La semana pasada, un tribunal de Indonesia condenó a un musulmán a tres meses de cárcel por interrumpir un servicio de adoración cristiano.
El tribunal ordenó la pena para un musulmán por interrumpir un momento de adoración a Jesús. Las mismas fuentes informantes confirmaron que en la isla de Sumatra, el tribunal del distrito de Tanjung Karang, Indonesia, dictó el martes 15 de agosto la sentencia a Wawan Kurniawan de 41 años, jefe del barrio RT 012, aldea de Rajabasa Jaya, provincia de Lampung, por perturbar el culto de la Iglesia Cristiana del Tabernáculo de David.
La sentencia fue anunciada por el presidente de la cámara de jueces, Samsumar Hidayat, durante una audiencia en el Tribunal de Distrito de Tanjung Karang, concluyendo una condena de tres meses, un mes menos de lo que los fiscales habían solicitado.
El juez Hidayat comentó: «Lo que hace que la sentencia sea más leve es que hubo una reunión de mediación entre el acusado y la congregación».
Por otra parte, la camara de jueces le confirmaron al acusado Kurniawan que era culpable de violar el artículo 335 del Código Penal de Indonesia, ya que detener un servicio religioso estaba más allá de su autoridad como jefe del vecindario.
La policía detuvo a Kurniawan el pasado 22 de marzo bajo la ley de blasfemia de Indonesia, su esposa y su abogado solicitaron una suspensión de la detención.
Satya dijo: «La aplicación de la ley a veces depende de quién está involucrado en el caso. Por ejemplo, el Ministerio de Asuntos Religiosos de Indonesia ha emitido directrices sobre el volumen del sistema de sonido en las mezquitas con el objetivo de mejorar la paz, el orden y la armonía entre la gente, pero no todas las partes prestan atención al llamamiento. Sin castigo, los problemas seguirán”.
“Muchas mezquitas se han construido cerca de edificios de iglesias y sus fuertes sistemas de sonido interfieren con el culto de la iglesia”, expresó Satya.
Por su parte, el pastor Lukas Sutrisno dijo que el prejuicio en la aplicación de la ley fue ejemplificado por el caso de 2016, cuando una mujer budista se quejó del volumen del llamado musulmán a la oración, y sus objeciones desencadenaron que fuera sentenciada a 18 meses de prisión, “La ley sólo se aplica a las minorías”, señaló el pastor Sutrisno.
La ley aplicada en su caso fue el Capítulo 156a del Código Penal de Indonesia, que establece: “Cualquier persona que deliberada y públicamente exprese sentimientos o cometa un acto que sea esencialmente hostil, abuse o profane una religión a la que se adhiere en Indonesia, será amenazado con pena de prisión por un máximo de 5 años”.
La mujer budista, Meiliana, residía entonces en Tanjung Balai. El 22 de julio de 2016 se quejó del volumen del llamado a la oración de la mezquita Al Maksun, al dueño de una tienda cerca de su casa.
Luego, el círculo de la mezquita y algunos miembros de su personal visitaron la casa de Meliana, lo que dio lugar a un acalorado debate. Más tarde, los asistentes de la mezquita llevaron a Meliana al jefe de la aldea local, quien la llevó a la policía para un intento de mediación. En medio del proceso de mediación hubo disturbios, y la casa de Meliana y los templos budistas alrededor fueron destruidos. La policía detuvo a un total de 20 personas.
Meiliana fue acusada de blasfemia en marzo de 2017. Ocho personas locales implicadas en la destrucción del monasterio también fueron arrestadas y condenadas a entre uno y tres meses de prisión.
Meliana fue condenada a 18 meses y quedó en libertad condicional el 21 de mayo de 2019, después de cumplir nueve meses de su condena, luego de que sus defensores en Indonesia y en el extranjero protestaran. Dos grandes organizaciones musulmanas habían publicado una petición que reunió más de 30.000 firmas pidiendo al presidente que liberara a Meiliana.
Indonesia ocupó el puesto 33 en la Lista de Vigilancia Mundial 2023 de la organización de apoyo cristiano. Según un informe de Puertas Abiertas, es uno de los 50 países donde es más difícil ser cristiano.
«Si se considera que una iglesia está predicando y difundiendo el evangelio, pronto se topa con la oposición de grupos extremistas islámicos, especialmente en las zonas rurales», señala el informe. «En algunas regiones de Indonesia, las iglesias no tradicionales luchan por obtener permiso para construir iglesias, y las autoridades a menudo ignoran su papeleo».