En el artículo de hoy tocaremos un tema del que considero es clave y muy necesario hablar, para que podamos tomar consciencia de la importancia de visibilizar y ayudar a tantas personas que, en silencio, padecen de alguna adicción y no logran, ni salir de esa situación, mucho menos, contárselo a alguien.
Como sabemos, una adicción es una enfermedad que compete tanto lo físico como lo psicoemocional y que crea una dependencia o necesidad hacia una sustancia, actividad o relación.
Las adicciones son un problema de salud, un problema que hace referencia a dos grandes esferas que son: la biopsicosocial y la espiritual, en donde hay una serie de características y de signos o síntomas que involucran varios factores, entre ellos están los factores biológicos, genéticos, psicológicos y sociales que si bien, predisponen a una persona hacia una conducta adictiva o de resiliencia, no son los únicos determinantes, por eso no solo es el consumo a lo que hay que observar, sino también a todo lo que está por detrás de ello.
Cuando los especialistas hacen referencia a la resiliencia en las adicciones, afirman la posibilidad, en determinados individuos, de recuperar esa capacidad de vivir sin algo externo que los estimule para enfrentar las diferentes circunstancias de la vida. Esto genera cierta fuerza interna y firmeza en el carácter, que hace que una persona pueda colocar un límite y decida para su bien, a pesar del contexto en el que vive.
Hay algo que es real, y es que las adicciones en sí, son una de las enfermedades que más alto porcentaje de recaídas tienen. Mientras el paciente este sin consumir puede hacer vida normal, probablemente con algún cambio de hábitos para potenciar aún más el entorno saludable, y deberá estar muy atento a determinadas situaciones de riesgo para evitar recaer.
Vivimos en un tiempo difícil, en donde muchas personas son adictas a múltiples sustancias, incluso muchas de ellas comenzaron siendo prescriptas por médicos pero hoy, terminan generando una dependencia que ya irrumpe en la cotidianeidad de la persona y de su entorno. Hay investigaciones que demostraron que las adicciones tienden a estar relacionadas con problemas basados en la soledad, el estrés, la ansiedad y depresión.
Si bien, nos encontramos con algunos que logran recurrir a terapia para hablar de lo que les pasa y utilizar el método terapéutico como alternativa, lo cual es fundamental, otros tantos lo atraviesan en silencio, sienten que no pueden hablar sobre lo que les pasa porque no encuentran un ambiente seguro en donde conversarlo por ser juzgados o puestos en evidencia.
En el artículo de hoy, me gustaría orientarte a que, si estas atravesando una adicción de cualquier tipo y aún no lo has contado, puedas encontrar un lugar seguro y logres abandonar ese mal habito que terminara dañando de forma masiva tu vida.
Desde la psicología, cuando hablamos de adicción, nos referimos a una negación en la comunicación. La A-representa el no y, dicción representa la palabra. La persona que se involucra en una a-dicción, por lo general no puede decir lo que realmente siente o le está sucediendo y usa la adicción como mecanismo para llenar ese espacio.
Los adictos suelen negar la gravedad de su adicción y el impacto negativo que tiene en su vida o en la de los demás. Por eso evitan la palabra, mienten sobre su condición, y creen que pueden controlarlo. Pero cuando la adicción se instala, en general, aparecen las mentiras como un mecanismo de comportamiento propio de su adicción en donde se prioriza el consumo sobre la integridad de sus relaciones personales.
No debemos olvidar que la adicción es una enfermedad que afecta al cerebro directamente y produce cambios en el comportamiento, por lo tanto interfiere en los mecanismos neuronales que gestionan la capacidad del juicio y toma de decisiones. Esto influye de una forma importante en la capacidad de los adictos para ser honestos.
Cada año mueren millones de personas en el mundo a causa del consumo de sustancias, mueren sin esperanza, mueren de dolor sus familiares por sentir que no han podido ayudar lo suficiente o sentirse responsables por el desenlace.
La Biblia es el manual perfecto que nos insta a vivir como Dios diseño para cada uno, y así, estar preparados para enfrentar el dolor y atravesar, por medio de la fe, las situaciones más difíciles, incluso las que creemos imposibles.
En Filipenses 4:13 “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” dice todo, característico, cuando nos aferramos a Él, y no a nuestras fuerzas, es cuando realmente alcanzamos lo que deseamos.
Cuando trasmitimos la importancia de comprender la fe como necesidad primordial y le sumamos el rodearse de las personas adecuadas, es cuando el adicto se siente seguro para expresar sus emociones y pensamientos, y así, por consecuencia, notara cambios en su comportamiento. Por eso, considero clave el poder enseñar a las generaciones que siguen a ser asertivos en lo que sienten y piensan para que logren expresarlo de forma certera.
Para finalizar, quiero dejarte tres pasos para que puedas comenzar el proceso: en primer lugar, identifica que tienes un problema y que se te fue del control que creías que tenías. Ya es momento de visualizar tu situación como “grave” y poder reconocer que necesitas ayuda. En segundo lugar, mira a tu alrededor y encuentra una persona que valga la pena hacerla parte de tu vida, para que te acompañe en el proceso que acabas de iniciar. Y en tercer lugar, utiliza la fe como único carril que te llevara a el resultado que deseas.