“Luchar dos o más personas o instituciones entre sí para conseguir una misma cosa”, es la definición que The Free Dictionary da sobre el término “competir”.

Este concepto tan instalado en nuestra cultura de hoy se vuelve peligroso cuando lo hacemos parte de nuestras relaciones familiares, y sobre todo de la relación de suegra y nuera, ya que ambas mujeres luchan (consciente o inconscientemente) por el amor, la atención, el afecto y el respeto del hijo/esposo.

Cuando conversamos abiertamente con mi suegra sobre este tema, ella me dijo algo muy cierto sobre nuestra relación y creo que es el fundamento de todo vínculo sano: “cada una sabe el lugar que ocupa, pero, además, cuida el lugar de la otra”. Creo que la combinación de estos dos ingredientes hace que no exista competencia entre nosotras, entendiendo que el hijo/esposo no es un trofeo por quién luchar, sino una persona con vínculos filiales distintos y únicos.

Siempre que ambas mujeres sean personas sanas que quieran desarrollar relaciones sanas, entenderán que depende solamente de ellas vincularse desde el amor, la honra, el respeto, la apertura y el cuidado mutuo. También entenderán el potencial increíble que tiene su relación de suegra-nuera y cómo esa relación influye en el vínculo que surge entre ambas familias políticas.

Óptica de nuera

“Es esencial construir lazos fuertes y sanos entre tu esposo y tú, lazos que se conviertan en raíces que sirvan de cimiento de su relación”.

Esos lazos, que te darán la seguridad que necesitas para saberte una parte esencial de tu relación conyugal, se forjan por los momentos únicos que comparten los dos, por la conexión especial que los une, por los intereses en común, por los desacuerdos, por los proyectos compartidos, por las cosas simples y cotidianas, por las caídas y los nuevos comienzos.   

En segundo lugar, cuando entiendes con convicción el lugar único que ocupas como esposa, es importante que seas intencional en darle espacio a tu suegra para que ejerza con naturalidad su rol de madre de tu esposo. Algunas maneras prácticas de hacer esto son: recordarle a tu esposo conversar con ella y expresarle su afecto, entender que lo que tu suegra expresa como madre no es un ataque hacia ti como mujer, sino que está ejerciendo su rol de protección y cuidado a su hijo, alentando a tu esposo a ser el vocero de la relación cuando hay cosas que decir para mejorar el bienestar del vínculo entre ambas familias, y expresarle a tu suegra las cosas por las que la admiras y aprendes de ella.

Óptica de suegra

“Debes saber con certeza y confianza que nunca dejarás de ser la madre de tu hijo, y que no existe persona que te desplace de ese rol o haga que tu hijo se olvide de lo que eres para él”.

Siempre serás quién crió, guió, acompañó, cuidó, consoló, alimentó y alentó a su hijo increíblemente, y ese rol maternal de amor y cuidado seguirá desarrollándose siempre.

En segundo lugar, al saberte madre de por vida, es bueno que puedas hacerle sitio a la mujer que tu hijo eligió, haciéndola sentir bienvenida, acogida y aceptada. Algunas maneras de hacer esto es respetando las formas de hacer vida y construir hogar que tu nuera e hijo elijan, hablando vida sobre ella con ella y con tu hijo, expresándole tu afecto verbalmente o en acciones, enfocándote y alentando lo positivo que veas que hace y no en aquello que todavía tiene que aprender.

En resumen, el principio aplicable a todo y especialmente a la relación de suegra-nuera es: “trata como quieres que te traten” (Mateo 7:12).Seas nuera o seas suegra, comienza tú dando el primer paso en la relación para hacerle saber a la otra mujer cuánto la honras, cuánto la admiras, cuánto aprendes de ella y lo agradecida que estás de poder hacer familia juntas, cada una desde el rol que ocupa.