Esta decisión que es histórica y contundente permite salvaguardar el medio ambiente y la biodiversidad marítima de los daños enormes que provocaría la salmonicultura.
Tierra del Fuego fue la provincia protagonista del acontecimiento que puso a la Argentina en los ojos del mundo. Su legislatura aprobó el pasado miércoles 30 de junio el proyecto de ley que prohíbe la salmonicultura, dejando el precedente de que es la primera vez que un país se impone mediante su legislación a esta actividad, que amenaza no solamente al ambiente sino a la salud y la economía de la provincia.
Esta ley, promovida por el legislador Pablo Villegas, posicionó al país como pionero en tomar una decisión de tal magnitud en cuanto al cuidado del ambiente. Tal como Villegas comentaba: “La sanción de esta ley es una clara y contundente definición institucional que destaca la importancia que tiene para los fueguinos la protección y conservación de nuestros recursos naturales, del patrimonio genético de nuestros seres vivos y de su ambiente para un desarrollo económico sostenible”.
El tema se venía analizando desde el año 2018 en medio de rispideces entre empresas, ONG ambientalistas y Estado. Con miradas desde lo económico enfrentadas a las medioambientales, el debate llegó a una conclusión que tuvo en cuenta los diferentes factores.
Ese año, Argentina firmó un acuerdo con los reyes de Noruega para desarrollar la salmonicultura en el Canal de Beagle. Si bien no se avanzó con el proyecto, Organizaciones No Gubernamentales (ONG), de la mano de científicos del Conicet y entidades académicas como la Universidad Nacional de Tierra del Fuego (Untdf), comenzaron a insistir con la sanción de una ley que prohibiera la actividad en la provincia. A ellos se sumaron celebridades del mundo culinario como Narda Lepes, Francis Mallmann, Mauro Colagreco, Germán Martitegui, Fernando Trocca y el fueguino Lino Adillón.
Narda Lepes, quien sacó al salmón de sus recetas y también lucha contra esta industria, comentaba: “Tenemos el diario del lunes, teniendo un lugar tan valioso para nosotros, ¿se lo vamos a dar a una industria que está en decadencia en el mundo?No, tenemos la posibilidad del pescado argentino, de nuestro mar, de pesca sustentable y de defender la industria pesquera nacional”.
Por su parte, el ministro de Ambiente Juan Cabandié, escribió en su cuenta de Twitter que le “llena de orgullo” que Tierra del Fuego haya sido “líder en el mundo” en tomar la decisión de prohibir la cría de salmones, debido a que es una “práctica nociva con el ambiente”. Por el contrario, Daniel Schteingart, investigador del Ministerio de Desarrollo Productivo, manifestaba: “No creo que esté bueno festejar una prohibición a una actividad productiva, me parece bien discutir cómo regular, escalas, zonificaciones, pruebas piloto, modos de producción. Mucho menos cuando la pobreza subió 16 puntos en 3 años, la economía se achicó y nos cuesta muchísimo desarrollar actividades productivas nuevas”.
Lo cierto es que la salmonicultura es la siembra y cosecha intensiva de salmónidos bajo condiciones controladas y para fines comerciales. En este tipo de producción, que trata con una especie exótica, es decir, no propia de la región, se engorda los salmones en “jaulas flotantes” ubicadas normalmente en bahías y fiordos a lo largo de las costas y, tal como informan desde la web “noalasalmonicultura.com”: “provoca el agotamiento de los suelos marinos por los químicos vertidos al mar, salmones muertos y heces, lo que obliga a mover las jaulas dejando zonas muertas de difícil regeneración”.
Finalmente, algo que preocupaba es que llevar adelante esta industria significaba afectar negativamente la principal actividad económica de la región, el turismo: “La salmonicultura hubiese representado una amenaza para la economía de la provincia ya que en Ushuaia la mitad de las familias dependen del turismo, una actividad que no podría convivir con el impacto ambiental de la industria. En pocas palabras, esta ley es un ejemplo del cuidado de un modelo económico y productivo sostenible, que respeta tradiciones culturales y prácticas artesanales que generan puestos de trabajo genuinos”, manifestó David López Katz, residente de Tierra del Fuego y miembro del equipo de Sin Azul No Hay Verde de la Fundación Rewilding Argentina