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SEXUALIDAD: Un enfoque integral desde perspectivas diversas

La sexualidad, tema central y apasionante, se manifiesta desde distintas perspectivas que van más allá de lo biológico. La antropología nos revela que es un fenómeno complejo, moldeado por la evolución cultural y social a lo largo de la historia humana.

Desde la biología, observamos que la sexualidad encuentra sus raíces en la diferenciación entre sexos y la capacidad reproductiva. Sin embargo, su esencia va más allá, integrando dimensiones psicológicas como emociones, relaciones interpersonales y orientación sexual.

Los principios bíblicos, presentes en el Antiguo y Nuevo Testamento, ofrecen una guía para una sexualidad alineada con sus diversas funciones: placer, intimidad, conexión y reproducción. Desde Génesis, el diseño y propósito de la sexualidad se establece como parte integral de la creación, con el matrimonio como base para la intimidad sexual (Génesis 2:24). El Nuevo Testamento refuerza este diseño original, destacando la importancia del matrimonio como reflejo de la relación entre Cristo y la Iglesia (Mateo 19:4-6).

La pureza y la fidelidad, principios destacados en las escrituras, prohíben el adulterio (Éxodo 20:14) y exhortan a vivir en pureza y abstenerse de la inmoralidad sexual (1 Tesalonicenses 4:3-5).

El respeto mutuo en las relaciones, incluyendo las sexuales, se fundamenta en principios como «amarás a tu prójimo como a ti mismo» (Levítico 19:18) y la enseñanza de Jesús sobre tratar a los demás como quisiéramos ser tratados (Mateo 22:39).

Honrar el cuerpo como templo del Espíritu Santo (1 Corintios 6:19) encuentra coherencia con principios del Antiguo Testamento, que enfatizan el cuidado del cuerpo. Las enseñanzas de Pablo en el Nuevo Testamento refuerzan este principio, subrayando la importancia de evitar la inmoralidad sexual (1 Corintios 6:18-20).

La sexualidad, es más que un impulso biológico y un deseo sensible. Si se maneja conscientemente, puede llevar a la armonía interna y la capacidad de donarse mutuamente entre hombres y mujeres.

Afecta todo en una persona: cuerpo, mente y espíritu. Define quiénes somos, cómo nos relacionamos y cómo nos ubicamos en la sociedad, especialmente en la entrega a otro en relaciones íntimas y familiares.

En este contexto, la sexualidad no solo busca placer, sino que prioriza la búsqueda y mantenimiento del amor. Esto implica estar dispuesto a hacer sacrificios por el bien común, en lugar de solo pensar en el bien personal. La sexualidad se vive como algo regulado por la razón y la voluntad, capacidades exclusivas de los seres humanos, que nos permiten alcanzar la felicidad, una experiencia única.

Cuando vivimos la sexualidad de esta manera, se convierte en una expresión de amor duradero. Este amor se nutre de la bondad de dos personas y tiene raíces espirituales, elevando la sexualidad más allá de lo físico y convirtiéndola en un medio para expresar nuestra esencia humana en la búsqueda de la felicidad y el amor duradero.

En resumen, la sexualidad, vista desde diversas perspectivas como la antropológica, psicológica y bíblica, es compleja y va más allá de lo meramente biológico. La antropología nos dice que se moldea por la cultura y sociedad a lo largo de la historia. Desde la perspectiva psicológica, la sexualidad se define como una dimensión integral de la experiencia humana, que abarca aspectos emocionales, cognitivos y relacionales, conectados con la identidad, el deseo, las relaciones interpersonales y la expresión de la intimidad. Desde la biología, sabemos que se origina en la diferenciación de sexos y la capacidad de reproducirse, pero también involucra emociones y relaciones. La Biblia guía la sexualidad hacia diversas funciones como placer, intimidad y reproducción. Principios como la fidelidad y el respeto mutuo son esenciales. La sexualidad, conscientemente manejada, afecta cuerpo, mente y espíritu, definiendo nuestra identidad y relaciones. Más que buscar placer, prioriza el amor y la felicidad, implicando sacrificios por el bien común. Vivida así, se convierte en una expresión de amor duradero, nutriéndose de la bondad y teniendo raíces espirituales, trascendiendo lo físico y expresando nuestra esencia humana en la búsqueda de la felicidad y el amor duradero.

Judith Martinez
Judith Martinez
Psicóloga Clínica con formación en Evaluación Psicológica, Educación Sexual con Valores, trabajé con familias y liderazgos, ofreciendo orientación en la crianza desde la clínica privada, talleres en escuelas y comunidades de fe. Como psicóloga institucional trabajó en Centros Residenciales, supervisando equipos técnicos de niños bajo medidas de protección excepcional.

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