Independientemente del rubro al que te dediques, para desarrollarte de manera exitosa se necesitan ciertas cualidades, características y conocimientos que muy probablemente vayas a ir incorporando con el tiempo y la experiencia.
Sin embargo, una de ellas es una cualidad muy deseada en el ámbito empresarial. Es de las que llaman habilidades blandas, y es algo con lo que todos contamos y por lo general no nos damos cuenta. ¡Te lo comparto en unas breves palabras!
Fue una tarde muy calurosa en Córdoba cuando decidimos con unas familias amigas ir de vacaciones a uno de esos campings donde hay canchas de fútbol, vóley y diversas actividades para hacer y compartir todos juntos. Por las tardes íbamos a una pileta olímpica que había en aquel lugar, de 50 metros de largo, tenía un trampolín de unos 3 metros de alto aproximadamente, desde donde niños de todas las edades pasaban las tardes completas saltando al agua.
Un poco entre chistes y haciendo bromas, nació el desafío de ver quién de los adultos que estábamos allí se animaba a saltar de dicho trampolín. Así que sin pensarlo demasiado e impulsado por la curiosidad, me acerqué, subí, y al estar allí arriba pude darme cuenta inmediatamente de dos cosas.
La primera de ellas es que cuando uno está allí arriba no ve los 3 metros de profundidad de la pileta, sino que ve esos tres metros de profundidad, más los tres metros de altura del trampolín, más la altura de uno mismo, por lo que parecen ser entre 7 u 8 metros de altura. El equivalente a saltar de un segundo piso de un edificio. La perspectiva cambia totalmente.
Lo segundo es que noté que sufro de vértigo. Y en medio de esa situación, los niños que venían detrás como para tirarse, se me acercaban y me preguntaban “¿piensa tirarse o no?”. Mientras esto ocurría, mis propios amigos, arengaban desde abajo diciendo “¡que se tire, que se tire!”, cosa que yo no deseaba hacer, dadas las circunstancias de vértigo y demás.
Un niño, notando lo que sucedía, se me acerca y me pregunta “¿usted es gallina, que no se tira?”. “No se diga más!” Salté, viví la experiencia aceptando el desafío, y con ella recibí una hermosa lección.
En el mundo de los negocios muchas veces suceden cosas similares. Guiados por una motivación, encaramos proyectos, subimos escaleras, aceptamos desafíos, somos curiosos e intentamos hacer lo que podemos, hasta que nos encontramos en situaciones donde tomamos una perspectiva real y más precisa del lugar o proyecto en el que nos embarcamos.
“Lidiamos con nuestros miedos, inseguridades y limitaciones para salir adelante de manera exitosa, sin darnos cuenta de que la situación es la que nos condiciona”.
Para no caer en esto y vivir condicionados por las situaciones es necesario conocer y desarrollar esa característica o cualidad que trasciende cualquier contexto y con la que todos contamos; se llama liderazgo. Todos somos líderes. Todos tenemos capacidad de influenciar y de ser influenciados, en mayor o menor medida. Simplemente el hecho de estar vivo te da la capacidad de influenciar el contexto en el cual estás. Entender esto es clave para tomar una perspectiva real y más precisa de lo que hacemos, y las decisiones que tomamos.
Hoy en día el conocimiento se ha democratizado, la tecnología se ha abaratado, y lo que realmente marca una diferencia y resalta en las personas es la capacidad de liderazgo con la que cuente. Esto es altamente valorado hoy en día por el mercado laboral.
Claves para mejorar nuestro nivel y calidad de liderazgo
Una de ellas es tener una visión clara de lo que queremos lograr, de nuestro objetivo. Es una herramienta clave de liderazgo para inspirar a aquellos que están alrededor nuestro. Y otra de ellas es la humildad. No hay nada más inspirador que tener como referente alguien que te ayuda a crecer sin imponer distancia denotando superioridad. Sino que por el contrario su humildad resalta antes que su experiencia y conocimiento, alimentando un espíritu colaborativo y de empoderamiento con su contexto.
Es maravilloso poder crecer bajo la guía de Jesús como líderes.
Estas y muchas otras características y principios de liderazgo los tuvo y los tiene Jesucristo. Él inspiró a un “equipo de trabajo” al punto tal que dio su vida con una visión clara del futuro, empoderando y delegando responsabilidad en ellos, para que llevaran a cabo una misión.
Me gustaría dejarte este desafío: que lo busques y lo tomes como referente y modelo de liderazgo. Que descubras la infinidad de cualidades y la inmensurable sabiduría que solo Él tiene y que lo convierte en el mejor líder que el mundo haya conocido. No existe ni existirá rubro, situación, ni contexto, el cual Él desconozca, y para el cual Él sepa mejor que nadie cómo llevarlo adelante de manera exitosa.
Buena semana. ¡Bendiciones!
El autor:
Eduardo Petrecca. Director de Abastecimiento y Distribución para Argentina, Uruguay y Paraguay en Claro