¿Podemos decir que lo anterior forma parte de un ejercicio personal cotidiano e intencional que nos desafía a ser nuestra mejor versión y a vivir en buenos términos con nosotras mismas?
Nunca me hice demasiadas preguntas, pero asumí que se había sentido realizada. A fin de cuentas, trabajó, formó una familia, sirvió en la iglesia y tenía a Jesús en su vida… ¿Qué otra cosa podía aspirar una mujer de fe?