Soy Dionicio Viana, colombiano, casado con una uruguaya, Gabriela Moraes, y tengo dos hijos, Alanna y Liam. Estoy vinculado a Jucum desde el 2002 cuando hice mi EDE y Dios puso en mi corazón la consejería como una pasión.

No sabía bien lo que era, pero sabía que había una en Chile. Conocí un pastor quien me invitó a tomar la escuela, pero al llegar a mi iglesia, el que era mi pastor en ese tiempo no apoyaba mucho las misiones, así que me animó a quedarme y abrir un ministerio; por obediencia y honra me quedé, pero las cosas no salieron muy bien en mi intento.

Descubrí algunas cosas que no me hicieron bien y empecé a justificar mi pecado, poco a poco comencé a volver atrás, yo venía de un trasfondo de drogas, alcohol, delincuencia e inmoralidad, hasta que un día me encontré con un amigo del pasado al que le pedí drogas, pero me confrontó: “Dionicio cómo me pides esto tú, que ya saliste?, yo quiero salir y no puedo, ¿y tú que ya estás fuera quieres volver atrás?”.

“Creo que Dios usa a quien quiere para atraerte nuevamente a Él”.

Dionicio Viana, misionero de Jucum Viña del Mar

Esta situación generó un miedo de mí mismo, ya que pensé que volvería atrás con todo y no quería eso para mi vida, ya tenía amigos presos y otros muertos, sabía que no podía volver atrás. Una noche en mi habitación, desesperado, encendí un cigarro supuestamente para calmarme, en ese momento mi hermana y su novio, que eran líderes de la iglesia me descubrieron.

Ella llorando me pide que no me destruya nuevamente, sabía muy bien lo que era mi vida sin Dios, así que conmovido me arrodillé y puse una canción de alabanza “Por un momento en tu presencia”, le pedí ayuda a Dios en que si es cierto lo que dice esta canción “…que un momento en su presencia puede cambiar una vida”, entonces ayúdame a cambiar la mía porque no quiero ser el mismo.

En ese momento llegó a mi mente el pastor de Chile y le escribí un mensaje pidiéndole ayuda e increíblemente me respondió enseguida, me dijo “aunque las puertas del ministerio se cierren para ti, las puertas de mi casa estarán abiertas”, luego Dios hizo muchos milagros, me regalaron los pasajes y en 2005 llegué a Chile a vivir un proceso de restauración a través de la escuela de consejería.

Fue tan increíble este tiempo que me dije a mí mismo “yo debo llevar este mensaje a muchos para ser sanados”, y aquí nace una pasión por el ministerio de consejería y Dios nos trae a Viña del Mar en el 2012 para abrir una comunidad misionera con un fuerte enfoque en la restauración. Desde entonces desarrollamos diferentes escuelas enfocadas en la ministración de consejería e identidad, hemos invertido en centenares de personas con situaciones de identidad.

«Recién llegados a Viña del Mar mi esposa quedó embarazada y perdió a nuestro bebé, era la tercera vez que perdíamos a un hijo sirviendo a Dios en el ministerio».

Dionicio Viana, misionero de Jucum Viña del Mar

Esto fue un golpe muy duro ya que sentía que obedecía a Dios y él no me daba familia, esto trajo un conflicto en mi corazón de un falso concepto de lo yo consideraba justicia, donde me preguntaba “¿si servimos a Dios y somos personas buenas, por qué no nos da hijos?”. Mi esposa me confrontó diciéndome: “Dios es bueno, no por lo que nos da, sino por lo que ya nos dio que fue Jesucristo en La Cruz”, esta frase marcó mi vida, y decidimos renunciar a tener familia.

Luego de esto mi esposa quedó embarazada y nació Alanna Isabella. Había un gozo tan inexplicable porque Dios había respondido el clamor de nuestros corazones, ella llegó trayendo mucha sanidad y esperanza. Luego de un tiempo mi esposa vuelve a quedar embarazada.

Recuerdo que estábamos saliendo para Brasil, y una semana antes del viaje mi esposa tenía la ecografía de la semana n°8, cuando entramos a la eco, vimos que algo no estaba bien, el saco estaba irregular y no había latidos, nuevamente el médico nos da el diagnóstico de que nuestro bebé estaba muerto, salimos destrozados de ese lugar, ya era la cuarta vez, pero al llegar a casa le pregunté a mi esposa si debíamos ir a Brasil o no, pues sabía que el bebé estaba muerto y en unos días ella lo expulsaría, yo no quería que viviéramos eso en Brasil.

Me dijo “oremos”, y recibimos una palabra que decía “yo los preservaré”, entendimos que Él nos cuidaría en cualquier lugar, entonces decidimos ir a Brasil porque sabíamos que Él nos iba a cuidar. Luego de esa decisión fuimos a dormir y tuve un sueño, donde aparecía un hombre vestido de blanco, yo no veía su rostro, solo las vestiduras blancas, me habló y me dijo “está vivo, es un varón, y se llamará Caleb porque es un hombre de fe”.

Desperté a mi esposa muy emocionado y le decía “está vivo, es un varón, se llamará Caleb porque es un hombre de fe”, ella sin entender mucho me dijo, “¿ay, pero Caleb?, yo le dije “esa es la identidad que Dios le ha dado a nuestro hijo, en alguna parte tiene que llevar Caleb, y así llega nuestro hijo Liam Caleb, para ser otra bendición y renovar nuestras fuerzas para seguir sirviendo a Dios.

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Dionicio Viana y Gabriela Moraes son misioneros de Jucum sirviendo a Dios en Viña del Mar, Chile, desde 2012, donde llevan adelante un ministerio enfocado en la restauración.

JUCUM
Juventud Con Una Misión es una comunidad misionera de cristianos provenientes de diferentes trasfondos, culturas y tradiciones cristianas, dedicados a servir a Jesús alrededor del mundo. Servimos principalmente de tres maneras: a través del entrenamiento, la proclamación del Evangelio y al preocuparnos por aquellos en necesidad. Actualmente trabajamos en más de 1,200 lugares en alrededor de 180 países.