Sabemos lo importante que es el silencio en la música. Hace algunos años atrás Dios me pidió por primera vez en mi vida un silencio que duró muchísimos compases, duró meses. No podía cantar.
Un mal diagnóstico médico llegó y tuve que hacer reposo absoluto. Al principio, no entendía por qué o para qué, pero con el correr de los días, dialogando con Dios, entendí que Él me estaba enseñando algo muy importante. A veces, me lo vuelve a pedir ¿Para qué? Para escucharlo a Él cuando otras voces se interponen para engañarme. Aquella vez fue para corregir las motivaciones de mi corazón engañoso.
Es tan necesario estar en silencio para ser direccionados, enfocados. A veces Él quiere mostrarme un sonido, una melodía o me canta una canción que hay en su corazón para mi propia libertad y luego para la de otros. Puedo interpretar canciones de otros autores y a veces componer, pero en mi experiencia personal no hay nada más que yo desee y ame que esos momentos en los que yo hago silencio y escucho que él me rodea con cánticos de libertad.
Hace varios meses atrás, Él me hizo consciente de cuánta libertad se puede traer a una persona, a una familia, a una ciudad, cuando decidimos cantar los cánticos de su boca, cuando decidimos afinar nuestro corazón a su frecuencia que es espiritual. Las cosas del Espíritu solo se entienden con el espíritu. Esto sobrepasa nuestras buenas ideas e intenciones.
A VECES HACEMOS LO CORRECTO CON UN CORAZÓN INCORRECTO
Un terreno engañoso, nuestro propio corazón. Muchas veces hemos obviado exponer temas como la santidad, la obediencia, la vanagloria, el egoísmo, la envidia, los celos, la competencia, la vanidad, mentira, manipulación, etc. Damos por sentado que como todo eso está mal, entonces con sólo saber que está mal ya estamos lejos de eso; pero la verdad es que estamos más cerca de lo que creemos.
Preferimos evitar hablar y exponer nuestros corazones porque es incómodo ser confrontado. Incluso ¿no les ha pasado que solemos juzgar a ministros reconocidos que han tenido un tropezón? Qué fácil es ver la paja del ojo ajeno, pero no la viga en el propio.
Te animo a que no tengas miedo de pedirle al Espíritu Santo que purifique todo tu ser, que exponga todas las intenciones de tu corazón a su luz para que la adoración que ejecutemos sea en Espíritu y en verdad y no en la carne y la mentira. Será incómodo en ese momento, pero luego vas a disfrutar una vida nueva y en plenitud.
Si Dios anhela y nos dice que es necesario que los adoradores lo hagan en Espíritu y con veracidad es porque a veces no lo hacemos así.
En la Biblia se nos enseña que solamente todo lo que es de Él vuelve a Él, es decir que lo que no venga de Él, no vuelve a Él. No lo recibe. Dios es Espíritu, y los que le adoran deben hacerlo en espíritu y con veracidad. Con una vida coherente a lo que se expresa con la boca.
En Isaías 29:13 dice: “Dijo entonces el Señor: Por cuanto este pueblo se me acerca con sus palabras y me honra con sus labios, pero aleja de mí su corazón, y su veneración hacia mí es solo una tradición aprendida de memoria”.
Muchas veces adoré en mi carne y la mentira. Cantaba «Te daré lo mejor de mi vida», luego le daba las sobras de mi tiempo y recursos a Dios; «Eres suficiente», luego saciaba mi alma bebiendo de otras fuentes; cantaba: «Solo a ti me rindo», pero mis hábitos diarios mostraban que me rendía, ante todo, menos a Dios; «Dependo de ti» y no consultaba a Dios en mis decisiones; oraba «Espíritu Santo, te doy la libertad en esta reunión, muévete con libertad», pero, yo misma manipulaba los momentos, las formas, el orden, etc.
«Debemos ejecutar lo que el Padre nos diga, esto dependerá de qué tan cerca estemos de Él, de qué tan estrecha sea la relación, la confianza, la comunicación y, por supuesto, la obediencia».
Podemos tener buenas ideas, porque Dios nos ha dado creatividad para resolver problemas cotidianos. Pero si mi creatividad no está conectada a la mente, al corazón de Dios y a sus tiempos, no servirá para la edificación espiritual. La edificación del cuerpo de Cristo no se lleva a cabo por grandes ideas humanas, sino por la obediencia al plan de Dios.
Qué glorioso y distinto es cuando mi corazón se afina en la frecuencia del cielo y puedo ejecutar lo que suena en el corazón del Padre. Podría ser algo muy sencillo tal vez, musicalmente hablando, pero tendrá un impacto profundo en las vidas y producirá transformación.
¿Se puede manipular con la música cristiana?
Claro que sí. Sabemos todo lo que genera la música tanto en nuestro cuerpo, alma y espíritu. Todo va a depender desde qué corazón se ejecute; uno sujeto a pasiones de la carne o uno sujeto a la obediencia a Cristo.
