Una concepción errónea de la prosperidad llevó a algunos a un extremo muy peligroso, donde se enfatizó más al receptor, como el centro de todo beneficio, que al Dador mismo de toda buena dádiva.
Creemos en un Dios que está dispuesto a bendecirnos y abrirnos puertas que nadie puede abrir porque es un Dios que ama a sus hijos y quiere darnos en abundancia.
El cultivo de la vid y la elaboración del vino son de las técnicas más antiguas de la humanidad. Basta recordar que una de las primeras acciones que tomó Noé, al bajar del Arca, fue plantar una viña y, luego, embriagarse.
Cuando una persona acepta la salvación y el señorío de Cristo, su Reino y su naturaleza divina se extiende a todas las áreas. De este modo las personas reciben abundancia de paz, de perdón, de gozo, de libertad, abundancia de misericordia, de justicia y de bien.