Una vez más, te traemos una nueva entrevista donde Sebastian Liendo charló con Claudio Coquet, Ministro Ordenado de las Asambleas de Dios en Gran Bretaña, donde conversaron sobre su tarea con el Evangelismo en más de 56 países y compartió su testimonio de cómo el Señor lo transformó, pasando de ser un vendedor de droga en Estados Unidos a formar parte del Consejo de Pastores de la Ciudad de Buenos Aires.
Testimonio de conversión
Sebastián: ¿Usted no conocía de Dios?
Claudio: No, yo me crié en Argentina y en el 76 me fuí a Estados Unidos. Viví allá 10 años, y en medio de mi estadía allá, estaba en Nueva York y ahí me relacioné con la mafia colombiana. Entré a consumir y vender cocaína a lo grande. Trabajaba en una tienda de ropa italiana para hombres, y ahí venían los colombianos. porque en las valijas no traían ropa interior, sino que traían droga.
Entonces, en aquellos tiempos, la droga pasaba por el puerto como si nada. Era muy fácil, porque no había controles, no era una realidad tan severa. Yo llevaba de a uno o dos kilos de cocaína de Nueva York a Los Ángeles, como si nada en la maleta.
Los muchachos venían y se metían con nosotros por una cuestión de afinidad del idioma, porque no hablaban inglés. Nos mandaban la limusina cuando cerrábamos la tienda, íbamos al hotel y ahí estaban todas las chicas, las botellas de champán y después de comer, salíamos de fiesta con los bolsillos llenos de droga.
Sebastián: ¿Le costó después dejar la adicción?
Claudio: Eso fue muy interesante porque yo en un momento empecé a fumar pasta base y eso es tremendamente adictivo, pasaba cinco días sin dormir, fumando. Yo la conseguía pura, cocinaba cinco gramos de droga y tenía cinco gramos de pasta base, me la traían pura de Colombia, una locura.
Sebastián: ¿Y le costó salir de eso?
Claudio: Cuando me agarró el FBI, entré a la cárcel completamente adicto. Años vendiendo y fumando coca con el cargo de traficante, hasta que le vendí una bolsa de droga a un agente del FBI y por eso caí. Pero automáticamente, al ser encarcelado, se me fue la adicción, hasta el punto que me cuestionaba a mi mismo que no era tan adictivo, porque yo de una hora para la otra no sentí ninguna cosa en mi cuerpo.
Ahí me enteré que la justicia americana estaba pidiendo 49 años de prisión para mí. Era una parte importante de la cadena de importación y distribución, así que le mandé una carta a mi mamá diciéndole que no me iba a ver por un tiempo.
Mi familia ya era creyente. Entonces, mi vieja me contesta la carta y me dice “si estas jugado ¿porque no le pedís un milagro al Señor?, lo único que te puede sacar de una situación así es un milagro”.
Y le dije “Señor, si me sacás de acá, yo te voy a servir” y llegó el día del juicio y el juez me dijo “Yo no sé por qué hago esto, pero en vez de 49 años, te voy a dar tres años de libertad condicional”.
Y yo pensaba “¿Cómo? Si esta es la justicia federal de Estados Unidos, no estamos en Colombia”, pero quedé libre. Volví a Argentina como deportado y llegando aquí me encontré con mi familia completamente cambiada. Digo “wow, ¿qué le pasa a esta gente? Se la pasan hablando de un libro viejo, de un espíritu” y me llamó la atención eso, así que empecé a investigar a ver qué le pasaba a la gente.
Todavía seguía viviendo en un limbo. Yo pensaba, “seguramente ese libro les hace algo”, así que pedí una Biblia y empecé a ir a algunas reuniones en la iglesia… y fue tremendo. Recuerdo una campaña de Carlos Annacondia en La Plata en el 84 y la manifestación del poder de Dios fue impresionante.
En un período de unas pocas semanas terminé convenciéndome y Carlos oró por mí. Mi hermano era el colaborador directo de él y tenía que hacerle firmar unos papeles. Yo estaba con mi hermano y él le pidió que ore por mí y Carlos lo hizo, diciendo “Señor, bendícelo y usalo” y esa oración me cambió la vida. El resto son 38 años de servicio a tiempo completo hasta el día de hoy.
Sebastián: ¿Cómo te nace irte a Inglaterra?
Claudio: A mí no me nace. He estado trabajando como traductor y en una de las conferencias, en el año 99, el Señor me habló proféticamente a través de uno de los oradores, sobre que en seis meses el Señor me llevaría a Inglaterra. Yo estaba abriendo Peniel Mar del Plata en ese entonces, estaba desempleado.
En el ínterin, me voy por un mes en un viaje exploratorio a Inglaterra y cuando estaba ahí, antes de volver, un pastor tuvo una visión en la que el Señor me llevaba de nuevo a Inglaterra, pero esta vez para quedarme con mi familia y hace 21 años que vivo ahí con ellos, así que se viene cumpliendo todo.
Evangelismo Urbano
Claudio Coquet forma parte del Consejo de Pastores de la Ciudad de Buenos Aires y es Ministro Ordenado de las Asambleas de Dios en Gran Bretaña, lleva adelante una campaña de evangelismo urbano, donde salen a predicar a las calles, y comentó que estuvo hace pocos días en la Patagonia argentina y en Uruguay: “cada año estamos haciendo un impacto de entrenamiento, el evangelismo urbano de poder, donde oramos por los enfermos, predicamos el Evangelio, y vemos señales de sanidad en la calle”.
