La depresión es un tema muy recurrente en este último siglo. Aunque, esto no quiere decir que sea simplemente un mal contemporáneo, nacido de la euforia e idolatría tecnológica. Podemos hallar la depresión en muchas figuras de La Biblia. Héroes, hombres y mujeres, humanos al fin, que pasaron por valles de sombra y muerte en batallas contra su propia mente. Y fueron honestos con Dios, ya que es posible leer sus propias palabras en nuestros días: llanto, desesperación e incluso deseos suicidas. La Biblia no miente, y Dios no hizo oídos sordos a ellos. Al contrario, dio rienda suelta a su desahogo, los escuchó, y luego hizo cosas grandes en sus vidas. Nosotros como iglesia, ¿Tenemos esa misma actitud?
“Lo peor es comprobar que muchas veces en el medio religioso, principalmente el evangélico, no se promueve el refugio necesario para la persona en depresión, y muchas veces es acusada de no tener fe o de estar en pecado.”
Esther Carrenho
La psicóloga Esther Carrenho sabe de lo que habla. Desde una perspectiva científica y cálidamente divina a la vez, abre su corazón como también su consultorio para recibirnos en un viaje que tal vez nos resulte un tanto incómodo al principio. ¿Somos conscientes de nuestro interior? ¿Somos lo suficientemente valientes como para tolerar la soledad introspectiva? El inconsciente es real, y allí albergan todas nuestras débiles y humanas defensas contra un mundo hostil que nos decepciona una y otra vez. Y hiere y lastima. Esconder la basura bajo de la alfombra no hará que desaparezca. Cristo sabía eso. Pero puede ser que todavía, nosotros, no lo hayamos entendido.
“No solamente nuestros dolores, sino los de otras personas son difíciles de encarar. De la misma forma que nos encanta llegar a destino usando atajos, también nos gusta llevar consejos y tratamientos a los otros sin saber exactamente cuáles son las heridas que necesitan ser curadas.”
Esther Carrenho
La autora, junto con otros especialistas del psicoanálisis a los que también cita, coincide en que muchas veces la tendencia del diagnóstico condiciona a las personas cuando en la mayoría de las veces no se trata de un trastorno mental. La depresión no siempre supone algo patológico, no siempre implica el uso de medicinas, y no siempre parece tener una causa palpable para su manifestación. Pero una vez que aparece, de nada sirve negarla. Es importante saber tratar con ella. Ser dulces y pacientes con otros, así como también honestos con nosotros mismos.
“Sentir y permitir entristecerse será parte de la reorganización para vivir […] Solamente es posible disfrutar de la vida con intensidad si aprendemos a decirle adiós a lo que ya se fue -aunque con dolor y añoranzas- para estar presentes a lo que está disponible.”
Esther Carrenho
En el tramo final del recorrido, el libro explaya hacia la noción de la Cruz que, en toda su inconmensurabilidad, funciona en nosotros con acción terapéutica. Culpa y condenación ya no nos corresponden. Es válido el luto. Es válido llorar. Las emociones son atributo de nuestra naturaleza como obra maestra de Dios, y negar lo que somos no nos hace más valientes. El fluir y a su vez el control sobre ellas son fundamentales para alcanzar la madurez. A veces se tratará de prueba y error. Y definitivamente necesitaremos ayuda en todo el proceso. Pero Dios estará allí, de modos multiformes. A veces, con solo una palabra en el silencio de nuestra habitación. Otras, dentro de un consultorio, sentados en el diván.
“Las artimañas que usamos para escaparnos de la aflicción nos desvían de los objetivos que tenemos en nuestra vida y del propósito de Dios. Y es justamente por ellos por los que vale la pena vivir.”
-Steven Hayes
Ficha técnica
AUTOR: Esther Carrenho
PÁGINAS: 222
AÑO: 2007