Te preguntarás: ¿Cómo es que esta familia argentina encontró su camino en un país tan lejano?
Hace muchos años, después de escuchar la Palabra de Dios de boca de mi querido pastor Ramón Saucedo, el hombre de Dios dijo: ¡oremos! Inmediatamente, el Señor me introdujo en medio de una visión. Aquello era un hermoso paisaje rodeado de vegetación y un majestuoso lago en medio de montañas con pinos, podía contemplar en ese lugar a un grupo de niños muy rubios jugando alegremente en una ronda.
Entendí dentro de mí que mi cuerpo se encontraba en reunión con la Iglesia del Señor un sábado por la noche, ¡pero mi espíritu se encontraba en medio de aquella increíble visión en una hermosa mañana! Fue en ese momento cuando le pregunté al Señor qué era esto que estaba viendo. Inmediatamente, el Señor me contestó: ¡Suecia, Suecia! Quise seguir disfrutando de esa hermosa sensación, pero rápidamente se esfumó.
Esa primera visión vino a mis 15 años, en plena adolescencia. Recuerdo esa noche haber hablado con mi pastora, la hermana Blanca de Saucedo, y recuerdo sus sabias palabras diciéndome: “¡tranquilo! el Señor te mostrará más con el transcurso del tiempo. ¡Oremos!”.
Tres años después, una vez más el Señor, cuando nuestro querido pastor que termina de compartir la Palabra de Dios, dice: ¡vamos a orar, iglesia! y aquella visión fue realidad una vez más. Como si no hubiera pasado el tiempo, el Señor habló rápidamente y me dijo “no solo quiero que ores, quiero que te prepares. Aprende a Servirme. ¡Haz todo lo que te venga a la mano! ¡Algún día pisarás esas tierras! Aprende a servirme”.
Desde ese momento el llamado de Dios ardió en mi vida, introduciéndome a nuevas profundidades en mi comunión con Él, generando cambios permanentes dentro de mí y también, debo decirlo, me mantuvo con vida en los momentos más difíciles de mi vida cristiana.
“ELLOS VINIERON POR NOSOTROS”
Fue grande mi sorpresa en mi Juventud cuando comencé a entender lo que representaba Suecia en las misiones cristianas a lo largo del mundo. No solo en nuestro país, sino en toda Latinoamérica y en muchas otras regiones del mundo, que han recibido las buenas nuevas por medio de inquietos suecos embajadores de Cristo que, sembrando sus vidas completas, sirvieron a Dios y mostraron el amor de Cristo en cada rincón de la tierra.
Existen infinidad de historias que relatan de aquellos vasos de barro que, siendo obedientes al llamado, marcharon sin conocer el clima, ni la cultura, mucho menos el idioma y la hostilidad de la gente que habría de recibirlos. Desde el norte hasta el sur de nuestro bendito país hay cientos de historias atrapantes de cómo aquellos “nórdicos” se sembraron en estas tierras y cómo muchos de ellos prefirieron morir en estas tierras, lejos de su nación, y sembrarse en amor hasta el último segundo por amor a aquellos que depositaron su fe en Jesús y fueron impactados por sus vidas.
A comienzos del siglo XX Suecia ardió por el Espíritu Santo e, impregnados por un movimiento muy fuerte, muchos fueron comisionados a llevar a Cristo hasta lo último de las costas de todo el mundo. Muchos de los grandes movimientos protestantes en nuestro país, como las Asambleas de Dios, el Movimiento Cristiano y Misionero, la Unión de las Asambleas de Dios y otras grandes denominaciones del siglo XX, son resultado de aquellos misioneros que se sembraron en amor.
AHORA NOSOTROS VAMOS POR ELLOS
Aunque los años pasaron, seguimos aprendiendo a servir al Señor. Llegó el tiempo y apareció una joven hermosa y valiente que tomó el desafío de los sueños de Dios y, al hablar, decidimos unir nuestras vidas en servicio a Él, sin saber cómo ni cuándo sería el cumplimiento de aquel llamado. Dios trajo dos hermosos hijos que son nuestra alegría y parte de nuestro trabajo. Los cuales desde chicos supieron de los planes y desafíos de ir a Suecia.
