El alma es un espacio de construcción. Todo lo que conocemos del alma humana es aquello que fue contraído en algún momento del tiempo. Es tan así que usted nunca verá a un bebé recién nacido buscando un psicólogo.
Siempre tendemos a valorar más a aquel que está que a aquel que no está. Porque el estar tiene un mensaje implícito: me comprometo. Te amo en palabras y también en hechos.
Una persona que ha experimentado la salvación da muestras de al menos estos cuatro instintos espirituales, que no son aprendidos, sino que forman parte inmanente del ser.