al trabajo de lunes a viernes y luego llevan el dinero a su familia para la semana. Es un gran problema, porque no es que los echaron, sino que se quemó su fuente de trabajo, y es notable porque deriva en que no tienen para comer.
Vimos muchas personas tristes y angustiadas, mucha gente en depresión, mucha gente sin saber qué hacer. Y ahí apareció la iglesia y empezamos a hacer relevamientos para saber cuántos integrantes hay, cuántos son niños o mayores, cuál es la principal necesidad, ya sea alimento o agua.
Y lo que teníamos en nuestro depósito lo íbamos preparando para llevarlo a las familias con frecuencia de una vez por semana o cada diez días, esa es la manera como tratamos de abastecer, además de llevar el agua, sea envasada o la que haya disponible, que la llevamos con el tanque de nuestro amigo Alejandro, de una ONG de Buenos Aires.
Colaboración ante la falta de agua Donación de tanques a casas Distribución de alimento y agua Entrega de donaciones
LC: ¿Cómo hablan de Cristo en medio de esta situación?
MG: Cada vez que vamos a una casa les entregamos la donación y nunca nos retiramos de un lugar sin orar; a muchos eso los invita a que le entreguen su corazón a Cristo, porque Él es la solución a todo este problema, esto iba a pasar, son señales antes del fin, por eso hay que preparar a los que van a ser salvos e invitarles a que puedan aceptar a Jesús.
«Nunca nos hemos retirado de una casa sin bendecir ese lugar y dejando la presencia de Dios»
A veces hemos dejado una Biblia para que empiecen a buscar de Dios, a escuchar de Dios. Y como pastor mi prioridad, mi oración y mi clamor ha sido ayudar, pero también orar por cada uno de ellos y en el nombre de Jesús para que pronto puedan restablecerse y estar en una condición de bendición más allá de estas situaciones.
La verdad es que el Evangelio ha sido aceptado porque estamos en un tiempo de vulnerabilidad donde las cosas pareciera que se hacen más difíciles y entonces la gente abre su corazón. Yo me emociono al saber que podemos ir allí y como iglesia no ser solamente personas que están orando por ellos, sino que también estamos accionando con un amor genuino y la voluntad de trabajar en pos de ellos.
LC: ¿Hasta cuándo continuarán con estas acciones?
MG: Esto recién comienza porque ahora que los incendios apagaron su fuente de trabajo acá no hay mucha salida laboral y eso hace que la necesidad continúe.
A pesar que en estos días estuvo lloviendo desde el jueves hasta el martes, eso hizo que no tengamos focos de incendios. Pero la gente sigue teniendo el problema de no tener acceso a los alimentos porque no tienen trabajo, la gente no tiene acceso al agua.
Además, estamos por hacer varias canillas comunitarias en diferentes localidades, en diferentes colonias, donde vamos a hacer perforaciones de 45 metros y esa obra va a quedar para que tengan acceso al agua. Eso lo va a hacer la Iglesia.
Mucha gente colaboró y se acercó para ser parte de la instalación de estas canillas comunitarias para que mucha gente tenga acceso al agua. En relación a los alimentos que vamos recibiendo también lo vamos llevando diariamente en camionetas, vehículos o en moto. Estamos repartiendo en la manera que podemos y yo creo que continuaremos hasta que se pueda reconstruir nuevamente todo esto.
Oración de fe. La fe después del incendio. La Iglesia en acción
LC: ¿Cuál es el propósito de la iglesia en la tierra de Corrientes?
MG: El propósito de la Iglesia, como siempre lo he dicho, es ser luz en medio de las tinieblas, es tener el amor en acción. Y no es solamente el gesto espiritual de la oración, que es muy importante, sino también la acción, que es vital.
La Biblia dice que somos sal y somos luz. Y eso hace que nosotros en este tiempo, a través de toda nuestra comunidad de iglesias evangélicas, de fundaciones, de clubes cristianos, de colegios cristianos que han estado recaudando, y familias particulares y barrios donde hay hijos de Dios, están viendo la misión que estamos llevando, el puente que estamos construyendo todos los días.
Es ahí cuando la gente empieza a entender que el propósito realmente es ser un canal de bendición para muchos y poder llevar alivio. No me gusta hablar de política, no me gusta hablar de cosas que dividan, pero sí ser un colaborador más en mi comunidad, en mi tierra y en mi población.