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¿Quién es Jesús?

Cuando hablamos de Jesús, a veces pensamos en la típica pintura de un hombre, de tez blanca, cabello largo, barba abundante y una cara agradable.

También solemos asociarlo con una persona “buena”, que es todo amor y paz. Otros piensan en Jesús como alguien ficticio, que no existió. Hay muchas versiones, pero ninguna responde verdaderamente a la pregunta de “¿Quién es Jesús?” 

Si buscas en internet “¿Quién es Jesús?”, encontrarás una respuesta universal que dice: “según el cristianismo, Jesús de Nazaret es el Cristo (el Mesías), el Hijo de Dios hecho hombre”. Pero ahora te invito a que borres toda esa información, y dejes tu mente en blanco para recibir una nueva visión. Si bien, la definición citada anteriormente es correcta, Jesús no es solo eso. Cuando investigamos su historia en la Biblia, veremos la vida de un hombre completamente normal, pero que en su interior tenía un propósito más grande.

Al momento de hablar de este hombre, relacionamos su vida a su condición “divina”, separando ésta de su condición “humana”. Su historia en la tierra tiene un inicio poco favorable. Lucas 2 narra el nacimiento de Jesús, y este nos brinda algunos datos interesantes.

El versículo 7, en la versión Nueva Traducción Viviente dice: “María dio a luz a su primer hijo varón. Lo envolvió en un pesebre, porque no había alojamiento disponible para ellos”. El nacimiento de este niño fue en una situación de pobreza y escasez; en un lugar que seguramente estaba sucio y cubierto de polvo. Pero la desgracia no termina ahí, al pasar unos días de su nacimiento, aconteció una matanza de niños cerca del lugar en el que él estaba con su familia.

Al pasar los años y llegar a su adultez, nos encontramos con un hombre que, según las Escrituras, se estipula que tenía treinta años. Alguien que trabajaba en la carpintería, en un pueblo chico que, según algunos, no tenía nada bueno. Hasta que un día, este sujeto decide renunciar a su vida normal, para embarcarse en un ministerio; predicando un mensaje nuevo para los oídos de aquellos que lo rodeaban.

Por este nuevo mensaje, que invitaba a todos a una nueva vida fuera del régimen religioso, la respuesta hacia Jesús fueron burlas, insultos y hasta el rechazo de sus hermanos, quienes no creían en Él. Recibió piedrazos, humillación, escupidas, persecución, hasta llegar al punto máximo, que fue su muerte.

En los evangelios nos muestran muchas de estas situaciones; más hoy te citaré algunos: “—¡Nazaret! —exclamó Natanael—. ¿Acaso puede salir algo bueno de Nazaret? —Ven y compruébalo tú mismo—le respondió Felipe” (Lucas 1:46, NTV). “Y se burlaban: «No es más que el hijo del carpintero, y conocemos a María, su madre, y a sus hermanos: Santiago, José, Simón y Judas” (Mateo 13:55 NTV). Su exterior conocía su naturaleza humana, pero no su naturaleza divina; es decir que en realidad no lo conocían. La naturaleza humana de Jesús nunca limitó su naturaleza celestial.

La Biblia dice que Jesús sufrió todo lo que nosotros sufrimos, porque Él era un hombre común, lleno de una vida sobrenatural. Y esta vida se expresó a pesar de lo que, en términos naturales, Él era.

Para quienes fueron amigos de Jesús, fue todo lo que te mencioné, pero era tanta la belleza que encontraban en Él que los ojos de sus cercanos trascendieron esa realidad. Jesús fue un carpintero, un niño pobre, un adolescente travieso. Lo odiaron, insultaron, humillaron, difamaron; incluso lo persiguieron, hasta matarlo. Pero Él también fue amado, adorado y cercano a los suyos. Para algunos fue su gran amigo, su padre, su hermano.

Jesús fue la razón de vivir para muchos que renunciaron a su vieja vida para abrazar la nueva vida que Jesús tenía. Y aún hoy, Él sigue siendo todo eso y más para quienes nos acercamos a su corazón.

El pastor y autor Bernardo Stamateas, en uno de sus libros titulado “La Preciosidad de Cristo” expresó: “No veo la diferencia con ningún hombre. Camina, come y habla como todos nosotros. No le veo ninguna diferencia. Sí, es totalmente igual a nosotros y, a la vez, totalmente distinto. Ambas cosas. Lo miro y lo veo igual; pero, al estar con Él, hay algo inexplicable: vida divina fluye de Él. Es perfectamente hermoso. Cada palabra. Cada acción. Cada mirada, todo es de un hombre perfecto. Veo que no tiene pecado, nada, nunca lo tuvo. Veo la hermosura de Su perfecta humanidad. Esto llamaba la atención de muchos que, sorprendidos, comentaban: ‘¿No es el hijo del carpintero? ¿De dónde sabe estas cosas? ¿Cómo habla con tanta autoridad?’. Le veían algo distinto: la gloria de Su perfecta humanidad mientras que otros veían la realidad. En verdad, vieron la gloria divina expresada de Su humanidad”.

Más allá de cualquier definición o etiqueta que se le pueda poner, Jesús puede ser lo que sea que necesites. Quien es Él no se asocia a una definición o idea, sino a una experiencia personal que vos y yo podemos tener con Él. Si necesitas un padre, un amigo, consuelo, descanso, paz, recursos, confianza; o lo que sea, Él puede y quiere serlo. Sólo acércate a su corazón y conoce la gloria divina que te está esperando para revelarse de manera personal, y así, llegar a ser todo en tu vida.

Porque ese es Jesús, Él es la vida para quienes un día lo vimos y nos enamoramos. Él es quien le da sentido a toda nuestra vida, porque Él mismo es la vida.

Jesús renunció a su vida perfecta para tocar temporalmente nuestra realidad humana y así, por Su cruz, acercarnos a la vida sobrenatural que abunda en Él. ¿Quieres saber quién es? Acércate y conócelo cara a cara. Su sangre nos abrió la puerta y ahora podemos conocerlo a Él personalmente y sin intermediarios. 

Marian Garcia
Marian Garcia
Creo contenido en redes sociales para ayudar a las personas a vivir su vida con Jesús. Trabajo con adolescentes en el ministerio Presencia de Dios. Escribo y Diseño para llevar el amor de Dios a quien lo necesite.

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