La sabiduría de Jesús no se encuentra en el éxito o cuando estoy vacío de problemas.
Nuestra creencia sobre esta sabiduría en gran parte está corrompida por tener una revelación incorrecta de la persona de Jesús. Somos sabios cuando conocemos la ternura que encontramos en el descanso de su presencia.
La necedad viene por el orgullo de no querer soltar el control. Somos aplastados y abrumados por las tensiones y preocupaciones, y nos dejamos manipular por la apatía de nuestro cansado corazón. Luchamos por ser aprobados por los demás y nos olvidamos de que somos amados por aquel que nos conoce como nadie más.
El padre de la mentira, Satanás, nos llena de dudas y culpa, haciéndonos creer que no somos dignos del disfrute del amor de Dios. La aceptación que recibimos en Dios nos hace sabios, porque sus misterios nos son revelados cuando somos humildes ante la increíble ternura de Dios y, automáticamente, el amor que recibimos de Él lo damos por gracia a los demás.
El gran problema de no amar al prójimo proviene de no conocer verdaderamente la ternura de Jesús, porque cuando somos cautivados por Él, los prejuicios y los pensamientos humanos acerca del prójimo se esfuman.
Si descubrimos al Jesús manso y tierno, creceremos en una dependencia total de Él y cultivaremos una profunda relación con su presencia. Nos sentiremos seguros y amados por Dios. Cuando somos seducidos por su ternura, perdemos el control y reconocemos que solo Él tiene la capacidad de mover las aguas y regalarnos descanso.
El dolor se vuelve más liviano y nuestras lágrimas son compensadas por el deleite de encontrarnos en Él. La vanidad y el orgullo solo nos llevan a una vida arraigada a este mundo, y esto nos llena de rencor y apatía; pero cuando abrazamos la ternura de Jesús, podemos ver las raíces de su amor tan profundas que podemos ser libres y sanos con tan solo quebrantarnos.
Solo su corazón tierno es capaz de quebrantarnos: No tenemos la capacidad de amar, pero Jesús sí, y él siempre está dispuesto a enseñarnos. La sabiduría es revelada en la ternura de Jesús.