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Una iglesia protagonista en los barrios

Es momento de ponernos en movimiento y abordar las necesidades de la gente.

En los tiempos tan especiales que estamos atravesando como sociedad, la iglesia tiene mandato y asignación de parte del Señor Jesús. Debería cumplir un rol de gran importancia y relevancia en la zona de influencia donde está asentada y establecida. La misión que Él nos encomendó es llevar el mensaje de esperanza y salvación a los que están perdidos.

En esta etapa, luego de un año de aislamiento, con muchas dificultades que afectaron a la salud física y emocional, creemos más que nunca que como Iglesia deberíamos dejar ya el encierro para transformarnos en movimiento y abordar las necesidades humanas que afectan el alma, el espíritu y el cuerpo. El Señor, a través del Espíritu Santo, nos equipó y capacitó para esto.

El ministerio Más Vida Quilmes trabaja en los barrios hace más de seis años.

Como fundación tomamos el desafío de acercarnos, de una manera más comprometida, estableciéndonos en las diferentes comunidades, barrios más vulnerables y necesitados. Al involucrarnos con la gente, tristemente vimos que los índices que tienen que ver con la violencia, el abuso intrafamiliar, el consumo de drogas, la violencia de género, casos de suicidio, aborto, las afecciones psicológicas, las depresiones, las neurosis y los ataques de pánico han crecido en forma significativa.

Urgencia de influir como Iglesia en los barrios y en las comunidades

La discusión y el debate a esta hora no debería ser el tamaño del salero, sino que realmente como sal de la Tierra podamos afectar el lugar donde estamos.

Si no estamos en contacto con la gente no tenemos ninguna función, no podemos ser luz en la luz, ni sal en la sal.

El Señor nos dio una visión, nos dio la unción y también nos da los recursos:

El Espíritu del Señor omnipotente está sobre mí, por cuanto me ha ungido para anunciar buenas nuevas a los pobres. Me ha enviado a sanar los corazones heridos, a proclamar liberación a los cautivos y libertad a los prisioneros” (Isaías 61:1).

Llevamos más de seis años que, como fundación Más Vida Quilmes, con un gran grupo de colaboradores y voluntarios, venimos trabajando intensamente sin pausa. Nuestra sede es un lugar de entrenamiento y elaboración de estrategias, teniendo como objetivo primordial el evangelismo urbano. Nos acercamos con recursos, con asistencia médica y asistencia legal sobre temas relacionados, principalmente, con violencia de género y abuso.

Ayudamos a muchas personas que están en situación de calle, ofrecemos servicio de duchas, ropero y peluquería social. También promovemos la educación y brindamos talleres tanto de costura como de peluquería para que puedan tener un oficio. Retomamos la finalización del secundario y apoyo escolar para la nivelación e inclusión de los niños dentro del sistema educativo.

A partir de la empatía, del amor y de la compasión se comenzaron a construir espacios de contención y de ayuda determinados y ajustados a la realidad particular de cada comunidad.

No solo dentro, sino fuera de nuestro centro de asistencia social llevamos a cabo diversos proyectos de gran envergadura, ya que la pandemia no fue un problema para nosotros sino un recurso que nos llevó a mostrar a nuestra sociedad la esencia misma del Evangelio, que es el amor en acción.

Distribuimos toneladas de mercadería, viandas y productos esenciales para la vida diaria de los ciudadanos olvidados de Quilmes, en diferentes oportunidades. Además, nos unimos a un proyecto de construcción de viviendas para honrar a los ancianos que ya están atravesando su última etapa y sin las necesidades básicas satisfechas, para poder ofrecerles una vejez más digna.

Realmente luego de este trabajo intenso, hemos encontrado gratamente que nuestros barrios y poblados de los alrededores de la base Más Vida Quilmes tienen una mirada positiva de esta nueva forma de hacer y de edificar la Iglesia. Una Iglesia empática e inclusiva, donde los recursos no se invierten en estructuras, sino que se transforman en semilla que se invierte para servir a la gente.

La Iglesia es la institución más importante de nuestra amada sociedad, porque es la única que puede reconstruir hombres y mujeres nuevos. Tiene la unción para cambiar el sentido de la eternidad de las personas.

En nuestra experiencia, no se pueden elaborar o construir planes y estrategias eficientes si no bajamos y si no nos metemos dentro de los pueblos, los barrios y las comunidades, para mirar, escuchar y sentir como lo hacía Jesús en carne propia.

Debemos percibir la necesidad y la realidad que azota a las familias, a los jóvenes y a los niños. Como el buen samaritano, quien cambió su agenda y vació su billetera para ayudar al hombre moribundo.

Me enamora ver en Jesús la mirada compasiva que precede a los actos de misericordia y de amor. Siempre hubo una mirada y un sentir: “Al ver a las multitudes, tuvo compasión de ellas, porque estaban agobiadas y desamparadas, como ovejas sin pastor” (Mateo 9:36).

El amor comienza con mirar, Jesús nos miró…, y nos amó. Para Él la verdadera religión es amar a Dios y amar a las personas.

Cuando nos paramos de frente a la gente, nos detenemos a mirar, damos la posibilidad a nuestro corazón que abra las puertas a la compasión.

Carly Annacondia
Carly Annacondia
Empresario. Desde su juventud, está abocado a trabajar en el negocio familiar. Hace más de cinco años que se dedican a la ayuda social junto a su familia. Actualmente es director del Centro de Asistencia Social Más Vida Quilmes, junto con su esposa Analía Capaldo y sus dos hijas, Juliana y Catalina Annacondia.

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