Dos jóvenes, James Campbell-Wynter y su amigo Angus, decidieron repartir Biblias y evangelizar en el centro de Londres, logrando llegar a miles de personas.
En una prisión abarrotada los 166 reclusos estaban intranquilos y muy desesperados por su futuro. En este lugar, cada uno enfrentaba la perspectiva de la ejecución.