Un día me llama una hermana por teléfono y me pregunta si había algún sueño en mi corazón y yo sí dije: “¡Sí! Tener un comedor para niños”, y ella se comprometió a orar.
He aprendido a vencer a mis enemigos más internos, a conocer más el corazón del Padre y camino cada día abrazando cada sueño que tiene para mí y mi familia....