Constantemente nos sorprenden y conmueven las noticias en las que se ve vulnera la integridad de niños y adolescentes, pero a la vez sabemos que estas tragedias pueden evitarse partiendo desde la educación.

Mi cabeza no puede entender esa monstruosidad, y es por eso que el llamado a cuidar a la infancia está cada vez más fuerte. De un gran dolor nace una gran pasión, y ya Dios nos venía llamado a ser rescatistas de esta generación. 

Proverbios 24: 11 y 12 nos dice Rescata a los que están injustamente condenados a morir; sálvalos mientras van tambaleando hacia su muerte. No te excuses diciendo: “Ay, no lo sabíamos”. Pues Dios conoce cada corazón y él te ve. El que cuida tu alma sabe bien que tú sabías. Él pagará a cada uno según merecen sus acciones.

Esto es un clamor, es un llamado a perder la zona de comodidad y de confort y realmente ocuparnos de lo importante. La niñez sana es cosa seria. Depende de vos y depende de mí, como iglesia de Cristo, hacer lo que Él nos manda. 

Y así fue como hace ya 6 años atrás, como congregación local de la ciudad de Bahía Blanca, entendimos que debíamos trabajar haciendo prevención del abuso sexual infantil. Es urgente porque este flagelo va en crecimiento, porque los niños necesitan que se les enseñe a cuidar su cuerpo y principalmente a decir que NO. 

Cuando hablamos de entregar herramientas para la prevención del abuso a los niños nos referimos a la implementación de mecanismos pedagógicos a través del juego, donde a los niños les enseñamos el valor de su cuerpo, cómo reconocer sus partes privadas y a saber que nadie puede tocarlas ni mirarlas como a las otras partes del cuerpo que son visibles para todos. 

Entendimos que, si tenemos una generación de niños entendidos y preparados, podemos darles herramientas de conocimiento.

Una de las mentiras más comúnmente extendidas es que “el abuso pasa de manera muy poco frecuente” o, lo que es peor, “el abuso no es tan grave”. El abuso sexual es muy frecuente, según datos de la OMS, 1 de cada 5 mujeres y 1 de cada 13 hombres adultos declararon haberlo sufrido en la infancia (fuente: Unicef- Abuso Sexual Infantil – guía para tomar acciones y proteger derechos); este dato es alarmante y nos lleva a movernos como iglesia de Cristo para que esos números se reduzcan. 

Es importante tomar acciones porque entendemos el abuso como una tragedia grave que deja secuelas que solo Dios, a través de su Espíritu Santo, puede sanar. La vida de un niño o niña abusada es una vida que, sin intervención de Dios, no encontrará salida a ese dolor del alma.

Ahora que sabemos que este mal va en aumento, ¿qué podemos hacer? 

Quiero compartirte algunas ideas que pueden ayudarte en la dinámica de empezar a traer este tema a nuestras comunidades de fe, porque es necesario abordarlo con entendimiento: 

Capacitarte: Es indispensable que puedas tomar capacitaciones acerca de lo que es y lo que no es el abuso sexual infantil. Una de las frases que siempre decimos es que en la temática de prevención e intervención de abuso sexual infantil “las buenas intenciones no son suficientes”. Recomiendo ampliamente tomar los cursos dictados por el equipo de la Iglesia de la Ciudad pastoreada por José Luis y Silvia Cinalli.

Los cursos dictados por este equipo son sencillos, completos y muy efectivos. Los recomiendo como una instancia de capacitación necesaria para el plantel de docentes de niñez, preadolescencia y adolescencia de nuestras congregaciones (más info en www.placeresperfectos.org).

Comenzar a hacer prevención: Siempre lo hacemos desde un lugar de amor y no desde el miedo que nos produce el flagelo del abuso. El amor es el mejor motor para hacerlo. El amor a Jesús se ve reflejado en el amor a los niños.

Para comenzar a hacer prevención no hace falta que tengas un equipo ni muchos recursos económicos. Un corazón dispuesto y la capacitación para hacerlo son las herramientas que necesitás para arrancar. 

Recalco que enseñamos, hacemos prevención desde el amor y no desde infundir miedos. Queremos darles herramientas a los niños para que ellos no estén a la deriva, sino que puedan aprender a decir que NO y puedan cuidar su propio cuerpo. Como congregación local nos ha servido como dinámica el armar eventos al aire libre, donde a través de juegos podemos enseñar a los niños a reconocer las partes del cuerpo, a saber que somos creación de Dios y que nuestro cuerpo es un tesoro que debemos cuidar. 

Te animo a que comiences este edificante camino de la prevención del abuso sexual infantil involucrándote con la temática; empezá a leer de qué hablamos cuando hablamos de abuso sexual infantil y principalmente creé que podés ser una persona que marque la diferencia de manera positiva. Te dejo este texto que ha sido de inspiración para nuestro trabajo, aun cuando la maldad sigue en aumento, cuando parece que lo que hacemos es muy poco, recordá: 

QUIEN SALVA UNA VIDA SALVA AL MUNDO ENTERO (Talmud).

Esposa, madre de dos hijos. Pastora de la Iglesia Catedral del Pueblo de Bahía Blanca. Junto a su esposo tiene un espacio para parejas que están en el camino por ser padres y aún no lo consiguen. Autora del libro llamado “Esperar sin Desesperar” donde cuentan su camino ayudando a otros en esta “no tan dulce” espera.