Uno de los aspectos más reconocidos de la vida del Mesías era su oficio, el de carpintero. Al igual que José, Jesús se dedicó una buena parte de su vida a elaborar objetos de madera.
Es común observar la imagen de Jesús, sobre todo cuando lo representan en la cruz, como una persona flaca, delgada, con poca musculatura y sufrida en extremo.
Probablemente, no haya sido así su anatomía; su trabajo con la madera le debió permitir haber tenido la fuerza para cargar la cruz, soportar grandes sufrimientos y tener la fortaleza necesaria para aguantar ayunos, largas caminatas y, sobre todo, entender cómo relacionarse con la gente.
El oficio de otra era: no había nada industrial, todo era artesanal
Parece irrelevante, pero hay que aclararlo: antes no se hacían cosas en masa. Es decir, cada objeto se elaboraba de forma única. Ninguna cosa era idéntica a la otra, aunque hayan sido elaboradas en el mismo momento y por la misma persona. Hay que recordar que, antes de las fábricas, todo se elaboraba de forma artesanal.
Es el oficio de carpintero, junto con el de alfarero, uno de los más importantes, debido a que el vidrio y el metal eran casi inexistentes o demasiados caros. Casi todos los utensilios de uso cotidiano, desde elementos para comer -como platos o cuencos- o muebles, eran elaborados por carpinteros.
Dicha esta aclaración, pasemos a ver cómo esta labor.
Las herramientas que permitían transformar troncos en objetos
“Y aconteció que mientras uno derribaba un árbol, se le cayó el hacha en el agua; y gritó diciendo: ¡Ah, señor mío!, ¡era prestada!”, 2 Reyes 6:5
Este versículo revela un hecho muy importante: que el hierro con el que se hacían las herramientas era muy caro. Por eso, era muy común que fuesen elementos prestados, no propios de cada carpintero.
La Tierra Santa tiene la particularidad y, a la vez, la dificultad, de que es una zona generalmente árida, por lo que la obtención de madera era escasa. Además, no siempre era de excelente calidad.
Por eso, tal cual narra 1 Reyes 6, el rey Salomón pide cedros del Líbano al rey Hiram.
Según Fred Wight, en su libro Usos y costumbres de las Tierras Bíblicas el carpintero tenía cuatro herramientas principales:
- Regla
- Almagre
- Cepillo
- Compás
“El carpintero tiende la regla, lo señala con almagre, lo labra con los cepillos, le da figura con el compás, lo hace en forma de varón, a semejanza de hombre hermoso, para tenerlo en casa”. Isaías 44:13
“¿Almagre? ¿Qué es eso?”, seguro que fue lo primero que te preguntaste.
Primero, lo primero. La regla, lógicamente, era para medir. Las medidas de longitud y de peso, no son las mismas que las actuales. No existía el metro, ni el centímetro.
El cepillo servía para retirar las virutas y el aserrín del proceso de tratamiento de la madera. El compás, tal cual lo usamos en la escuela, para realizar curvas y circunferencias.
El almagre era un producto mineral, que dibujaba un trazo rojizo. Era el marcador que utilizaban tanto los carpinteros como los alfareros. El lápiz no existía, y habrá que esperar mucho tiempo más para que aparezca.
Como podés ver en las escrituras de Reyes y de Isaías, el oficio sirvió tanto para el bien como para el mal: estos fueron unos de los principales constructores del templo, como así también fueron los que empezaron a construir ídolos, que terminaron corrompiendo al pueblo israelí.
No quiero dejar de destacar que, generalmente, los carpinteros trabajaban sentados, casi al ras del suelo, no en mesas o en la altura, como, por ejemplo, los alfareros.
Un mundo sin vidrio, poco metal y nada plástico
En ese mundo, quizás ideal para conservar mejor el planeta, todo era de cerámica o de madera. Como dice Wight, los artículos elaborados por aquellos artesanos incluían desde cerraduras, llaves de puertas de casas, muebles -mesas, sillas, repisas-, puertas.
Las cortinas, que cuelgan hoy de nuestras ventanas, eran una rareza. Por lo que también debían fabricar celosías, para frenar el polvo y la luz exterior. Sin olvidar que el artesona del techo también es de madera. En algunas viviendas que no podían comprar estas cosas, lo hacían los mismos habitantes de la casa.
La agricultura no estaba exenta del uso de la madera, debido a que el yugo -trozo de madera que unía a los bueyes para que empujen el arado- también era de madera, al igual que el arado, donde sólo la reja que hacía el surco era de metal.
Dando esta breve descripción, podemos notar cómo Jesús sabía lo que era trabajar y esforzarse, aun antes de empezar su ministerio. Gracias a su oficio, pudo cargar Él mismo la cruz hasta el Calvario.
Espero que esta breve reseña nos ayude a sacarnos la imagen de un debilucho colgado en una cruz. Estoy más que seguro de que, gracias a lo que aprendió, era una persona fuerte, física y espiritualmente.