A veces no nos damos cuenta de lo importante que somos para nuestros hijos.
Damos por sentado que ellos son importantes para nosotros, y aunque eso es verdad, es necesario ser intencionales y demostrarles, mediante acciones o palabras de afirmación, lo que significan para nosotros. Es clave en su desarrollo recibir del padre los conceptos que crearán una identidad firme y de la madre, el amor que ayudará a afirmar su autoestima.
Cada padre y madre cumple un rol fundamental en sus vidas en desarrollo. Debemos ser constantes con nuestros hijos. No alcanza con llegar del trabajo y ser intencionales solo por 10 minutos, y continuar con nuestra rutina. Hoy debemos ir más allá del sistema y comprometernos a brindarles tiempo de calidad, a discipular a nuestros hijos, como sus primeros maestros en la vida.
No hay nada más lindo que saber que mi hijo puede ser mejor que yo, pero para que lo logre debo ser yo quien lo estimule todos los días.
Para ellos somos sus maestros, sus súper héroes, no los podemos defraudar, no les podemos fallar. El cariño y el respeto que reciban de parte nuestra va a ser el ingrediente secreto en su crecimiento como personas. Y cuando les toque enfrentar al mundo a ellos mismos, tendrán la seguridad en su identidad y autoestima de hacerlo lo mejor que puedan.
Debemos pensar, planear y hacer.
- Pensar: en ellos y tomarnos el tiempo de considerarlos como personas en desarrollo. Preguntarles de vez en cuando ¿qué necesitan? ¿cómo se están sintiendo?
No tratar de leer sus mentes: simplemente hablar con ellos. Hacerles preguntas. Darles su tiempo para responder. Ser neutros. Sus respuestas no siempre nos van a gustar, por eso es necesario que al sentarnos a charlar, tengamos la mente fría, el corazón tranquilo, porque quizás nos expresen sentimientos o nos cuenten situaciones en las que vamos a tener ganas de opinar, pero nuestros hijos, y casi cualquier persona, a veces simplemente necesitan ser escuchados. - Planear: esto requiere que lo pongas en tu agenda. Si no planeas un tiempo con tus hijos, alguien más lo hará. Un pariente, otra persona, la televisión, las redes sociales. Sé vos el primer alimento en su diario vivir. Sé un padre presente e interesado por ellos, planeando momentos en los que, ¿por qué no?, simplemente te sientes a verlos jugar o incluso jugar con ellos, tirado en el piso, sentado en su mini sillita, o creyendo que una muñeca habla y da órdenes a los demás juguetes.
- Hazlo: los planes no significan nada sin ejecución. Las buenas intenciones no significan nada sin acción. Pongamos en acción estos planes de amor. Eso es Intencionalidad. Quizás ahora mismo estás pensando que sería hermoso poder tener una charla profunda con tus hijos, pero provocar esas charlas o esos espacios de confianza llevan esfuerzo y tiempo. Quizás la primera vez que lo intentes no de los resultados que pensaste, pero sí será un primer paso hacia el corazón de tu hijo.
- Debemos trabajar en equipo.
Ningún padre o madre debería realizar esta tarea solo. Y estoy hablando en el caso en que ambos padres convivan o no en la misma casa. Debemos ponernos de acuerdo para que nuestros hijos tengan la crianza más sana y segura posible. Todas nuestras diferencias con nuestra pareja deberíamos dejarlas a un lado cuando se trate de nuestros hijos.
Ni todo lo puede hacer mamá, ni todo lo puede hacer papá. Ambos podemos y debemos ponernos de acuerdo en que ellos crezcan en un espacio seguro y saludable, y que ambos padres podamos ser parte de su cotidianeidad. No se trata de quien hace más, sino de hacerlo en equipo.
Criemos a nuestros hijos hoy, para mañana no sufrir las consecuencias. Obviamente que no hay crianzas perfectas, pero si hay padres que lo intentan con todo su corazón siendo intencionales y dándoles el mejor hogar que puedan darle.
Siempre contando con la ayuda del Padre que es sobre todos los padres y madres de la tierra, nuestro buen Dios, de quien podemos aprender a ser mejores cada día, por nuestros hijos y por todos los que vendrán detrás de ellos.