Lo que vivimos y lo que viviremos en los tiempos por venir, tiene muy poco que ver con nuestras experiencias del pasado. El avance de la tecnología y las expectativas de las nuevas generaciones, hacen que todo sea distinto. Ni mejor ni peor, diferente. Tengo 63 años y suelo escuchar e intercambiar ideas con amigos de mi generación sobre las características de esta época.

Me entristece ver como, a modo de autodefensa frente a las transformaciones, se quedan anclados en antiguos hábitos, negando y oponiéndose sistemáticamente a los cambios los cuales no son opcionales, sino que ya son parte de nuestro presente y se potenciarán en el futuro.

En la familia, el trabajo, actividades sociales y en la iglesia, tenemos que convivir con diferencias en las formas de pensar y hacer.

¡Todo está mutando! Sólo el amor, la integridad, el respeto, la solidaridad y generosidad para con mi prójimo, son valores que trascienden los tiempos y se convierten en herramientas de convivencia que nos ayudan a transitar y enfrentar nuevas propuestas con naturalidad y complacencia.

Quiero dejar como reflexión tres características que son necesarias para transitar este ciclo:

Espíritu colaborativo. La interconexión nos pone frente a la necesidad de jugar en equipo. Todos somos importantes y es el fin de los “llaneros solitarios”. Disponibilidad para escuchar y valorar todas las ideas potenciarán los resultados.

Aceptación. Somos y tenemos distintas maneras de hacer las cosas para llegar a un mismo objetivo. La falta de consenso y las imposiciones, como dicen los chicos, “ya fueron…”. Independientemente de que estemos o no de acuerdo, aceptar las diferencias en un marco de respeto por las normas básicas de convivencia, será una condición necesaria.

Flexibilizar. Soy de la generación del “siempre lo hicimos así”. Actualizarnos nos exige flexibilizarnos y repensar nuevas formas de actuar y hacer. Normalmente las reformas vienen acompañadas de oportunidades de mejora. Negarse, es una necedad inexplicable.

Si debemos tener en cuenta que estamos hablando de formas y modelos, la eficiencia y excelencia no se negocian!!!!

Las transformaciones no se detienen. Negarlas te aíslan. Afrontarlas pueden potenciarte y seguramente te permitirán encarar de una forma diferente todos tus proyectos.

Dios te bendiga

galloni

Rodolfo M Galloni – Integrante PEC
Gerente General Ilolay, empresa con más de 1500 empleados