Durante un viaje misionero a la Amazonia brasileña, un empresario estadounidense escuchó a Dios por primera vez al ver lo que era no tener acceso a agua limpia y decidió cambiar esta realidad.
Todo comenzó cuando un hombre de negocios, mientras estaba en un viaje misionero pidió un vaso de agua y descubrió una dura realidad: la mayoría de la gente en el mundo no tiene acceso a agua potable. En ese momento, Chris Beth oyó al Señor hablarle por primera vez en su vida, guiandolo hacia un objetivo claro.
Luego de diez años, su ministerio ha hecho posible que 250.000 familias tengan agua potable y según un estudio realizado por UNICEF, “alrededor de 2.200 millones de personas en todo el mundo no cuentan con servicios de agua potable gestionados de manera segura”.
Con su sede establecida en Texas, el “Ministerio del Balde” cumple su misión de compartir el amor de Jesús brindando agua potable segura y limpia en lugares como en toda América, Asia y África.
Chris Beth comentó, “Hemos distribuido filtros en casi 30 países. Trabajamos activamente en unos 12 países”.
Todo comenzó cuando Beth realizó un viaje misionero a la Amazonia brasileña, el empresario fue testigo de lo que significaba no tener acceso a agua limpia después de que le preguntaran si tenía sed.
“Esperaba que fuera a la nevera y agarrara una botella de agua, pero lo que hizo fue salir de la casa, agacharse con dos tazas y llenarlas con agua del río”. Beth se conmovió al ver eso y dice que lo que sucedió después fue algo que nunca imaginó.
“Nunca me había dedicado a escuchar la voz de Dios, cuando la gente decía que Dios le hablaba yo lo dudaba. Pero entonces, oí una palabra que me dijo claramente: ¡ayúdales!”, comentó.
Así fue como Beth empezó a buscar una forma de ayudar en cuanto volvió a su casa y encontró la respuesta en una tienda de artículos de camping en Dallas, donde vio un filtro que utiliza la misma tecnología que la diálisis renal y que podría usar para eliminar las bacterias nocivas del agua sucia.
Beth explicó el procedimiento para realizar el filtrado, “Se conecta a cualquier balde o recipiente. Se inclina el filtro hacia abajo para que comience a fluir el agua hacia una taza limpia y pasa del balde por una manguera a través del filtro. Éste captura toda la suciedad, desechos, parásitos, y todo lo que hace que la gente enferme al beber agua sucia y queda como resultado agua transparente.
Equipado con los filtros fue que nació el “Ministerio del Balde”. Beth regresó a Brasil, donde había ido como misionero para suministrar el agua potable a las comunidades. Hoy el ministerio tiene presencia en más de veinte países de todo el mundo.
“En los últimos 10 años hemos distribuido más de 250.000 litros de agua, de modo que hemos ayudado a 250.000 familias. Sólo el año pasado distribuimos unos 35.000”.
Uno de sus principales proyectos es en Kenia, donde viven unas 400.000 personas. La mayor parte de los desechos van al río que atraviesa el barrio, contaminando el agua, causando enfermedades que pueden llevar hasta la muerte.
Darrell Larson es el director de Productos Sawyer, la empresa que fabrica el filtro utilizado por el ministerio. “Nuestro filtro portátil lo usan los mochileros y excursionistas en los senderos, ideamos la forma de conectarlo a un balde, un implemento utilizado en todo el mundo, y así es como empezó el Ministerio del Balde”, explicó Larson.
Además aseguró que cuando su empresa se enteró que Beth quería suministrar agua limpia a todo Kenia, no dejó pasar la oportunidad de participar. “Él tenía un increíble mapa del barrio: 5 kilómetros cuadrados, 400.000 personas en 95.000 hogares. Productos Sawyer donó los 95.000 filtros de inmediato”.
Este accionar ha salvado muchas vidas, ya que el número de enfermos y muertos por enfermedades transmitidas por el agua ha descendido drásticamente. “Nos llegan informes de que el número de pacientes que acuden a las clínicas es tan escaso, que las clínicas están teniendo que cerrar y consolidar operaciones”, afirma Chris Beth.
Proveer agua potable también ha brindado oportunidades para compartir el Evangelio. “Usamos el agua como una herramienta para compartir el Evangelio. Para nosotros se trata del gran objetivo: ir y hacer discípulos”, aseguró Chris.
El filtro puede durar más de 20 años si se limpia a diario. Cada uno lleva un código de barras que permite a Beth y su equipo hacer un seguimiento del éxito del filtro, así como de la salud física y espiritual de las familias y comunidades a las que sirven.
“Por más de diez años he podido ver madres que no ponían nombre a sus hijos porque sabían que iban a morir. Gracias a esta sencilla herramienta, puedo ver cómo tienen agua limpia por primera vez”, aseguró el empresario.
Es una herramienta que también ha hecho una diferencia en la vida del mismo Beth. “Antes de los últimos diez años, no estaba involucrado en la iglesia, ni siquiera era un buen seguidor de Jesús. Y ahora puedo verlo trabajar todos los días, y eso me ha dado una fe que creo que nunca habría tenido sin verle trabajar así”.
Para más información sobre el ministerio y la tarea realizada por Beth y su equipo, te dejamos todo acá: https://thebucketministry.org/