“Estuvimos la semana pasada en Uruguay. Tenemos un equipo de 15 personas, por la mañana salimos a la calle a invitar a la gente a la campaña de la noche y oramos por ellos. Vamos puerta por puerta invitando porque hay muy poca gente en la calle. En un momento salió un hombre de casi 80 años con dificultades y una chica oró por el hombre y su problema de cataratas, que estuvo cuatro años padeciendolo, y recuperó la visión”, nos comentaba el pastor.
Además, explicó cuál es la función del Evangelismo Urbano: “Venimos a dar seminarios en el evangelismo urbano de poder. ¿Qué quiere decir esto?
Salir a la calle con el evangelio y esperar que el poder de Dios se manifieste de la manera que decida hacerlo, a través de liberación, de sanidad, de que la persona sea renovada, sea bendecida, sea salva”.
En Uruguay, hay una ciudad que se llama “Treinta y tres” donde Claudio explicó que “hay 100 creyentes en 10 iglesias, pero en la calle con nosotros se convirtieron 87 personas. Así que contando a esas personas, suponiendo que van a la iglesia y por las noches en la campaña, tuvimos casi 400 salvaciones, quintuplicando la población. Vayan o no vayan a la iglesia, hicieron la declaración de fe”.
Sebastián: ¿Cómo está la iglesia allá en Inglaterra?
Claudio: Está cambiando mucho. Hace seis años enviaron mucha gente allá, hicieron muchos congresos. En todos los congresos y conferencias, los predicadores eran todos los del norte de América, pero hoy día se ha revertido. Hay un movimiento autóctono muy interesante. La Iglesia está creciendo, se están presentando iglesias nuevas.
Sebastián: ¿Juventud también, no?
Claudio: Llega un momento en el proceso de madurez y el desencanto con lo que el mundo te ofrece, en el que decís “bueno, se acabó”.
Sebastián: Al joven le cuesta saber lo que quiere, pero uno por lo menos sabe lo que no quiere, si es un pedazo, porque también dice que la religión normalmente te enseña lo que Dios te prohíbe, la religión mata.
Claudio: Está pasando de lo lindo, pero también hay un segmento muy tradicional que está moribundo y que es inevitable, eso sucede siempre. Aquí también vemos que hay organizaciones o iglesias que están en franca decadencia, pero hay otras en las que está empezando a pasar algo. Lo que nosotros hacemos como ministerio es precisamente lo que damos como seminario de Evangelismo Urbano de poder: la Iglesia ya no hace más señales y milagros, simplemente porque no sale, porque la Escritura dice que estas señales seguirán al que cree, entonces si no hay señales ni milagros que persigan, no estás yendo a ningún lado.
Si te quedas ahí, te vas extinguiendo genealógicamente. Las generaciones se van a poner viejas y eventualmente se van a morir y no van a traer gente nueva, sangre fresca porque precisamente no va a ningún lado. No hay señales que les demuestre el poder del Evangelio. Las generaciones siguen y se terminan extinguiendo.
Sebastián: En nuestra congregación aprendimos a trabajar el consejo pastoral con gente de muchas edades, a propósito, para que los jóvenes como fuente de energía, honren a los grandes como fuente de sabiduría y esto generó una conexión fundamental, porque normalmente compiten, el anciano lo ve al joven como un apurado, un precoz que está todo el tiempo intentando, y el joven lo ve como un anticuado. Pero el hombre grande ya se golpeó la cabeza contra eso.
Claudio: Uno aprende a fuerza, precisamente por golpes o experiencia y el asunto está en el intercambio de eso, discípulos que hacen discípulos. Cuando interrumpimos la cadena, es como una cadena de frío, cuando interrumpiste se pudre. Interrumpir el proceso de discipulado pudre lo demás.
Sebastián: Y el fruto, cuando cae, si no es recogido, se pudre.
Claudio: Con el agua pasa lo mismo.
Sebastián: Por eso Jesús dice que el que cree en mí, de él fluirán ríos de agua viva. Que interesante. ¿Y todas las campañas ahora están bajo el marco?
Claudio: Es un ministerio evangelístico internacional, que tiene 36 años de antigüedad y que hemos estado en 56 países. Acabamos de debutar en Uruguay la semana pasada. Salimos a hacer lo que hacemos, damos los seminarios de entrenamiento, pero durante el día sacamos la iglesia a la calle y cuando la persona por lo general abre la puerta, muestra interés genuino en alguien.
Esto es para promover el evangelio de vida, de salvación y lo menos que puedo hacer es orar y la gran mayoría de los casos el Señor hace algo o le da una sensación de paz y eso abre la puerta para predicar el evangelio.
Nosotros creemos en la predicación del evangelio, pero cuando recordamos nuestro seminario de la iglesia en el mundo, siempre les predicó a las personas: “¿alguna vez ustedes los cristianos escucharon hablar del evangelio?” ¿Qué es el Evangelio? 1° Corintios 15:1-5: “Cristo, el Hijo de Dios, vino al mundo murió en la cruz para pagar nuestros pecados y todo aquel que cree que Dios lo envió, que aceptamos el sacrificio por nuestros pecados, no solo seremos salvos, sino que tendremos vida eterna” Eso es el Evangelio, y no es otra cosa. Son cinco versículos.
Cuando vamos por la iglesia, la gente siempre pasa lo mismo, pero el Evangelio que nosotros tenemos que predicar a la gente es eso.
Sebastián: ¿Cuánta gente viaja con el ministerio?
Claudio: En Gales fuimos 16, en Uruguay 15. Siempre viajamos un grupo numeroso porque la estrategia es que nuestro equipo salga con los hermanos de la Iglesia y que vean lo que hacemos. Nosotros no seríamos nada, compartimos lo que el Señor nos ha dado.