El 90% de quienes padecen esta situación son mujeres, por ese motivo es necesario aprender, interiorizarnos y conocer de qué se trata.
Según el Centro de Estudios sobre Nutrición Infantil (CESNI), la prevalencia de niños y adolescentes argentinos que padecen de sobrepeso u obesidad es de dos millones y medio. Según esta misma fuente, entre los niños argentinos en edad escolar el 12% es obeso y el 30% tiene sobrepeso.
Según datos del centro especializado en la prevención, investigación y tratamiento de bulimia, anorexia y sobrepeso (BACE), en la Argentina entre el 12% y el 15% de los adolescentes padecen de anorexia o bulimia nerviosa, y de estos afectados el 90% son mujeres y el 10% varones. Actualmente, la cantidad de varones con estos trastornos ha ido en aumentando. Según estos datos, los trastornos de la conducta de alimentación van en aumento, y el grupo etario más afectado es el de los adolescentes.
Los TCA son desórdenes psicológicos, cuya causa puede ser genética, psicológica o emocional.
Los trastornos de la conducta alimentaria más comunes
La anorexia nerviosa, se caracteriza por la reducción de calorías, evitar comer, y una fuerte distorsión de la propia imagen corporal. La bulimia nerviosa también es uno de los TCA más frecuentes, y se caracteriza por atracones, y por querer «compensar» la ingesta con vómitos autoprovocados, uso indiscriminado de laxantes o diuréticos. También hay otros desórdenes alimentarios como atracón, síndrome del comedor nocturno, ortorexia y vigorexia. Que también pueden ocurrir en mujeres y hombres.
Vos y yo, como mujeres, podemos colaborar para que la salud integral de muchos sea mejor, por eso quiero contarte que para ayudar a personas que atraviesan esta enfermedad es importante que podamos informarnos de qué se trata, comprendiendo que quienes la padecen no son culpables ni buscaron esta situación.
Conductas de riesgo
Una manera de colaborar es prestando atención si se observan conductas que denotan el riesgo de estar padeciendo esta algún trastorno de la conducta alimentaria, estas son algunas: no quieren comer, hablan de dietas continuamente, cuentan calorías, se sienten incómodos con su cuerpo, evitan mostrarse, evitan reuniones sociales donde haya que comer.
Quienes padecen esta enfermedad suelen tener personalidades muy autoexigentes, tener pensamientos suicidas y a veces se provocan autolesiones. También algunos hacen ejercicio de forma obsesiva, sintiendo culpa si no se mueven para gastar calorías. Usan ropa muy holgada y evitan momentos donde haya que mostrar su cuerpo.
¿Y qué podemos hacer desde nuestro lugar, como mujeres, hijas de Dios, para prevenir estas situaciones en nuestros adolescentes?
Una característica de quienes sufren TCA es no verse como verdaderamente son. Por eso es importante trabajar su identidad en Cristo, que sepan reconocer su belleza interna y externa y ayudarlos a sacar a luz sus dones y talentos, sus fortalezas.
La Biblia tiene mensajes sobre nuestra identidad, como el poderoso recordatorio de ser hijos amados que encontramos en Juan 1: 12-13 “Pero a todos los que le recibieron les dio el derecho de llegar a ser hijos de Dios, es decir, a los que creen en su nombre, que no nacieron de sangre, ni de la voluntad de la carne, ni de la voluntad del hombre, sino de Dios”.
Somos hijos e hijas, nuestra identidad viene del Padre y no de los parámetros o normas de la cultura actual.
Otra forma de ayudar es a través de este concepto maravilloso, «¿No se dan cuenta de que su cuerpo es el templo del Espíritu Santo, quien vive en ustedes y les fue dado por Dios? Ustedes no se pertenecen a sí mismos», 1 Corintios 6:19.
Podemos ministrar y enseñar ya sea como padres, tutores, líderes, o amigos sobre la importancia del cuidado del cuerpo de forma sana y consciente. Los TCA tienen consecuencias muy graves en la salud, ya que pueden ocasionar incluso la muerte en muchos casos.
Y por último, dentro de todo lo que podemos hacer, es impartir este precioso mensaje: 2 Corintios 5:17 «De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron, ahora han sido hechas nuevas». Somos nueva creación cuando estamos en Cristo, el pasado deja de condenarnos porque en Él tenemos siempre otra oportunidad de vivir en plenitud.