Muchas veces me ha pasado de ver que en alguna reunión la gente no daba la respuesta que yo esperaba en los momentos de adoración y algo en mi interior, de forma inconsciente la mayoría de las veces, me impulsaba a generar algún cambio para manipular una reacción o resultado.
¿Por qué lo hacemos?
Muchas veces no nos damos cuenta hasta que el Espíritu nos confronta, y otras veces lo hacemos con conciencia.
Como dije anteriormente, nuestro corazón es engañoso y quiere sentir placer, él nos va a conducir siempre a querer manipular para sentir placer propio. Por ejemplo, si tenemos un espíritu de rechazo gobernando nuestra vida, posiblemente vamos a tender a manipular a personas para saciar esa necesidad.
¿Cuántas veces creamos situaciones, modificamos estructuras, cambiamos la verdad, le añadimos o quitamos a una información para obtener un placer o para evitar algún problema? ¿Se dan cuenta?
NO PODREMOS LIBRARNOS DE LA CONSECUENCIA
Si mi lengua habla o canta las verdades de Dios para obtener un beneficio personal oculto tendré una consecuencia. Si me pongo un disfraz de «adorador en espíritu y en verdad», pero en realidad soy un adorador en la carne y la mentira, tendré una consecuencia. Parece muy fuerte lo que estoy diciendo, pero los verdaderos hijos de Dios debemos confrontar esto y erradicarlo. Porque la consecuencia será la muerte.
Proverbios 21:6 «Conseguir tesoros con lengua mentirosa es un vapor fugaz, es buscar la muerte».
Engaño, falsedad, fingir, ser vanidoso es a lo que este proverbio hace referencia cuando dice «mentir».
¿CÓMO SÉ SI SOY UN VERDADERO ADORADOR EN ESPIRITU Y EN VERDAD? Y SI NO LO ESTOY SIENDO ¿COMO PUEDO SERLO?
Realmente tomamos la forma de aquello que adoramos. Cuando adoramos algo afecta la forma en que vivimos. Nuestras actitudes, acciones, lenguaje, comportamiento, conducta, decisiones, etc., reflejan a quién estamos adorando.
«Si adoramos a Dios cada día seremos transformados a su imagen y veremos el carácter de Cristo forjándose en nosotros»
De manera que, si antes era egoísta, ahora por adorar a Dios en Espíritu y con veracidad seré transformado en alguien generoso como lo es Él, y todas mis acciones lo expresarán. Lo mismo sucede si adoro el dinero, mi forma de vida reflejará amor, devoción y pasión por todo lo que llenen mis bolsillos de dinero. Viviré para eso.
Adoración es ofrecer reverencia a algo o alguien que consideramos de mayor valor que todo lo demás. Entonces ¿a quién verdaderamente yo estoy ofreciendo reverencia hoy? ¿Ante quién o a qué me estoy inclinando? ¿A quién/a qué le dedico mi tiempo, mi pasión y amor? Y aquí nosotros apresuradamente podríamos responder: “A Dios” Pero el que sabe exactamente esa respuesta es el Espíritu Santo, quien es capaz de escudriñar en profundidad los corazones.
Entremos en intimidad con Dios y oremos: "Espíritu Santo, te ruego que escudriñes a fondo mi corazón y veas si en mí hay caminos de perversidad. Limpia mi corazón y guíame por el camino de justicia y verdad para que mi adoración solamente sea para Dios. Que tu palabra de verdad sea una espada de doble filo capaz de penetrar hasta lo más profundo de mi ser. Hazme conocer tus palabras de verdad que me llevarán hacia la libertad. Me arrepiento por haber adorado a otros ídolos y haber sentado en el trono de mi corazón a otros reyes que me influenciaron a tomar malas decisiones. Ahora los quito de mi corazón y ruego que tú te sientes a gobernar. Déjame conocer tu plan eterno desde el principio hasta el final y déjame ser parte de Él. Quiero que mi manera de vivir colabore con tu plan eterno. Estoy dispuesto a pagar el precio, a negarme a mí mismo, tomar mi cruz y seguirte hasta el fin, hasta verte descender entre las nubes rodeado de gloria y reinaremos juntos por la eternidad. Por favor déjame saber cuando quiera desviarme y ayúdame a tomar decisiones para permanecer siempre en tu voluntad. Toda mi adoración es para vos”. Amen.
RECUERDA:
Cuando obedeces y respondes a su voz, te conviertes en un adorador en espíritu y en verdad.
Todo lo que ejecutes con un corazón conforme al suyo es olor fragante, es verdadera adoración que él recibe como algo exquisito.
La música como expresión de adoración sin el testimonio de una vida gobernada por Cristo es solamente ruido molesto para el cielo y un perjuicio para la iglesia.
Pero nosotros seremos parte de una generación de verdaderos adoradores que adoran a Dios en espíritu y con veracidad. Seremos como un jardín privado que produce placer solamente a Dios y Él podrá disfrutar de los frutos y las fragancias exquisitas de nuestra adoración, que es nuestra obediencia.