“Dicho de una superficie lisa y brillante, como el agua o un espejo, que forma la imagen de algo o de alguien”, eso es lo que dice la definición de “reflejar”.

Las condiciones que requiere una superficie para arrojar un buen reflejo son: lisa y brillante. Una superficie lisa implica que esté limpia, bien pulida y, mientras más firme, mejor. No se refleja de la misma manera el rostro en el agua, que en un espejo. Tampoco un espejo viejo y dañado funcionará como uno nuevo y bien cuidado. Mientras más lisa y brillante la superficie, mejor reflejará el objeto o el sujeto que se pretende reflejar.

Lo mismo ocurre entre nosotros y Cristo. Él es la perfección misma. Cuánto le reflejemos al mundo con nuestro accionar no depende de Él sino de nosotros. Reflejar es más que hablar de o acerca de. Reflejar es mostrar(se) lo más parecido posible. Esa es nuestra tarea como cristianos: que nuestra vida esté pulida y brillante para que naturalmente mostremos Su carácter y Su esencia.

Una vida cristiana que se ha trabajado, que se ha pulido, que está lisa (sin huecos, sin heridas, sin partes faltantes), y brillante (limpia del pecado, sin cáscaras), es una vida que refleja a Cristo.

En términos prácticos, ¿cómo le reflejamos?

  • Diciendo la verdad y no mintiendo. Mateo 5:37 NVI nos dice: “Cuando ustedes digan “sí”, que sea realmente sí; y, cuando digan “no”, que sea no. Cualquier cosa de más, proviene del maligno”.
  • Esforzándonos en nuestro trabajo y no trabajando de mala gana. En Colosenses 3:23 NVI el Señor nos dice: “Trabajen de buena gana en todo lo que hagan, como si fuera para el Señor y no para la gente”.
  • Superando la tentación y no cediendo a ella. La Biblia nos enseña: “Ustedes no han sufrido ninguna tentación que no sea común al género humano. Pero Dios es fiel, y no permitirá que ustedes sean tentados más allá de lo que puedan aguantar. Más bien, cuando llegue la tentación, él les dará también una salida a fin de que puedan resistir(1ra Cor. 10:13).
  • Siendo coherente entre nuestros valores y nuestras acciones. La Palabra de Dios nos insta: “No solo escuchen la palabra de Dios; tienen que ponerla en práctica. De lo contrario, solamente se engañan a sí mismos”.
  • Tratando bien a nuestros hijos y no haciéndolos enojar. En la versión de NBL el Señor nos instruye a los padres: “Y ustedes, padres, no provoquen a ira a sus hijos, sino críenlos en la disciplina e instrucción del Señor”.

Seguramente Ud. puede agregar más puntos a esta simple enumeración. Podríamos preguntarnos cómo estamos reflejando a Dios en el trato con nuestra esposa o nuestro esposo, cómo tratamos a las personas que tenemos a cargo, ya sea en la iglesia o en el trabajo; también podríamos evaluar si reflejamos a Cristo en la administración de nuestros recursos, en congregarnos, en evangelizar, en no andar en chusmeríos y sin duda alguna la lista puede seguir.

No se olvide que puede reflejar a Cristo como el agua refleja el rostro, o puede reflejar a Cristo como un espejo sano, pulido y brillante. Cristo es el mismo, pero el reflejo de su gloria, el más palpable y visible, es su vida.

No se olvide que usted puede ser lo más cercano que sus compañeros de trabajo conozcan de Cristo. Usted es lo más cercano que sus hijos irán conociendo de Cristo. Usted es lo más cercano que los vecinos de su cuadra vean reflejado de Cristo. No les demos un mal reflejo.

La pregunta de este día es: ¿Cómo estamos reflejando a Cristo en nuestras Vidas?

La respuesta solamente la tiene usted.

Nadia Márquez
Es abogada, graduada de la Universidad Católica de Salta; forma parte del Congreso Iberoamericano por la Vida y la Familia; es expositora a nivel nacional, en temas de vida cristiana y cívica, como aborto, ideología de género, entre otros; actualmente es concejal por el Partido Demócrata Cristiano en la ciudad de Neuquén Capital; madre de tres hijos y esposa, casada hace 12 años con Matías Riffo, Pastora en la Iglesia Jesús Es Rey.