¿Qué desafíos tiene la iglesia para el año que comienza?
Estamos terminando otro año, este en particular fue raro, duro, incierto, pero como iglesia terminamos un año sorprendente, desafiados y con la fe intacta.
Podemos decir como el profeta Samuel “Eben-Ezer” Hasta aquí nos ayudó Jehová.
Hasta aquí Él abrió caminos.
Hasta aquí Él ha mostrado su fidelidad. Hasta aquí Él ha estado con nosotros.
Si miramos el pasado, el panorama fue bastante desolador, angustiante y si vemos el aquí y ahora… el panorama es peor.
Esta pandemia ha dejado,en varias áreas, números alarmantes que afectan a nuestra sociedad y lo sigue haciendo. Por citar algunos datos.
El 60% de los niños menores de 14 años es pobre.
El 42% de la población está por debajo de la línea de pobreza. El desempleo es más del 40%
Más del 50% de los jóvenes, no terminan el secundario.
Durante el último año, aumentaron las denuncias de violencia de género, abuso infantil, violencia familiar… Y así podemos seguir enumerando un sin fin de situaciones.
Frente a este escenario podemos citar las palabras de Nehemías, cuando se encontró con su pueblo totalmente devastado: 17 :2 Vosotros veis el mal en que estamos, que Jerusalén está desierta, y sus puertas consumidas por el fuego; venid, y edifiquemos el muro de Jerusalén, y no estemos más en oprobio.
El pueblo estaba adormecido. Se habían acostumbrado a vivir así. Entre escombros.
Nehemías estaba en una posición muy cómoda en el palacio del rey, como copero.
Pero cuando sus hermanos le traen la noticia que su pueblo estaba en ruinas, su corazón es quebrantado. Cuando oí estas palabras me senté y lloré, e hice duelo por algunos días, y ayuné y oré delante del dios de los cielos. Nehemías 1:4.
Eso es compasión, eso es misericordia.
Marcelo Vitrano
Él oró, ayunó y se puso manos a la obra para poder cambiar la realidad de su pueblo.
Dios lo usó para despertarlos y para que se revelen con la realidad que vivían.
“venid, y edifiquemos el muro de Jerusalén, y no estemos más en oprobio”. Nehemías 2:17.
Durante muchos meses venimos escuchando la palabra “burbuja”. Burbuja en los colegios, en los clubes, en las familias. en las iglesias, etc.
Cuando decimos: Hasta aquí nos ayudó Jehová, podemos decir: “Hasta aquí, Él fue una burbuja para nosotros”.
En medio de un panorama doloroso, destructivo, desgarrador, la iglesia de Cristo sigue en pie. En plena crisis, muchas iglesias a lo largo y a lo ancho del país, crecieron, edificaron, se desafiaron a nuevos proyectos, se expandieron.
Nuestro Señor cuidó a su novia. Es como vivir una realidad paralela. Pero, no podemos estar ajenos a lo que pasa a nuestro alrededor. Quizás nosotros estamos bendecidos y prosperados, pero nuestro llamado es rescatar a las víctimas del ladrón, que vino a robar, matar y destruir: La palabra de Dios dice: El ladrón no viene más que a robar, matar y destruir; Juan 10:10.
EL SEÑOR NO NOS MANDÓ A LLENAR TEMPLOS
Nos mandó a que la gente conozca a Cristo a través nuestro y la consecuencia seguramente serán: TEMPLOS LLENOS.
En el templo, se busca del Señor, se aprende de Él, estamos en comunión con los santos, pero mirando afuera, en donde está realmente la necesidad.
Para este año que comienza tenemos que ser como los hijos de Isacar:
Entendidos en los tiempos. Mirando la necesidad y actuando como lo hizo Jesús.
Ante tanta opresión, ante tanto avasallamiento, ante tanto derecho vulnerado, levantemos nuestra voz y proclamemos: Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres. Juan 8:36
Miremos nuestro país y podemos decir: vemos que está en gran mal y afrenta, como dijo Nehemías.
Mi pueblo está empobrecido, avergonzado y en ruinas.
¡Levantémonos y Edifiquemos!
Este es el momento de la Iglesia de Cristo en las calles. Edificando muros morales, sociales, familiares.
Es el tiempo de volver al modelo de la iglesia primitiva.
- 46 Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón,
- 47 alabando a Dios, y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos. Hechos 2:46-47