Al hacer un estudio exhaustivo de las Escrituras podemos ver cómo en el Antiguo Testamento la preeminencia que tenían los profetas era absoluta en términos de los siguientes aspectos:

  • La comunicación.
  • El anuncio.
  • La amonestación.
  • El juicio.
  • La dirección.
  • La confrontación.
  • La guerra.
  • El gobierno en el pueblo de Israel.

Sin embargo, cuando estudiamos el Nuevo Testamento, nos damos cuenta de que, como menciona Hebreos 1:1-2 “Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo”.

Estamos en otro tiempo

En la cruz, nuestro Señor inauguró un nuevo tiempo, Él cumplió la ley y completó la obra de los profetas. Ahora bien, Él no descartó el oficio del profeta, pero hizo un cambio de roles y de deber en el profeta. Será nuestra tarea poder ver algunos de esos roles y funciones para no descartar ni negar, pero tampoco utilizar una herramienta bajo los parámetros de otro tiempo.

Pablo amplía esta idea claramente en Efesios 4:11-13 “Y él mismo constituyó a unos, apóstoles, a otros, profetas, a otros, evangelistas, a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo”.

Vamos a hacer algunas observaciones sobre este pasaje. Primero, Cristo no invalidó la operación del ministerio del profeta en el Nuevo Testamento, sino que constituyó a hombres para esta labor, pero con algunas diferencias respecto a las que mencionamos anteriormente, a saber:

El ministerio del profeta…

  • Es hasta que lleguemos a un Cuerpo maduro,
  • es para que equipemos a los santos,
  • opera mejor en equipo.

Veamos otros dos pasajes de las Escrituras a fin de evaluar más descripciones

2 Corintios 5:17-19 (RVR1960) “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es, las cosas viejas pasaron, he aquí todas son hechas nuevas. Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación, que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación”.

Podríamos afirmar que este pasaje tiene mucho que ver con el ministerio profético desde la perspectiva del Nuevo Pacto. ¿Por qué? Todos nosotros, quienes somos nuevas criaturas en Cristo Jesús, tenemos el encargo del ministerio de la reconciliación, no el ministerio de juicio y condenación que, como vimos, era una tarea predominante de los profetas del Antiguo Testamento. ¿En qué se basa el ministerio de la reconciliación? “no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados.

Ahora veamos la pregunta del millón de dólares, ¿qué pasa si tomamos el modelo de profeta del Antiguo Testamento y lo pasamos del otro lado de la cruz? Malaquías nos responde esa pregunta, 400 años antes de Cristo, cuando escribe en Malaquías 4:5-6 He aquí, yo os envío el profeta Elías, antes que venga el día de Jehová, grande y terrible. Él hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres, no sea que yo venga y hiera la tierra con maldición”.

Miremos con atención que Elías va a regresar antes del día de Jehová, grande y terrible. En otras palabras, él regresará en los últimos días y lo interesante es que cuando Elías regrese, ¿qué hará? Él reconciliará familias. ¿Podemos ver el contraste de los roles de Elías antes de la cruz y después de la cruz?

En el Antiguo Pacto, él juzgó a Israel con tres años y medio de sequías por causa de sus pecados, también hizo caer fuego del cielo y mató él mismo a ochocientos cincuenta falsos profetas, pero ahora, del otro lado de la cruz, su función será restaurar los corazones de los miembros de las familias. Elías fue promovido del ministerio del juicio al ministerio de la reconciliación por la cruz de Cristo.

Si basamos nuestro ministerio profético en la perspectiva del Antiguo Testamento, lo haremos desde una base de condenación y juicio. Si lo hacemos en la perspectiva del Nuevo Pacto, operaremos desde una base de amor y reconciliación.

Puedes encontrar más recursos sobre este tema en:

www.enotraforma.com/describiendo

www.perfeccionamientoministerial.com