Nos proponemos metas a lograr el próximo año, haciendo algo diferente y mejor que el anterior, de manera de no ver solo las crisis sino invertir para la eternidad.
Para Jesús la grandeza y el poder no se medían por el número de personas que servían a un líder sino por la medida en que el líder estaba sirviendo a la gente.
Como iglesia podemos no solamente sembrar el espíritu navideño de forma correcta sino también recordar que Jesús vino a este mundo para salvar a gente de toda lengua, tribu y nación.
Podés capacitarte para acompañar la búsqueda espiritual de personas que están atravesando situaciones difíciles, en la medida en que quieran acercarse más a Dios.