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¿Cómo mantenernos en Santidad?

El verdadero hijo de Dios es una persona que no solo es oidora de la palabra sino también es hacedora de ella. ¿Y eso qué significa?, la respuesta es: poner en obras la palabra del Señor. Y para que esto sea posible es necesario tener una vida en santidad, es decir, tener una vida de comunión con Dios

Lejos de lo que muchos creen, esto no significa ir a la iglesia todos los días, ni vestir de pollera o camisa y corbata. O por el contrario, vestir a la moda, sonreír y subir posteos espirituales en las redes. Nada de eso está mal, pero el punto central es que no tiene que ver con el exterior, sino más bien con lo que pasa en nuestro interior. La santidad empieza de adentro hacia afuera.

Además, la santidad no es un estado de emoción, ese poder que sentimos en un culto y luego dejamos de sentir al lunes siguiente. La vida en santidad es algo que se construye día a día, veamos un ejemplo;

Imaginemos por un momento que estamos sentados a la mesa del mejor restaurante de la ciudad, esperando el mejor plato del menú, ante el mejor chef.

¿Qué pasaría si al momento de recibir el plato descubrimos que hay una mosca en él?

De seguro no nos importaría que tan costoso sea el plato, ni que tan fino sea el lugar, ¡no lo comeríamos!

El chef podría explicarnos lo mucho que costó hacer esa exquisitez, y lo caro de todo lo que contiene, pero lamentablemente tan solo una mosca lo echa a perder.

Este mismo ejemplo plantea la palabra de Dios con el perfume y la mosca, en el siguiente pasaje;

«Las moscas muertas hacen heder el frasco del fino perfume del perfumista [..]” Eclesiastés 10:1

En la antigüedad el proceso de elaboración del perfume no era tan simple, era necesario buscar un lugar apartado y limpio de toda contaminación. Ya que los aceites que usaban para su elaboración podrían atraer a las moscas y así echar a perder toda la producción.

La santidad es como un perfume, y llegar a un estado de comunión con Dios es un proceso que debemos trabajar diariamente.

«Nosotros somos el perfumista, y la santidad es el perfume que debemos elaborar y cuidar».

Emanuel Ortega

Si tan solo algo pequeño, como una mosca, se entromete en nuestra santidad, podría contaminar y echar a perder todo lo que tanto costó hacer.

Es por eso debemos tener cuidado con las moscas que merodean a nuestro alrededor, no vaya a ser que una caiga en nuestro perfume y lo arruine. A veces basta con una pequeña tentación para hacernos apestar, y algo que huele mal se nota, se siente y se percibe.

Por el contrario, quien está en santidad tiene una fragancia que es percibida por los demás. Un buen perfume hace placentero estar en un determinado lugar.

Un hijo de Dios que está en santidad brilla, huele bien, perfuma y cambia el lugar en donde está, pero por sobre todo alegra el corazón de DIOS.

¿Tu perfume está puro o se echó a perder? ¿A qué hueles? Procura oler bien, procura oler a Cristo. Pero si hay moscas en tu vida haciéndote alejar del propósito divino es hora de entrar en acción.

La santidad no es un parámetro para determinar quién está más o menos apto ante Dios (aunque sí lo era en la antigüedad antes de la llegada de Jesús), sino que es el resultado de nuestra búsqueda personal con el Señor.

La buena noticia es que, si hoy te arrepientes, y le pides perdón al Padre, puedes empezar un nuevo camino y una nueva historia.  Y en el nombre de Jesús dejarás de oler mal y empezarás a brillar una vez más.

A continuación, te dejo algunos consejos que te servirán para mantener tu intimidad con Dios:

  • 1–  Apártate

Es necesario pasar tiempo en la presencia de Dios, apaga el celular por un tiempo, desinstala por un momento esa red social o juego que te tiene distraído y habla con Papá. Sin intimidad es imposible estar en santidad. Si no te apartas te merodearán las tentaciones y te harán caer.

  • 2Identifica las moscas

Si no sabemos qué son las cosas que nos alejan de Dios no podremos combatirlas. Las moscas pueden merodear, pero es nuestro trabajo cuidar el perfume y no darles lugar. La palabra de Dios dice que debemos resistir al enemigo y huirá de nosotros.

“Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros”. Santiago 4:7

  • 3–  Confiesa tus pecados   

Un ejercicio que me ha servido mucho en la vida cristiana es confesar mis pecados, no solo a Dios, sino a una persona de confianza. Confesar el pecado lo saca a luz y lo expone. Es una forma de despojarnos y liberarnos de eso que teníamos oculto. Mientras lo tengamos guardado bajo la alfombra nunca vamos a poder salir de esa tentación o esa debilidad que nos tiene cautivos.

“Por tanto, confesaos vuestros pecados unos a otros, y orad unos por otros para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede lograr mucho”. Santiago 5:16

  • 4–  Deja atrás el pasado

No le recuerdes a Dios tu pasado cada vez que ores porque Él ya te perdonó a través de su hijo Jesús en la cruz del calvario.  Si no dejas el pasado nunca podrás avanzar.

Enfócate en el futuro que Dios tiene preparado para tu vida y caminarás como una persona diferente. Dedícale tiempo a tu comunión con Dios y Él te recompensará en público. Dios te bendiga, Amén.

Ema Ortega
Ema Ortega
Oriundo de la provincia de San Luis, es un creador de contenido cristiano, pastor de jóvenes, estudiante avanzando de abogacía y creador de la Fundación Nueva Vida, que trabaja con adolescentes y niños llevando el mensaje de Jesús.

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