Las elecciones que hagamos serán clave en la administración de los recursos ilimitados de la gracia de Dios que hemos heredado por ser sus hijas.
El concepto de administración no solo es aplicable a las finanzas. Si buscamos en el diccionario, nos encontraremos con definiciones como, por ejemplo: «Ordenar, organizar. Graduar o dosificar el uso de algo, para obtener mayor rendimiento de ello o para que produzca mejor efecto». Esto es aplicable a cada aspecto de la vida. Por lo tanto, somos administradoras de nuestra vida entera.
Lo primero que necesitamos saber para llevar adelante nuestro rol de administradoras es saber con qué contamos en cada área de nuestra vida. Lo que suele suceder es que nos resulta más fácil ver lo que no hay, lo que falta, lo que no tenemos o no hemos logrado.
Pero de esta manera perdemos de vista lo que sí hay, lo que sí tenemos y lo que ya hemos logrado, que será nuestro punto de partida para alcanzar lo demás. Porque en definitiva nuestra responsabilidad es administrar lo que tenemos, no lo que no tenemos.
Hay un diálogo entre Dios y Moisés muy pertinente para ayudar a enfocarnos correctamente: “ —¿Qué tienes en la mano? —preguntó el Señor. —Una vara —respondió Moisés” (Éxodo 4:2).
Dios le hace esta pregunta luego de varios argumentos del patriarca enfatizando lo que no tenía o no podía hacer. A través de esa pregunta el Señor le hizo cambiar la perspectiva de pensamiento de lo que no había a lo que sí. Lo llevó a considerar lo que realmente necesitaba reconocer para avanzar en su propósito.
Si, como Moisés, necesitamos un cambio de perspectiva en nuestro pensamiento, esta pregunta también es para nosotras.
¿Qué tienes en la mano?
Pensemos juntas. Dios nos ha dado muchas cosas, comenzando por una vida. Nos ha dado tiempo, familia, amigos, compañeros, habilidades, capacidades, trabajos, tareas, roles, un temperamento, un carácter, una personalidad, emociones, sentimientos, la capacidad de pensar, de hablar, de aprender, recursos materiales, experiencias, oportunidades, proyectos, sueños y podríamos seguir agregando más cosas a la lista. ¡Te animo a que lo hagas!
Y no debemos olvidar los recursos ilimitados de la gracia de Dios que hemos heredado por ser sus hijas.
Mariana Maillet, líder de enseñanza en la iglesia Vida Sobrenatural
Este sería nuestro “stock” para administrar. Ahora, a medida que vamos descubriendo y reconociendo lo que tenemos en nuestras manos y le damos el valor que el Señor le da, es momento de hacer algo con ello, es decir, administrar.
¿Cómo?
Las decisiones que tomemos van a ser clave en este proceso. Las tomamos todo el tiempo, desde las más pequeñas y sencillas a las más grandes y difíciles. Incluso no hacer nada con respecto a algo es una decisión. Por eso es fundamental aprender a tomar buenas decisiones, y Dios nos ha dado las herramientas para hacerlo, por ejemplo: “Pues Dios no nos ha dado un espíritu de timidez, sino de poder, de amor y de dominio propio” (2 Timoteo 1:7).
Este pasaje en primer lugar nos deja claro lo que Dios no nos ha dado: “espíritu de timidez” también traducido por temor o cobardía, emociones que seguramente todas hemos experimentado en algún momento o estamos sintiendo ahora mismo. La buena noticia es que si esto no viene del Señor, cuando lo detecto en mi vida puedo ser libre de eso y tomar lo que Él sí me ha dado, veamos:
Poder: tiene que ver con capacidad, posibilidad, habilidad, fuerza.
Amor: es el amor perfecto de Dios que nos ha transformado, que nos hace sentir aceptadas, que ha sido derramado en nuestro corazón y por lo tanto lo podemos volcar en otros y en todo lo que hacemos marcando una diferencia.
Dominio propio: también se puede traducir como autodisciplina, autocontrol, mente sana, buen juicio, es decir la capacidad de tomar buenas decisiones más allá de las circunstancias que estamos enfrentando y de las emociones que nos embargan.
“Esta es una revelación explosiva que, si la llegamos a comprender, creer, tomar y aplicar, producirá una gran diferencia en nuestra vida. Poder, amor y dominio propio es la combinación perfecta que necesitamos para tomar buenas decisiones y mantenernos firmes en ellas, llevándolas adelante con el sello distintivo del amor de Dios. Al vivir así ya no voy a sentir que la vida me supera, sino más bien que yo me supero en la vida” (Maillet, Mariana: ¿Qué tienes en tu mano? Administradores de recursos ilimitados, Ediciones VS, 2020, pág. 152).
Tomar buenas decisiones nos va a llevar a avanzar, desarrollarnos, superar obstáculos y limitaciones, atravesar dificultades, producir cambios positivos, conquistar sueños y proyectos. Obviamente, las primeras beneficiadas seremos nosotras mismas, pero no solo quedará ahí, sino que con todo eso que vayamos logrando luego tendremos la potencialidad de impartirlo y compartirlo con otros.
En todo este proceso no estamos solas, contamos con la maravillosa familia de la fe para ayudarnos mutuamente. Hoy puedo estar ayudando a alguien y mañana soy yo la que necesito la contención de otros. Crecer en el arte de administrar es un desafío maravilloso que trae resultados grandiosos para nuestra vida y a la vez deja un legado que nos trasciende y bendice a otros.