Cuando inicia un nuevo año, por lo general nos proponemos mejorar en áreas de nuestra vida que nos interesan para el crecimiento.

Para muchas personas el cuidado de la salud física forma parte de esa lista que parece tan extensa como desafiante. La realidad es que, a esta altura, seguramente ese impulso de principios de año no esté tan fuerte como en los primeros días, pero ese no es motivo para sentir que se ha fracasado.

Una buena planificación nos ayudará a saber qué hacer y cómo hacerlo, para eso preparamos algunos tips que pueden ser útiles y te los compartimos en este artículo. ¡Toma papel y lápiz para ir armando el programa a tu medida!

Identifica la motivación:

Blanquear este aspecto nos ayudará a adecuar las metas y expectativas correctas.  

  • Aspecto de salud o “el médico me dijo”. Se da por lo general cuando uno se siente “pesado” y presenta alteraciones en los factores lipídicos como triglicéridos y  colesterol  por sobre los parámetros normales. En este caso, la actividad física se da por indicación médica o iniciativa propia; la recomendación es empezar por caminar, y si tienes problemas articulares en los pies, quizás andar en bicicleta ayude.
  • Aspecto social. Un grupo de amigos que te invita para jugar un partido de fútbol una vez a la semana, o la amiga que te invita a caminar son agentes de motivación a los que uno adhiere con alegría y expectativa de pasarla bien. En estas situaciones que se dan esporádicamente y exigen un esfuerzo mayor de lo normal habría que considerar el acondicionamiento previo y posterior a la actividad física (elongación, elevación de la frecuencia cardiaca, etc.), pero también habría que advertir qué influencias tanto positivas como negativas pueden llegar a darse en este contexto. Positivo sería que uno pueda realizar la actividad en los niveles de placer, sin tanto estrés físico o emocional. Negativo puede ser caer en comparaciones, buscando ser como otros y no la mejor versión de uno mismo. Tener este tipo de “crítica” nos desenfoca de lo que realmente puede ser para salud y una mejor calidad de vida.
  • Aspecto emocional (para sentirme mejor). La imagen que uno tiene de sí mismo es muy fuerte. El verse al espejo y amarse u odiarse es muy determinante. No está mal ser realista y querer estar bien cada día y sobre ello tomar la decisión de cambiar lo que sea necesario. Ante esta situación, lo bueno sería que pienses en aquella actividad física que te ayude a moverte. En los tips más adelante podrás tener algunas ideas para ayudarte. Lo que me gustaría que diferenciemos son aquellos aspectos emocionales que pueden influirte positivamente de los negativos. 

Positivo sería reconocer tu situación, tal cual estás, pero animarte y querer sentirte y verte mejor con una actitud agradecida, alegre y generosa. Por lo contrario, hay que tener cuidado de aquellos aspectos emocionales que te llevan a un estado de inacción, depresión y autodestrucción. La recomendación es que si se requiere reducir calorías es preferible comer saludable y en la cantidad necesaria, en lugar de privarse de alimentos.

  • Aspecto competitivo. En este caso deberíamos diferenciar entre la competición amateur y la profesional. En ambos casos, recomiendo que sigas un plan dado por un profesional y en coherencia al deporte o disciplina que realices. Ten en cuenta los tiempos de esfuerzo tanto como el descanso, la alimentación y sueño. 

Estas son solo algunas recomendaciones que pueden servir de base para armar un plan de actividad física y alimentación saludable, en la próxima entrega detallaremos cómo planificar teniendo en cuenta las posibilidades particulares, no te lo pierdas.