Estamos conectadas con las posibilidades que nos llevan a interactuar con el entorno, con los estados emocionales, recuerdos, pensamientos, sueños, proyectos, personas, lugares, palabras y momentos.
Dejá un poco de lado las limitaciones que a tu edad te molestan, empezá a soñar como los niños. Animate a ser ese hijo que descansa en los brazos de Dios