En el 2018 tuve el privilegio de viajar a Suecia junto con una comitiva de la Agencia Misionera a la que pertenecemos (DNM) y fue muy fuerte y movilizante encontrarse con la actualidad de la Iglesia Sueca. Habiendo sido un fuego incontrolable, hoy apenas es un pequeño remanente que resiste fielmente al Señor y ora por un nuevo despertar.
Hoy Suecia es una sociedad que ha preferido olvidarse del Dios de sus padres y abuelos, ha vivido años con una Iglesia en decadencia y que se encuentra maniatada. Incluso, han pensado en quitar la cruz de su hermosa bandera para expresarle al mundo que ya no son una nación cristiana.
El secularismo y el confort económico, junto con las leyes contrarias a la Palabra de Dios, han generado grandes vacíos en el corazón de los suecos, y aunque podamos pensar que no existe gran necesidad en esta nación del primer mundo, con tantas cosas buenas de las que se hablan, indudablemente darle la espalda al Salvador no es gratis. La hermosa tierra de Suecia gime por su Señor y los gigantes del ateísmo y el secularismo gozan de buena salud.
Iglesias se cierran, debido a que toda la generación que caminó con Cristo, poco a poco, se despide de esta tierra. Sus hijos y nietos prefieren, en el mejor de los casos, mandar sus diezmos antes que congregar porque piensan que es “perder el tiempo de sus vidas en ese antiguo pasatiempo”.
Basado en un cambio del orden político y junto con un gobierno de izquierda desde la década de 1970, el país sancionó leyes como la del aborto (1974), pocos años después llegaría la ley del matrimonio igualitario, la ideología de género y otras leyes más que hoy son parte del secularismo reinante en aquella parte de toda la Europa nórdica.
Desde hace más de cincuenta años han establecido legalmente que las únicas relaciones válidas serían las reales basadas en el amor, por este motivo muchos hijos no tienen ningún tipo de compromiso con sus padres, y muchos de esos padres mueren lejos y solos en sus casas, sin que nadie reclame por sus cuerpos después de varios días y hasta meses de haber fallecido.
Y VOS PODÉS SER PARTE
Como Familia, junto con mi esposa Andrea y mis hijos Martina (14) y Esteban (9), nos embarcamos en el llamado de Dios. Pasaremos en muy pocos meses a establecernos en la Ciudad de Gotemburgo y ahí comenzaremos nuestro trabajo y misión en la tierra sueca.
Vamos dispuestos a mostrar el amor de Cristo, entendemos que nuestro trabajo consistirá en levantar una nueva generación para Cristo en esa nación que tanto Dios ama.Los planes de Dios por Suecia siguen intactos. No puede el hombre ni el enemigo de su alma cambiar los hermosos planes de Dios para una nación. Nos sumaremos a ese remanente del Señor que proclama las buenas nuevas de salvación. Su amor sigue suspirando: “Suecia, Suecia”.
«Vivir la obediencia a su Palabra nos trae la bendición de caminar con Él y vivir en intimidad, alcanzando a entender su buena voluntad en nuestras vidas»
Si querés ser parte de nuestro equipo, orá por nosotros, pero también podés escribirnos y aun también invertir de tu dinero, que es tu esfuerzo y entrega para sembrar a Cristo en las naciones. Todo nos sirve, nos ayuda y nos motiva a sentirnos abrazados y acompañados por la Iglesia del Señor. ¡Todo lo que siembres en buena tierra traerá fruto al 100 % en tu vida!
Familia Berroa-Giacomelli
Sergio y Andrea papás de Martina y Esteban. Llamados por misericordia de Dios a extender su Reino. Hemos trabajado como líderes juveniles en la iglesia El Tabernáculo de la Fe, de los pastores Ramón y Blanca Saucedo, y en el Juzgado de Familia de la Ciudad de Trelew dependiente del Poder Judicial de la Provincia del Chubut durante 20 años y próximamente viajamos a misionar en Suecia.