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Posturas espiritules en nuestra generación

 

¿Alguna vez has oído alguna de estas frases?

_”Ponete derecha”

_ “Endereza la espalda”

Muchas veces en mi infancia mi mamá me instó a caminar derecha, erguida.

Esta tendencia que tenemos los seres humanos de tomar ciertas posturas poco saludables para nuestro organismo es cada vez más común en estos tiempos. Cuanto antes podamos modificarlas podremos vivir con menos dolores corporales y mejorar la calidad de vida. 

A veces, en nuestra estructura de pensamiento, también adquirimos ciertas posturas que con el tiempo se arraigan en nosotros causando dolor, rigidez, y nos inhabilitan para crecer y avanzar sanamente en la vida espiritual.  Las malas posturas producen dolores. 

Los dolores posturales del cuerpo pueden irse con alguna medicación. Pero esa solución es sólo pasajera.Si queremos una solución a largo plazo es necesario que nuestro cuerpo inicie un proceso de rehabilitación. 

Muchas veces las posturas interiores se convierten en tendencias. Las tendencias se pueden arraigar en nosotros por imitar ciertas conductas que nos agradan. Pero esas posturas sin un fundamento real y profundo suelen convertirse en actos religiosos, vacíos y carentes de verdad.

«Hoy vivimos en un tiempo en el cual las convicciones están relativizadas. La mayoría prefiere una vida de apariencias que una vida en verdad».

Laura Letto

Si queremos salir de este circuito de malas posturas, de tendencias que nos limitan, necesitamos una rehabilitación sistemática, para que todo hábito saludable se incorpore en nuestra manera de ser y pensar.Para ello tenemos dos herramientas fundamentales. 

La convicción y el entendimiento de la verdad. ¿Cómo funcionan?

CONVICCIÓN 

Las convicciones son los conceptos que determinan nuestras decisiones, y nuestra calidad de vida en general. 

Isaías 56:  “Así dice el Señor:«Observen el derecho y practiquen la justicia,

porque mi salvación está por llegar;  mi justicia va a manifestarse

Dichoso el que así actúa, y se mantiene firme en sus convicciones”.

Hoy más que nunca en medio de un mundo relativizado, necesitamos ser afirmadas en nuestras convicciones. De a poco el mundo nos las va apagando con dudas y relatividades. Hay una duda que lleva al conocimiento y esa es correcta. Pero hay una duda que lleva a perder convicciones eternas. 

Por eso el Señor les dijo al pueblo: “ustedes perecieron, no por dejar de hacer los rituales y la liturgia con sus sacrificios y holocaustos. No perecieron porque dejaron de hacer algo, sino porque les faltó conocimiento, entendimiento en lo que hacían. No entendieron nada del por qué de esos sacrificios y holocaustos. Hacían  todo por rutina y culpa pero no por convicción y entendimiento. 

 1 Tesalonicenses 1:5: “porque nuestro evangelio les llegó no solo con palabras, sino también con poder, es decir, con el Espíritu Santo y con profunda convicción. Como bien saben, estuvimos entre ustedes buscando su bien”.

Aquí dice que el evangelio les había llegado con poder pero también con convicción.

El evangelio que portamos y creemos debe ser primero nacido del espíritu en cada persona y luego permanecer por medio de la convicción. Entender esto es llegar a la madurez espiritual. Entender por el Espíritu que el Evangelio que portamos tiene poder cuando es nacido del Espíritu y creído por convicción. 

“ Quiero que sepan qué gran lucha sostengo por el bien de ustedes y de los que están en Laodicea, y de tantos que no me conocen personalmente. Quiero que lo sepan para que cobren ánimo, permanezcan unidos por amor, y tengan toda la riqueza que proviene de la convicción y del entendimiento. Así conocerán el misterio de Dios, es decir, a Cristo, en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento”. Colosenses 2: 1-3  (NVI)

El niño espiritual no tiene convicción. Pero los maduros en la fe van teniendo convicciones y debemos permanecer en ellas. 

Hay varios tipos de convicciones.

1- Aquellas que nos estancan y limitan nuestro horizonte. Pensamientos rígidos que no nos permiten avanzar en la vida.

2. La convicción según Dios no es rígida. Es aquella que nace de un redargüir interno que genera en nosotros salvación y Libertad. 

VERDAD

La segunda herramienta para una efectiva rehabilitación de nuestras posturas torcidas es la verdad.

El error más común que tenemos aquellos que profesamos alguna convicción es creer que tenemos la verdad.

Creer que somos portadores de una verdad nos hace más inflexibles y estructurados en nuestro diario vivir.  

Jesús dijo “yo soy la verdad…y esta les hará libres.” Nunca dijo “yo tengo la verdad”

Santiago 1:16 dice: “Mis queridos hermanos, no se engañen. Toda buena dádiva y todo don perfecto descienden de lo alto, donde está el Padre que creó las lumbreras celestes, y que no cambia como los astros ni se mueve como las sombras. Por su propia voluntad nos hizo nacer mediante la palabra de verdad, para que fuéramos como los primeros y mejores frutos de su creación.”

En ningún momento se habla de tener la verdad. En el Evangelio no tenemos la verdad…SOMOS VERDAD.

«LA VERDAD NO SE TIENE, SE NACE. LA VERDAD SE PRACTICA Y SE MANIFIESTA EN GRACIA Y EN JUSTICIA».

Laura Letto, pastora.

¿Anhelamos ser personas con un cuerpo sano y equilibrado? ¿Libres de posturas en nuestra mente que nos limitan e inmovilizan?

Aprender la diferencia entre creer tener la verdad y ser expresión real de ella es el principio para que nuestras vidas sean un fiel reflejo de Aquel que nos creó.

La verdad de Dios en nosotras se reflejará simplemente como expresión de una naturaleza. 
Nacer a la verdad y mantenernos en esa convicción nos deja posicionadas en el lugar preciso para caminar saludablemente en la tierra.

Laura Leto de Ballistreri
Laura Leto de Ballistreri
Lic. en Trabajo Social. Música y compositora. Trabaja junto a su esposo el Pr. Juan Ballistreri en la Fundación Manantial de vida en la ciudad de Cordoba. Aportando a la edificación de la Iglesia en diferentes lugares.

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